La Cátedra Pedro García Cabrera, vinculada a al Universidad de La Laguna, ha protagonizado hoy 14 de noviembre un debate acerca del modelo de universidad y su visión de futuro. Celebrado en la Facultad de Derecho, en la primera parte de la mañana diversos expertos se cuestionaron si la autonomía de la que goza la universidad española ha servido para crear una mejor universidad, o si por el contrario solo ha propiciado que se perpetúen viejos hábitos e inercias. La mayoría concluyó que no ha sido suficientemente explotada, es decir, la universidad española no se ha atrevido a dar el salto y a coger las riendas de su propio destino, hoy en día fracturado en sistemas universitarios bien distintos, dijeron, en el que cada comunidad autónoma marca una pauta distinta.
El debate estuvo moderado por José Regidor, ex rector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, y en él participaron expertos de distintas universidades del país. El primero en intervenir fue Ginés Salido, ex rector de la Universidad de Extremadura, para sostener que las universidades hacen poco uso de su autonomía y apenas toman decisiones relevantes acerca del diseño de sus objetivos estratégicos a largo plazo.
Salido añadió que tenemos 17 sistemas universitarios dentro de un mismo país y que además todos ellos son indeterminados. En su opinión, cualquier organización que no tiene un objetivo compartido no funciona. Con todo, afirmó que no se puede permitir que haya gente razonablemente bien pagada y que no genere conocimiento.
Otro punto de vista lo ofreció la profesora de Economía Aplicada de la Universidad Carlos III de Madrid Aurelia Modrego, para quien incluso en muchas ocasiones se hace un mal uso de la autonomía universitaria. Conocedora de la realidad de los consejos sociales, arguyó que esos órganos de gobierno, que supuestamente controlan el quehacer de la universidad, no sirven para nada, “ni tan siquiera para influir en los presupuestos”, dijo, ni tampoco para atraer una nueva visión de lo que debe ser la universidad. “La universidad es clientelar y los consejos sociales no tienen capacidad ni autoridad”. La experta afirmó que la universidad necesita planificación a medio y largo plazo, algo que no existe en ninguna, dijo. “Somos cortoplacistas”.
Mª José Alonso, catedrática de Farmacia y Tecnología Farmacéutica de la Universidad de Santiago de Compostela, afirmó en la misma línea que la autonomía va a asociada a la responsabilidad. “Las universidades hemos fusilado estatutariamente esa responsabilidad”. La experta señaló ser más partidaria de una autonomía plena, con todas sus consecuencias, pero ejercida responsablemente.
Modelo poco definido
El catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia de la Universidad Carlos III de Madrid, Fernando Broncano, apuntó que en estos momentos la universidad española está falta de un modelo claro. “Nos dedicamos a copiar a las mejores, que son dos o tres, de tal forma que el resto hacemos todas lo mismo”. También afirmó que se le pide a la universidad que funcione de forma competitiva en medio de un sistema híper regulado. “Ni podemos competir libremente ni estamos en una universidad protegida. Esta indeterminación del modelo nos está desquiciando”.
Broncano dijo sentirse desolado al ver a una generación muy cualificada que está trabajando en las universidades españolas como profesorado asociado por 500 euros al mes. “Los hemos estropeado y ya no son recuperables”, porque con 50 años seguirán pidiendo becas en lugar de ocupar cátedras, explicó. Este profesor también cree que cada comunidad autónoma opera por sí misma, incluso poniendo a competir a sus propias universidades entre sí, en vez de crear un sistema cooperativo.
La autonomía universitaria, según Daniel Alonso, catedrático de Física Aplicada de la Universidad de La Laguna, debería servir para fortalecer la toma de decisiones, de forma transparente y alineada con los objetivos estratégicos de la institución. Alonso se cuestionó si esa autonomía ha permitido una mejor gobernanza, una mayor coordinación interna y una mayor eficiencia del sistema. De hecho, puso en duda la capacidad transformadora de la propia universidad, ya que la sociedad de hoy no es la que se pensó hace veinte años atrás.
Alicia Yllera, catedrática de Filología Francesa de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, adujo que la endogamia y la desigualdad en la promoción del profesorado de unas universidades a otras siguen siendo consustanciales a la propia universidad. También opinó que España se ha excedido en su afán por incorporarse al modelo educativo europeo, con una “Bolonia castiza” que ha burocratizado aún más todo el sistema.