La organización social es la única manera de presionar a los poderes públicos en la lucha contra la corrupción. Fue la frase más repetida por los juristas y docentes que participaron en el docu fórum “Corrupción: claves para el futuro”, que se celebró ayer, jueves 28 de abril, en el Paraninfo de la Universidad de La Laguna, organizado por el Vicerrectorado de Relaciones con la Sociedad de la ULL, dentro del ciclo “ULL Debates”.
Unas 250 personas, entre alumnado, profesorado y ciudadanos, acudieron como público a esta convocatoria, animados por la presencia de expertos, como la fiscal delegada de la Fiscalía Anticorrupción de Tenerife, María Farnés Martínez-Frigola; José Ulises Hernández Plasencia, profesor titular de Derecho Penal en la ULL y Federico Aguilera Klink, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de La Laguna, moderados por la periodista Saray Encinoso.
Tras la bienvenida del vicerrector de Relaciones con la Sociedad, Francisco García, se proyectó el documental “Corrupción. Organismo nocivo”, cuyos directores, Albert Sanfeliú y Teresa Soler, abrieron el debate posterior.
Sanfeliú fue categórico: “la corrupción se controla con una sociedad organizada”, pues considera que “las leyes no siempre son garantes de transparencia”. Para reforzar sus afirmaciones, acudió a paradigmas como Europa “donde muchos de sus países tienen leyes más laxas, sin embargo existen menos niveles de corrupción que en nuestro país”. A su juicio “no sólo se trata de revisar nuestro código penal, sino de ética, de educar en valores y de pedagogía”.
Ulises Hernández, aunque coincidió con este punto de vista, matizó que “la legislación no puede dejar a la ciudadanía indefensa” y pese a que afirmó que la ley penal no tiene lagunas punitivas, abogó por una reforma del código penal para que sea más contundente con algunos delitos “ya que el camino no está allanado para quien denuncia estas prácticas”. A su juicio. “no se puede permitir que ésta sea una lucha individual, ya que se da la paradoja de que los políticos son los delincuentes y al tiempo son los protagonistas para resolver esta situación, pues son más peones de sus partidos que trabajadores de los ciudadanos”.
En la misma línea se manifestó la fiscal María Farnés, para quien “no podemos pedirle a la ciudadanía que presione y denuncie si luego no se le puede proteger”. Denunció así la escasez de recursos en el ámbito judicial, pues desde que se produce una denuncia hasta que se llega a una sentencia pueden transcurrir hasta diez años, “periodo de tiempo en el que no sólo el denunciante está a merced de quien ha denunciado, sino que si hay sentencia condenatoria y ésta es de inhabilitación, ya no es aplicable porque el sujeto ya no ejerce cargo público”,Es por esto que denunció la impunidad en la que se encuentra la sociedad.
Desde su punto de vista, es necesario más medios especializados en anticorrupción en Canarias, como así ya han implantado otras comunidades autónomas. Exigió la creación de juzgados especializados y policía, entre otros medios, y apuntó a la necesidad de que el código penal incluya la prevaricación “porque es la base de la corrupción”.
Federico Aguilera Klink apoyó la tesis de la fiscal y sostuvo que “cuando una administración pública aprueba la ejecución de una obra que se demuestra que no es necesaria, incurre en prevaricación. Y si además ese proyecto incluye sobrecostes, supone una doble prevaricación”, situación que denunció se produce en todos los niveles de la administración.
Aguilera Klink se mostró rotundo contra el sistema actual al afirmar que hay muchos tipos de corrupción como “denominar crisis a lo que ha sido el saqueo de las arcas públicas”.
Por último, María Farnés se mostró esperanzada en que esta lucha contra esta problemática dará sus frutos. Puso el foco en las universidades, como lugar donde se están formando a los futuros profesionales que tomarán el relevo a quienes han iniciado esta lucha. “Nosotros llegaremos hasta un punto y ellos han de continuarlo”.
Autocrítica.
La sesión de ULL Debates tuvo un momento para la autocrítica: pese a que todos los participantes reconocieron la trascendencia de traer este tipo de debates a la academia, Federico Aguilera fue tajante: “la universidad arriesga poco, no estamos repensando, sólo nos dedicamos a repetir patrones”.
“La universidad tiene que empezar a preguntarse qué está haciendo, ya que estamos dentro de la vorágine y de publicar artículos de investigación en publicaciones especializadas, pero no nos planteamos seleccionar este tipo de publicaciones”. Denunció la realidad de que hay muchos investigadores y alumnado con un potencial enorme, que no puede publicar porque sus contenidos de investigación no interesan. “Y si no publicas no te acreditas, y si no te acreditas, te quedas por el camino. Esto también tiene que cambiar”.