El especialista en innovación empresarial Alfons Cornella, fundador de la consultoría Infonomía y autor de 18 libros sobre innovación, ofreció hoy, jueves 1 de junio en el Paraninfo, una conferencia en la que expuso los principales desafíos a los que se enfrenta el mercado del siglo XXI. En su opinión, el modelo habitual en el que una oferta trataba de generar interés entre los consumidores pierde cada vez más vigencia: “El mercado ya no es un mundo de oferta, sino de conversación”. Por ello, el empresariado debe ser capaz de escuchar al público y, en lugar de tratar de venderle un producto, ha de buscar un modo de satisfacer sus necesidades.
Cornella fue el ponente principal en un acto organizado por la Universidad de La Laguna para agradecer la implicación de las empresas con las que mantiene algún tipo de colaboración, especialmente la referida a las prácticas de su alumnado de grado. En total, fueron invitadas unas 160 compañías que, tras la conferencia, pudieron departir de manera más relajada con el rector de la ULL, Antonio Martinón, y el vicerrector de Relaciones con la Sociedad, Francisco García, durante un refrigerio en el cual también se les entregó una placa de agradecimiento.
El propio rector intervino brevemente en el acto recordando que la ULL, como institución pública que es, tiene en el compromiso con la sociedad su razón de ser, y ello incluye una mejor sintonía con el mundo de la empresa. Martinón señaló que durante sus hasta ahora dos años de mandato ha tratado de incentivar el acercamiento al mundo de la empresa con iniciativas como esta cita.
También valoró la aportación del alumnado en prácticas a las corporaciones en donde las realiza: “Muchos empresarios me han comentado que su presencia supone una bocanada de aire fresco porque aportan una visión innovadora”. También recordó que de la asociación entre universidad y empresa puede salir el necesario cambio del modelo productivo que Canarias necesita. En ese sentido, destacó el papel que el programa de tecnólogos Agustín de Betancourt, auspiciado en colaboración con el Cabildo Insular de Tenerife, puede tener para dicho objetivo.
Innovación sistémica
Alfons Cornella ofreció ante una audiencia compuesta por personas del mundo de la empresa una intervención motivadora y hasta cierto punto provocativa, que buscó en todo momento transmitir la idea de que el cambio vertiginoso del mundo obliga a modificar la manera de hacer las cosas en el ámbito comercial.
El concepto clave para ello es el de “innovación”, que el ponente explicó que, contrariamente a lo que se cree, no es algo esporádico y espontáneo; al contrario, debe ser un proceso sistemático y en equipo, pues la creatividad y la motivación, motores de la innovación, son cualidades que se pueden entrenar.
La innovación precisa un ambiente adecuado para desarrollarse, y a juicio de Cornella, la empresa tradicional no lo es, pues posee una organización jerárquica en la que cada individuo debe centrarse en hacer bien su trabajo en pos de la eficiencia. “Ese modelo no sirve: o eres eficiente o eres innovador”, dijo, para explicar que seguir un protocolo marcado con el objeto de “hacer bien las cosas” está reñido con el proceso de innovación que, muchas veces, provocará errores. Por ello, cree que la empresa debe pasar de explotar, como hace ahora, a explorar, en un modelo mixto que cuide la eficiencia, pero que tenga grupos de voluntarios dedicados a innovar.
Reflexionó acerca de un término muy en boga en la actualidad: el emprendimiento, que será esencial en el futuro, pero dentro de una organización asentada. De hecho, el ponente no se mostró partidario de lanzar a los jóvenes a emprender solos ante el mercado, que es muy hostil. El mito de los jóvenes que montan un imperio desde su garaje es eso: un mito que, además, se ha dado muy pocas veces. Son las empresas las que deben incorporar el emprendimiento dentro de sus procesos, y es mejor si lo acomete alguien con algunos años de experiencia apoyando a los más jóvenes que vienen con ideas frescas. “El futuro está en la mezcla de lo junior y lo senior”.
Cornella también puso sobre la mesa el cambio de mentalidad que deben operar las empresas respecto a su relación con los clientes: si antes lo que se buscaba es que el comprador fuera fiel a la marca, ahora se debería tender a lo opuesto, que la empresa sea leal a sus consumidores. O, dicho de otro modo, la marca debe ser capaz de escuchar las necesidades del mercado, entablar una conversación en lugar de establecer la relación jerárquica unidireccional de antaño y, sobre todo, centrarse no en vender un producto, sino en satisfacer unas necesidades.
La empresa, por tanto, dese ser capaz de responder a lo que plantee el consumidor. De ese modo, se puede llegar a nuevas relaciones provechosas para ambos como, por ejemplo, los productos que surgen de un patronazgo en línea o crowfunding; en esos casos, el destinatario final participa en el desarrollo desde sus inicios convirtiéndose en mecenas.
El experto también tuvo tiempo de dar sus impresiones sobre el futuro de dos sectores que serán fundamentales en el futuro: la robótica y la energía. Sobre el primero, señaló que, tal y como se teme, propiciará la pérdida de algunos empleos y eso es algo que los gobiernos deben trabajar desde ya. Pero matizó que tampoco conviene dar una visión catastrófica al respecto: puso como ejemplo que los países que más invierten en robótica, como Corea del Sur o Alemania, también son los que generas más empleo, porque la innovación tecnológica conlleva mayor productividad que, a su vez, genera trabajo.
Sobre la energía, reflexionó que la demanda crecerá, pero de manera más lenta que hasta ahora, ya que la eficiencia energética de los dispositivos será mayor y, por tanto, su consumo será menor. A su juicio, todo parece indicar que la generación de electricidad a partir del sol será la tendencia del futuro, a pesar de que países como España sigan poniéndole trabas legales. Según su prospección, del mismo modo que en las últimas décadas la obsesión de mercado ha sido introducir chips y sensores en todos lados, lo próximo será meter generadores de energía en, por poner un caso, la patilla de unas gafas.