Skip to main content

Álvarez alerta en la ULL sobre las nuevas desigualdades generadas por ausencia de lo público en el espacio digital

jueves 26 de octubre de 2017 - 13:38 GMT+0000

El catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la UNED, Francisco Álvarez, alertó hoy jueves 26 de octubre en la Universidad de La Laguna sobre la aparición de nuevas desigualdades sociales, ocasionadas por la falta de políticas públicas en el espacio digital. El docente, invitado por la ULL, intervino en la Cátedra Cultural Javier Muguerza de la institución académica, dedicada al pensamiento filosófico.

El ponente explicó que el acceso abierto del conocimiento no es una cuestión tecnológica, es una actitud, algo que el filósofo Javier Muguerza ya ejercía en su faceta universitaria. “Eso es lo que defendemos con el Open Access, frente al gran negocio del conocimiento por parte de editoriales y empresas privadas, que son las que además marcan las directrices de las políticas universitarias”.

Lo principal de las humanidades digitales es, precisamente, que sean humanidades, señaló el experto, para quien estamos asistiendo a un proceso de transformación en un nuevo marco socio técnico en el que es preciso intervenir, contribuyendo a la exposición conceptual y aportando desde la filosofía ideas para sugerir nuevos caminos.

“Estamos en una fase de encrucijada entre avanzar hacia procesos de construcción de un mundo neofeudal de lo digital, controlado por las grandes corporaciones o, por el contrario, podemos avanzar hacia la democracia deliberativa 2.0 que asuma esa transformación tecnológica”. El catedrático explicó que asistimos a un “individualismo interconectado”, derivado de la supremacía de los dispositivos móviles y las redes sociales. “Esto está produciendo un nuevo sistema operativo social, con personas que tienen toda una red de lazos débiles, y que a su vez influyen en otros”.

Para el pensador, esta situación produce un nuevo marco de capacidades que deberíamos tratar de hacer efectivas. “Se trata de transformar los bienes en libertades”, sostuvo. Cuando se habla de nuevas desigualdades en la sociedad red se piensa, por ejemplo, en la carencia de conectividad, cuando resulta que no se trata de tener un ancho de banda suficiente, lo que es una condición necesaria, o un software en abierto. Alegó que se está produciendo un debate sobre la neutralidad en la red, porque en este nuevo marco se generan desigualdades, “dado que no hay una proactividad positiva y pública en este ámbito, que queda relegado a manos privadas”.

Un ejemplo de ello es la destacada penetración de universidades privadas, apoyándose sobre todo en la educación online, en el sistema universitario español, a la par que un control privado de los grandes flujos editoriales. “No hay coordinación pública en este ámbito y las universidades ni siquiera se han posicionado”.

Bajo su criterio, el gobierno electrónico está haciendo que la relación entre los usuarios y la administración beneficie a cierto sector, lo que resulta muy cómodo, pero también provoca bolsas de pobreza digital enormes. “Hay ciudadanos que ahora lo tienen mucho más difícil para relacionarse con la administración. No se trata de que no se haga, pero hay que lograr que no se produzcan analfabetos digitales”, por lo que parece necesario “un proceso de ilustración digital de la ciudadanía” si se quiere avanzar en el gobierno electrónico. “Y esto va más allá de aprender a usar el Word”, apostilló.

Álvarez también apuntó la tendencia tecnocrática de algunos países que, ante la reducción de los recursos dedicados a la investigación, aminoran la investigación en humanidades y ciencias sociales, como está sucediendo en Japón. “Al mismo tiempo”, opuso, “desde muchos ámbitos de las ciencias humanas se actúa como si nada hubiera cambiado, con trabajos individualistas y en la misma tónica”.

La aparición de robots argumentativos o el uso de la inteligencia artificial para la gestión de actividades sociales (cuidado de personas mayores, por ejemplo) son espacios ignotos para la reflexión filosófica, y además donde se está transmitiendo una serie de valores tradicionales acerca del papel de la mujer en el hogar o la pérdida de autonomía de los mayores como personas.

Los medos digitales ofrecen un conjunto particular de prácticas que se traducen en capacidades específicas de actores individuales y colectivos. “Frente al cinismo de la imposibilidad del cambio se pueden encontrar experiencias sociales y políticas que abren posibilidades para la actividad de los ciudadanos y el ejercicio democrático”, dijo. El profesor recomendó no olvidar que los humanos tenemos un potente impulso hacia la sociabilidad y que eso tiene un claro impacto en la tecnología.


Archivado en: Cultura, Destacado, Portada ULL

Etiquetas: , , , ,