“Hay que construir los nuevos espacios del poder político en el que queden fuera los sectarismos de los partidos”, ha afirmado hoy 13 de octubre Élida Aponte, catedrática de la Universidad del Zulia (Venezuela) en la Jornada sobre Resiliencia y Confrontación dedicada al género y las minorías que se ha desarrollado en el Aula Tomás y Valiente de la Facultad de Derecho, y que ha sido coordinada por Ángela Sierra, dentro de Campus América.
Aponte, con un vehemente discurso, denunció que en la actualidad “todos los partidos políticos han trascendido a su idea primigenia y fundamental en la democracia, y se han orientado solo en los negocios”, la mayor parte de las veces, dijo, “en manos de los hombres”. La catedrática venezolana puso en tela de juicio el papel actual que los partidos políticos, de toda orientación han dado a las mujeres. “En muchas ocasiones las mujeres que ocupan altos cargos en las instituciones no son más que ficticios hombres honorarios, porque estarán de acuerdo siempre lo que aquellos le propongan, les indiquen o les designen”.
De esta manera no se cumple una premisa principal de la auténtica democracia, ya que según Aponte “no se quiere escuchar las voces de las mujeres, de mujeres comprometidas, éticas, con conocimientos y capacidad para defender sus posturas, lo que se evidencia en que no están presentes en los procesos de paz, en las negociaciones de salud o en las negociaciones internacionales”.
La especialista en Filosofía del Derecho concluyó acusando a los partidos políticos de cuatro “pecados” que los han convertido en lo que ella misma había denunciado como víctimas del sectarismo. Estos cuatro problemas son “el ego imperante en los círculos de poder, la codicia por el dinero, el terrorismo y el narcotráfico”, y afirmó que estas dos últimas circunstancias “se han apoderado de los estados de derecho, de las instituciones y de la democracia”.
Todo ello conduce a que se obtenga una verdadera “democracia sin demócratas”, en la que el papel de las mujeres lejos de mejorar, languidece, aseguró.
Por su parte, Griselda Gutiérrez, de la Universidad Autónoma de México, habló de la lacra social de la violencia en su país, y con concreción a la referida a los crímenes sexistas, a la orden del día, fruto de un patriarcado que debe ser erradicado con interés por los gobiernos y las propias sociedades.
Esta erradicación pasará por aplicar soluciones desde todos los ámbitos de la sociedad, pero indefectiblemente desde la contemplación del problema desde arriba, porque, dijo, “a las mujeres nos están matando, no somos dueñas ni de nuestros propios cuerpos”.
Por lo demás, los casos de violencia de género en los conflictos armados, y el abuso indiscriminado sobre mujeres en riesgo por extracción social, sobre todo en grupos indígenas y rurales fueron algunos de los aspectos que se debatieron a lo largo de este seminario en el que participaron Mónica Mazariego, investigadora del Instituto de Investigación y Proyectos sobre el Estado de la Universidad Rafael Landívar de Guatemala; Cristina Sánchez, directora del Instituto Universitario de Estudios de la Mujer de la Universidad Autónoma de Madrid; y Teresa Arrieta, catedrática de Universidad de San Agustín, Perú.