El Espacio Cultural La Capilla de la Universidad de La Laguna, ubicado en el Edificio Central de la institución, acoge desde esta semana la exposición “Expedición Garoé. Tras las huellas del agua en el Perú”, que permanecerá abierta hasta el viernes 27 de este mes. A lo largo de 22 paneles, esta muestra documenta el viaje realizado a Cuzco (Perú) en 2015, por Manuel Méndez Guerrero e Isidoro Sánchez García, durante el cual pudieron conocer y estudiar la desarrollada ingeniería hidráulica de las culturas prehispánicas de dicha zona.
Como explica uno de los promotores de la muestra, el consultor de proyectos de cooperación para el desarrollo, marketing cultural y turismo Manuel Méndez, Perú comparte con Canarias una orografía muy difícil, que obligó a sus habitantes a idear sistemas eficientes para poder obtener, transportar y almacenar el agua. Esto era crucial en territorios como la costa del país andino, que se extiende unos 3.000 kilómetros y, dada su aridez, solamente es posible obtener agua muy pocos meses al año.
Méndez explica que las culturas existentes en esa zona desarrollaron desde hace 5.000 años diversas técnicas para aprovechar el agua de lluvia de Los Andes, transmitida a través de una red pluvial que les permitía recargar los acuíferos. Este desarrollo tecnológico no se dio solamente en culturas como las Nasca e Inca, las más conocidas, sino ya desde otras anteriores y menos estudiadas, como la Caral.
Este viaje tuvo también una vertiente canaria, pues sus promotores visitaron el Instituto del Mar del Perú y la Universidad Nacional Agraria La Molina de Lima, donde presentaron a sus técnicos e investigadores tres ejemplos de la cultura del agua tradicional de las islas: el árbol Garoé que da nombre a la expedición y que funcionaba como atrapa nieblas natural en El Hierro; los proyectos en la cuenca hidrográfica de Aguamansa para dar suministro a La Orotava desde del siglo XV hasta finales del XX; y la central hidroeólica de El Hierro, que destaca por su integración de diferentes tecnologías.