La resiliencia del pueblo en situaciones de guerra no convencional fue el eje de la ponencia de Magaldy Tellez en la Jornada de Resiliencia y confrontación, coordinada por Ángela Sierra, que se desarrolló en la sala Tomás y Valiente de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Laguna, en el marco de Campus América.
La decana de Educación Avanzada de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez de Venezuela hizo un recorrido por la historia reciente de su país, y las implicaciones internacionales puestas en marcha a raíz de la proclamación de Hugo Chávez como presidente en el año 98. Según Téllez de Martínez la oposición venezolana optó desde el primer momento por un escenario político en el que sólo existía cabida para el binomio amigo-enemigo, sin lugar a un espacio de confrontación política de diálogo, resolución de conflicto a través de negociación o participación.
En esta situación de desbancamiento, que nace incluso antes de que Chávez asuma el poder, participaron otros actores externos de alto poder: desde dirigentes internacionales, con Obama a la cabeza, hasta las campañas de mass media generadas desde el interior y el exterior. Con todo ello, y un supuesto golpe de estado intermedio, el pueblo venezolano asume un papel protagonista basado en que “las gentes permanecieron en pie, salieron a la calle, se manifestaron, e irrumpieron en el espacio público quienes nunca tuvieron presencia política”, aseguró, debido principalmente a que la política contra el estado se armó sobre “el miedo, el rechazo, el odio”.
Esta asunción de protagonismo político se materializó en forma de “una democracia participativa, impulsada en primer lugar por las mujeres, que dieron lugar al verdadero poder popular”, alejado de esa guerra de baja intensidad basada en la “creación de acontecimientos por parte de las mass media” y como respuesta a otra forma de guerra no convencional.
La presencia, a raíz de la proclamación “falsa” de la renuncia de Chávez en abril de 2002, de estos movimientos participativos resilientes dio forma a lo que la decana denominó la “civilidad de un pueblo”, un término prestado de Pierre Bordieu, que se ha consolidado ya en Venezuela, según Téllez. En la actualidad, con el gobierno de Nicolás Maduro, esa civilidad resiliente incluso llega a manifestar a través de sus actores que “no estamos contra el estado, sino que vamos a transformar el estado”, indicó, cuando el pueblo venezolano vuelve a sufrir “estrategias de derrocamiento continuadas con el objetivo de hacerse con el petróleo o los minerales a través de un intervencionismo explícito de los Estados Unidos”, remarcó.