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La experta de Maastrich Madelon Peters expone en la ULL su técnica para aumentar el optimismo en enfermos crónicos

jueves 30 de marzo de 2017 - 14:02 GMT+0000

 Madelon Peters es profesora de psicología de salud experimental en la Universidad de Maastrich. Es la primera vez que viene a la Universidad de La Laguna, invitada por la catedrática de Psicología Adelia de Miguel gracias a una ayuda del Vicerrectorado de Investigación de la ULL. Nunca han trabajado juntas, pero a raíz de su estancia en esta universidad y de su brillante participación en las Jornadas de Psicología Positiva, parece que la senda de la colaboración es inminente.

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Peters trabaja en Maastrich con enfermos crónicos a los que está aplicando una terapia para aumentar sus niveles de optimismo y encarar así el futuro y su propio presente de manera más positiva. Ha comprobado que siguiendo una rutina de ejercicios que eliminen el estrés y refuercen los aspectos agradables de la vida de estos pacientes el optimismo hace su mella y la sensación de bienestar aumenta.

“Podemos mejorar la calidad de vida de la gente, reducir su nivel de depresión y de ansiedad. Tratamos que los pacientes se focalicen en las cosas buenas que tienen alrededor, les enseñamos a conocerse mejor y a pensar en todo lo que pueden hacer en el futuro que les queda por delante”.

La investigadora presentó en la Universidad de La Laguna el diseño de auto instrucciones para desarrollar lo que ella denomina “el mejor yo posible” (Best Possible Self), con estudios experimentales mediante la participación de estudiantes universitarios (con un grupo de control y otro experimental). Así, en 2011 publicó los resultados de un estudio sobre una intervención de dos semanas con un grupo de 50 mujeres y 4 hombres (edad media de 23,5). Se trabajaba visualizando cómo sería su mejor yo posible en un futuro en las áreas personal, interacción social y laboral. Esta tarea debía hacerla el grupo experimental durante cinco minutos al día durante dos semanas. Esta práctica mejoró el optimismo y el estado de ánimo del grupo experimental.

 Dos años después vio la luz otra publicación suya con un grupo en este caso de 64 mujeres y 15 hombres (edad media 22,6). Se trabajó con pensamientos catastróficos sobre el dolor, y se experimentó físicamente esa sensación con la inmersión de la mano en agua caliente o fría, haciendo narraciones sobre el menor yo posible. “La manipulación del optimismo tiene consecuencias en la amplificación o disminución del dolor experimentado”, concluye Peters.

Ya en 2014 sus estudios se centraron en un trabajo llevado a cabo con 32 mujeres  de 19 a 38 años y una media de edad de 22,1. Se evaluó el afecto positivo y negativo, la ansiedad, la seguridad, la felicidad y la tristeza y se trabajó con la inducción de estados de ánimo con música para afrontar el dolor

Peters publicó en 2016 los efectos de un estudio sobre la experimentación del dolor  y qué consecuencias podía tener en el rendimiento cuando se acometían tareas de memoria.

Más el entorno que la persona

Ser optimista parece que pueda ser una cualidad de las personas seguras, que tienen confianza en sí mismas, aunque no siempre es así. “Para ser optimista es más importante, por ejemplo, tener una buena red de relaciones, sentirse querido y apoyado. También las personas con un sentido de la espiritualidad más alto puede apoyarse en ese sentimiento y encarar la vida con más optimismo”, dice la experta.

Hay metas que teniendo una enfermedad severa son imposibles de alcanzar, y en ese punto este tipo de personas tienen que aprender a ser más flexibles, a marcarse objetivos más asequibles, prosigue la experta. “Cada persona debe identificar qué ejercicios son los que le vienen bien  y debe establecer un plan para incorporarlos en su vida diaria y mantenerlos”. Todas las investigaciones demuestran que finalizada la terapia, si los participantes no hacen nada más, desaparecerán los beneficios logrados y por eso la especialista recalca la pertinencia de ejercicios de refuerzo o retención.

Peters trabaja en psicología experimental, un ámbito en el que el área de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la Universidad de La Laguna es deficitario. “El tipo de intervenciones y estudios que hace Madelon, trabajando con situaciones experimentales, controlando otras variables, y analizando cuál es el efecto que causa en el optimismo y en el pensamiento positivo, no NOS permite a nosotros, que somos más de estudio de campo, que podamos integrarlos en nuestros trabajos”, asegura De Miguel.

La catedrática de la ULL está especializada en estructura de la personalidad y en procesos de envejecimiento. Sostiene que el dolor crónico puede exacerbar un trastorno de la personalidad. “Si la persona aprende a controlar ese dolor y a enfrentarse a él con mayor optimismo es posible que ese trastorno surja más tarde o que ni siquiera aparezca”.

“Hemos trabajado en las actitudes ante la muerte a través de una tesis doctoral recientemente leída en la Universidad de La Laguna. La perspectiva de la profesora Peters ayudaría a encarar la propia muerte y la de los demás desde otra óptica”.

Cuando el paciente aprende a utilizar las auto instrucciones, se las aplica para elevar su dosis de optimismo, pero también pueden servir para mejorar el estilo depresivo que tienen algunos sujetos a la hora de valorar de forma negativa el futuro y lo que les rodea, continúa De Miguel. “Queremos incorporar las investigaciones de Madelon Peters a nuestra área de conocimiento que es poco experimentalista, como ya he dicho, para lo cual tendríamos que hacer algunas modificaciones”.

En la imagen, Peters y De Miguel trabajndo en el despacho de la segunda.

 


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