El Instituto Universitario de Bio-Orgánica Antonio González de la Universidad de La Laguna (IUBO) acogió en la mañana del pasado viernes 27 de mayo las I Jornadas sobre Avances en Investigación Biomédica Traslacional. En ellas participaron como ponentes destacados especialistas en la materia: Maurizio Botta, de la Universidad de Siena (Italia); Manuel Carreiras, del Basque Center on Cognition, Brain and Language, de San Sebastián; y Ricardo Riguera, del Centro de Investigación en Química Biológica y Materiales Moleculares, de la Universidad de Santiago de Compostela. Todos coincidieron en la necesidad de que las diferente disciplinas científicas colaboren más entre sí.
Estas jornadas fueron co-organizadas por el propio IUBO y el Instituto de Tecnologías Biomédicas, como parte del proceso de creación del Centro de Investigaciones Biomédicas de Canarias (CIBICAN), en el que ambos institutos están inmersos, tal y como explicó el profesor Manuel Norte, director del IUBO en la presentación.
Los científicos invitados expusieron sus principales líneas de investigación al, de modo que durante la mañana se abordaron las bases biológicas de los mecanismos cognitivos del lenguaje, la búsqueda de moléculas y el desarrollo de fármacos frente a diferentes virus, y la nanomedicina. A continuación, se desarrolló una mesa redonda sobre el futuro de la investigación biomédica y la generación de sinergias dentro de la ULL.
Durante la mesa redonda, moderada por el catedrático de Química Orgánica y miembro del IUBO Víctor S. Martín, los ponentes expusieron sus opiniones sobre el desarrollo de centros de investigación especializados dentro de la universidad, la necesidad de transferir los conocimientos a la sociedad, y la aplicación de la Química a la Biomedicina.
Preguntado por el secreto del éxito de los centros de investigación en el País Vasco, Manuel Carreiras, que dirige una institución que acaba de ser reconocida como Centro de Excelencia Severo Ochoa, comentó que la acción política es fundamental. “La clave del éxito de la ciencia vasca está en la voluntad política de crear algo diferente. En el País Vasco había la voluntad de crear espacios diferentes que compitieran entre ellos para atraer financiación. Todos los centros somos evaluados cada cuatro años por un comité internacional, que decide si continúan o no. Este mismo año se han cerrado dos centros. El problema es que aquí, en Canarias, no veo esa voluntad política”.
Sobre el papel de los químicos en la investigación biomédica, Ricardo Riguera comentó que la Química es una ciencia tan madura que en estos momentos es cada vez más difícil hacer cosas de primera fila dentro exclusivamente de esa disciplina. “Todo lo que era muy importante en la Química de hace 30 años ya no lo es tanto, porque alcanzado un punto de madurez. Hoy no podría decir que hago buena investigación química si hago lo mismo de siempre con un aparato nuevo. Si quieres seguir avanzando en esta campo está obligado a cambiar. La aplicación de la Química en las ciencias de la salud es una buena salida científica para los químicos. En el siglo XXI es fundamental la colaboración entre diferentes disciplinas científicas. Químicos, físicos, matemáticos o biólogos deben trabajar juntos. En realidad esas separaciones entre disciplinas son artificiales, sólo hay ciencia”.
Maurizio Botta insistió en la necesidad de aprender a hacer transferencia, a trasladar el conocimiento que se genera a la sociedad. “En las universidades italianas no hay estructuras con la formación adecuada para llevar a cabo el proceso de transferencia, y hay que aprender a hacerlo. Supongo que en España no será muy diferente. Es necesario pensar de otra manera, porque ésa es una vía muy eficaz para que los centros de investigación y las universidades obtengan financiación por encima de la aportación de las administraciones públicas. Los fundamentos de la transferencia y la protección de la propiedad intelectual deberían incorporarse a la enseñanza que recibe el alumnado”.
La discusión entre los ponentes y el público se desarrolló en torno a la necesidad de que en las universidades se generen centros con la estructura adecuada para llevar a cabo investigación biomédica de calidad y trasladarlo adecuadamente a los pacientes y a la industria, para lo cual es precisa la colaboración entre diferentes administraciones nacionales y regionales, como ocurre en Cataluña, Galicia o el País Vasco.