Sami Naïr ha sido invitado por la Universidad de La Laguna a realizar una estancia de tres meses en el centro académico y participar en distintos foros para hablar de temas de su especialidad: el futuro de Europa, las causas de la pobreza y la desigualdad, las migraciones y el diálogo interreligioso. El catedrático en Ciencia Política de la Universidad París VIII, que fuera también europarlamentario y asesor de muchos gobiernos y de organismos multilaterales, es un hombre cercano, culto, apasionado por el mundo. El Gabinete de Comunicación tuvo ocasión de hablar con él.
¿Cómo cree que influirá la conformación del nuevo gobierno alemán en Europa?
Vamos hacia un gobierno del CDU con Merkel, más partido liberal y verdes. En realidad no va a cambiar fundamentalmente en nada, porque el pilar de la política europea que está en manos del ministro de Hacienda, lo va a reemplazar el presidente del partido liberal, todavía más acérrimo de la austeridad económica en la Unión. Además, con 94 diputados de la extrema derecha, lo que va a hacer Merkel es poner en marcha una política muy conservadora, enfocada en los intereses de Alemania, frente al resto de países europeos.
¿Cuál cree que debería ser la relación de Europa con el actual gobierno de los Estados Unidos?
El gobierno de Trump representa una anomalía en la historia de los Estados Unidos. Es el primer gobierno, mucho más que el de Bush, que actúa sin tener en cuenta los intereses estratégicos mundiales de Estados Unidos. Es un gobierno que no tiene política mundial, solo de fuerza, y eso es absolutamente nuevo desde la Segunda Guerra Mundial.
Esto se puede explicar probablemente por el estado de declive en el que se encuentra la economía norteamericana a escala planetaria, con el auge de nuevos polos económicos, esencialmente de China. El gobierno de Trump es una reacción nacionalista y xenófoba frente a ese declive.
Se trata de un asunto muy peligroso porque está replanteando los grandes acuerdos estratégicos conseguidos los últimos diez años, sobre todo el acuerdo con Irán, basándose en la orientación israelí frente a ese país, lo que puede llevar a una deflagración mundial. Los gobiernos europeos están muy alarmados, aunque creo que esta política no va a durar mucho tiempo. Probablemente los dos o tres años pueden causar desgastes muy importantes pero no creo que esta vaya a ser la política de los Estados Unidos.
¿No lo ve entonces como un candidato reelegible?
No lo sé, en política todo es posible. Han elegido a Trump porque Clinton no era una buena candidata, pertenecía al sistema, y la gente quería darle una patada al sistema. Ella representaba las clases dirigentes americanas, pero no era un apuesta para después de Obama. Se necesitaba algo diferente después de este líder, y ella no supo reencarnarlo, se presentó como una vuelta al sistema.
¿Qué opinión le merece el anuncio de la salida de la Unesco de Estados Unidos y seguidamente de Israel?
Estaba preparado. Trump es un hombre de negocio, no quiere pagar, quiere recortar en todas partes, y lo mismo ha pasado con la OTAN, donde también quiere que otros paguen más y él menos. Estados Unidos volverá cuando haya otro presidente en el país. A este grupo de poder, muy vulgar e ignorante, no le interesa la cultura. Así que es falso el argumento de la cercanía de la Unesco a Palestina, tan falso como todos los argumentos que utiliza ese señor.
¿Cuál es la actual relación de Europa con Turquía?
Europa se encuentra en un callejón sin salida, no puede acoger a ningún socio más, incluso está en discusión si de la Europa del Este puede haber algún país que esté preparado para en 2019 o 2020 entrar en el euro, aunque estén haciendo grandes ajustes estructurales. El problema de Turquía es un problema geopolítico porque su entrada supondría el fortalecimiento del eje pronorteamericano, ya que esta nación está integrada en el eje de defensa de los Estados Unidos, cosa que no gusta a los franceses, que son una potencia nuclear.
Económicamente, los turcos están pidiendo la entrada desde 1962, aunque ahora no estén especialmente interesados, están aprovechando los fondos que reciben para irse preparando, aunque con Erdogan y los islamistas en el poder no tienen mayor interés. Su adhesión a la UE plantea además un problema identitario porque en Europa no tenemos claro qué somos en este punto, hay un desacuerdo fundamental entre los países laicos y los que hacen hincapié en la dimensión religiosa. Para algunos Europa es un club de cristianos, y lógicamente están en contra de la entrada de Turquía, mientras que otros de carácter laico como Francia no ponen obstáculos en este aspecto. Este debate está sin solucionar.
¿Por qué cree que ha suscitado tan poco interés la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea?
Porque es un fracaso de los medios de comunicación, que han desarrollado una fobia y una retórica del temor y de catástrofe, y nada de eso ha ocurrido. La City sigue siendo la plaza más fuerte del sistema económico mundial. Se trata de una deslegitimación no solo de los medios, sino también de los gobiernos, que no quieren hacer hincapié en un hecho muy importante: la retirada del Brexit es un hecho histórico, es un terrible golpe a la Unión Europea, un asunto muy dañino.
Necesitamos a Gran Bretaña dentro de la UE, bajo cualquier forma. No podemos construir Europa sin ellos. Debemos buscar intereses compartidos, aunque no sean los de antes, pero tenemos que negociar cuanto antes las vías de reintegración en al medida que se pueda y los acuerdos necesarios. Esto es esencial.
La desgracia es que de nuevo las elites europeas no están explicando a la población lo que está pasando y las consecuencias que se derivan de ello. El tipo de relación que se pueda configurar será parecido al modelo noruego, con acuerdos preferenciales, acuerdos económicos, aunque todo depende de la voluntad de los ingleses, pese a que su primera ministra está muy debilitada políticamente.
Gabinete de comunicación