El 11 de marzo de 1792 un Real Decreto de Carlos IV aprueba la fundación en la ciudad de San Cristóbal de La Laguna de una institución de formación superior. A partir de ese momento comenzó un largo proceso, a veces proceloso, que desembocó en la actual Universidad de La Laguna.
Tras más de dos siglos de actividad, la institución se ha convertido en un referente intelectual para toda Canarias. Durante varias generaciones, en sus aulas se han formado algunas de las personas que, desde los ámbitos de la investigación, la cultura, la política o la actividad profesional y económica, han sido determinantes para lograr el progreso no sólo de Tenerife, sino de todo el Archipiélago.
Pero no es voluntad de la ULL anclarse en el pasado. Como toda institución científica y formativa que se precie, y más si es de titularidad pública –y, por tanto, financiada con cargo a fondos públicos- su papel es comprometerse estrechamente con el presente, poniendo sus recursos al servicio de la sociedad, sin perder de vista el futuro, desarrollando investigaciones en todos los campos y formando a la ciudadanía del mañana.
Preparando la celebración
La ULL ha estado trabajado desde 2016 para preparar un amplio programa de actividades que abarque todas las dimensiones que caracterizan a la institución: investigación, cultura, compromiso social y, cómo no, también un componente protocolario-institucional. Los trabajos han sido supervisados por una comisión convocada por el rector Antonio Martinón, presidida por María Luisa Tejedor Salguero, catedrática de del Área de Edafología y Química Agrícola y rectora de la ULL entre 1990 y1995, es decir, durante su bicentenario.
En la comisión también han participado Dulce María Cairós Barreto, secretaria General de la Universidad de La Laguna; Dulce María González Doreste, asesora del Rector en Políticas de Igualdad y Relaciones Institucionales y catedrática de Universidad del Área de Filología Francesa; Bernardo Hernández Ruiz, catedrático de Universidad del Área de Psicología Social; Javier Medina López, catedrático de Universidad del área de Lengua Española; Rodrigo Francisco Trujillo González, profesor titular de Universidad del Área de Análisis Matemático; Carmen Pitti García, presidenta de Alumni ULL; y María Candelaria Concepción Batista, jefa de Negociado del Rectorado.
El programa de las actividades previstas para celebrar estos 225 años está disponible en la web www.ull.es/225aniversario, a la cual también se puede acceder a través del icono dispuesto en la cabecera de la página de institucional. Dicho sea de paso, como habrán podido comprobar, el dominio www.ull.es ha sido igualmente renovado para adecuarlo tecnológicamente a las necesidades actuales. Era un cambio largamente demandado y que aún se halla en proceso de finalización, pero sin duda, el año de este aniversario era una oportunidad propicia para estrenar la nueva versión del escaparate digital de nuestra institución.
Los años venideros serán, seguramente, igual de procelosos que los ya vividos, pero no albergamos dudas de que la ULL sabrá superar todos los obstáculos para lograr mantenerse en los niveles de excelencia que la sociedad le demanda con toda justicia.
Una tradición universitaria
Al fin y al cabo, el espíritu universitario está en el ADN de San Cristóbal de La Laguna. Como recuerda María Isabel Navarro Segura, catedrática de Historia del Arte responsable del texto histórico sobre la ULL que aparece en la web del 225 aniversario, la preocupación por la formación ya estaba presente en la ciudad desde sus inicios: se asentaron en La Laguna tres órdenes religiosas y los Agustinos, en particular, desarrollaron inicialmente unos estudios internos y, ya en 1701, una bula les permitió abrir en 1701 un centro de estudios superiores, claro antecedente de la posterior universidad.
Tampoco se puede obviar la figura del adelantado Alonso Fernández de Lugo, que, como explica la profesora, “aunque en ciertos contextos no goza de buena prensa con toda la razón, por cuestiones relacionadas con las poblaciones aborígenes, sin embargo era un personaje con sólida formación renacentista”, lo cual contribuyó aún más a esa preocupación por la formación.
El llamado pleito insular ha determinado las grandes cuestiones de Canarias y la ubicación de la primera universidad del Archipiélago no fue una excepción. Navarro Segura explica que tanto Tenerife como Gran Canaria poseían argumentos legítimos: la primera había obtenido la citada bula desde 1701, mientras que la segunda era sede catedralicia. “Al final, como ya es conocido, fue la circunstancia de que el obispo Bencomo fuera en su momento el confesor del monarca lo que dio preeminencia a la isla de Tenerife”, explica la historiadora.
Otro hito que destaca Navarro Segura, ya en el siglo XX, fue el inicio de una fructífera alianza con el cabildo tinerfeño que aún sigue activa, la cual es fruto de la actividad política de un personaje inesperado: el poeta Pedro García Cabrera.
El escritor fue consejero insular durante el periodo republicano, y en sus diferentes mociones mostró una gran preocupación por la formación. En 1934 presentó una en la que reclamaba un apoyo permanente a la institución universitaria por parte de la corporación insular, don el fin de favorecer que estudiantes de diferentes niveles sociales y de otras islas tuviera una universidad a la que acudir, al igual que acudían al Instituto de Canarias Cabrera Pinto, como él mismo hizo procedente de La Gomera.
La historiadora considera como reto futuro de la ULL lograr una mayor imbricación con al sociedad, procurando una “constante y regular transferencia de sus resultados de investigación” no solo al mundo empresarial sino a toda la sociedad. Pero, en términos generales, considera que la institución ha sido positiva para Canarias: “Creo que a una sociedad en su conjunto le beneficia la mera existencia de una universidad: es un apoyo técnico, un servicio público”.
