La Universidad de La Laguna ha celebrado hoy, martes 7 de noviembre, su acto de investidura de doctores en el Paraninfo de la institución académica. Una cincuentena de jóvenes doctores ha tomado posesión de su birrete, señal de haber adquirido el grado de doctor o doctora. En una ceremonia emotiva, con muchos familiares presentes, todos los intervinientes realizaron un firme alegato en defensa del saber y del conocimiento científico.
El director de la Escuela de Doctorado y Estudios de Posgrado, Ernesto Pereda, fue el primero en intervenir en la sesión académica, y lo hizo con una clara referencia al tiempo del saber. “Sapere aude! Atrévete a saber. Con esa exhortación, tomada del poeta Horacio, el filósofo alemán Immanuel Kant inauguró el periodo de la historia que hoy conocemos como la Ilustración. Un tiempo en el que la razón, la más genuinamente humana de todas nuestras cualidades, terminó con ese largo tiempo de superstición y oscuridad, la autoimpuesta inmadurez que había supuesto la Edad Media”.
Agradeció a los doctores el mantener viva la esencia de la universidad, “esa rara mezcla de conocimiento y audacia que intentamos hacer brillar cada día sin más alquimia que nuestra inteligencia”, al tiempo que también valoró que supieran encarnar el espíritu de la institución, “por haber tenido el valor de asumir como propio el legado de la sabiduría”.
El responsable de la Escuela de Doctorado apuntó que los nuevos doctores son el verdadero espíritu de una institución “que no se define ni por sus edificios ni por su pasado, sino por el trabajo y el compromiso diario de quienes la componemos”.
Para Pereda, la Universidad de La Laguna es “una apuesta firme, decidida, sincera, por un modelo de vida basado en atrevernos a saber”. Señaló que el posgrado en general, y en particular el doctorado, “son arquetipos de nuestra capacidad como institución para generar, transmitir y transferir ese conocimiento”.
Investigación e innovación responsable
La subdirectora de la Escuela de Doctorado y Estudios de Posgrado y presidenta de la Red Española de Filosofía, Mª José Guerra Palmero, fue la encargada de dar lectura a la conferencia de la sesión, en este caso acerca de los nuevos retos de la investigación e innovación responsable.
Comenzó diciendo que se ha vivido una crisis de confianza en la ciencia. En un momento en el que hay que responder a nuevos retos de la ciudadanía, la investigación y la innovación en el Horizonte 2020 tienen que repensarse e introducir en su seno el mecanismo de la responsabilidad.
Ejemplificó esta complejidad en un reto acerca de la Europa cambiante, a través de una creciente interdependencia intercultural, mayor pobreza, desigualdades, movimientos migratorios y mayor brecha digital. Este reto refleja una creciente desconfianza de la ciudadanía en las instituciones, sostuvo la filósofa, que han visto la necesidad de reorientar sus proyectos hacia la satisfacción de los retos sociales.
Guerra expresó que hay una demanda que va más allá del modelo clásico de la ciencia para ponerse al frente de la demanda de solución ante los problemas sociales. “Se trata de una demanda práctica, de tal modo que los grupos de investigación lleven a cabo trabajos interdisciplinares acerca de la gobernanza, igualdad de género, libre acceso, participación ciudadana y educación científica”.
Una de las enormes ventajas de tomarse en serio la investigación responsable es, precisamente, la interdisciplinariedad, acabar con la brecha entre humanidades y ciencias, alegó la conferenciante, quien recalcó que los equipos mixtos van a ser muy necesarios en el nuevo contexto.
La ética de la investigación está siendo uno de los principales puntos de preocupación, en un mundo híper tecnificado y que hace que los investigadores no tengan un minuto de pausa para pensar acerca de su producción científica, añadió Guerra Palmero, que también sostuvo la pertinencia de que las investigaciones sean trasladadas al público a través de la divulgación científica.
La rentabilidad inmediata de las aplicaciones científicas está siendo cuestionada, y parece necesario reforzar una esfera pública en torno a los fines de la ciencia. También señaló Guerra Palmero el fenómeno de la precarización del trabajo de los investigadores, con escasos e irregulares salarios, asunto que ya está siendo debatido por los rectores, adelantó.
Los productos científicos deben generar beneficios sociales y medioambientales, y no solo económicos; garantizar la implicación de la sociedad desde el principio hasta el final del proceso de innovación; evaluar los impactos sociales de la investigación y una mayor gobernanza anticipatoria y prospectiva fueron otras exigencias destacadas por la profesora de la ULL.
Lo que hoy somos
El rector de la Universidad de La Laguna, Francisco Almeida en sustitución de Antonio Martinón, también felicitó a los nuevos doctores: “Muchas gracias por contribuir con su esfuerzo y dedicación a lo que hoy somos”.
Afirmó que la Escuela de Doctorado y Estudios de Posgrado sigue avanzando con paso firme: 250 tesis doctorales, 40 de ellas con mención internacional.
El ejemplo de González le dio pie para hablar de la excelencia en la investigación, iniciada en el caso de González en los años 40. “La configuración de un proyecto investigador a medio y largo plazo, la difusión y evaluación de la investigación desarrollada en lo que hoy denominamos revistas internacionales de impacto, la colaboración con colegas de otros laboratorios internacionales, la creación de un grupo de investigación, la incorporación de jóvenes estudiantes al grupo, la formación y adiestramiento de estas nuevas incorporaciones en esa novedosa forma de hacer ciencia con perspectiva de calidad internacional y de cooperación, la circulación internacional del talento”.
“¿Quién puede afirmar con convicción que hoy entre nosotros, entre las personas que hoy son investidas, no hay nadie que se le asemeje?”, se preguntó el rector. “Cada nueva generación de doctores y doctoras constituye una nueva oportunidad que no debemos dejar escapar para descubrirlo”.
Almeida sostuvo que cuando, en el desarrollo de una tesis, se publica un artículo en una revista de alto nivel, se está realizando una aportación relevante “que permite que nuestra universidad se ubique entre las 600 mejores del mundo”.
La presentación de un trabajo en un congreso internacional ayuda a llevar el nombre de la universidad más allá de nuestras fronteras, apuntó el rector. “La realización de una estancia de investigación en otra universidad fuera del ámbito nacional contribuye a conseguir el nivel de internacionalización que ahora exhibimos. Las publicaciones obtenidas durante esas estancias junto a otros autores son las que permiten que la Universidad de La Laguna figure entre los primeros puestos en colaboración internacional”.
Almeida agregó que la tesis doctoral constituye un excelente punto de partida “con el que desarrollar la innovación que nos abra hacia nuevos horizontes. La transformación de ese conocimiento e ideas generadas en el proceso investigador necesitan ser transformadas en propuestas que se conviertan en elementos innovadores para el sector empresarial y social de nuestro entorno. El camino es largo y aún nos queda mucho por mejorar y aportar. No se olviden de nuestra universidad”.