Carolina Mallol es la investigadora principal del proyecto Paleochar de la Universidad de La Laguna, cuya propuesta innovadora de aplicar técnicas de química orgánica a los yacimientos arqueológicos le hizo acreedora de una financiación de dos millones y medio de euros por parte de las instituciones europeas. Dentro de Campus América, dirige el seminario ‘Current Topics in Archaelogy’, en el que pretende mostrar, sobre todo a los estudiantes, los últimos avances en esta disciplina. Con una potente red de contactos internacionales, en este seminario de un día de duración participaron investigadores de las universidades de Minnesota y de Buenos Aires.
En su intervención, Mallol se centró en explicar los últimos avances en el método de investigación en arqueología, mientras que el resto de charlas presentaron los datos arqueológicos más novedosos que están saliendo tanto sobre el mundo de los neandertales como sobre el mundo del Egipto antiguo.
La ponente explica que la geoarqueología implica un enfoque y la aplicación de unas tecnologías que pueden aportar novedades sorprendentes sobre el Paleolítico. “Cada mes tenemos algún avance importante porque en esta disciplina se está viviendo lo mismo que en microbiología con la invención del microscopio: ahora somos los arqueólogos quienes estamos mirando hacia lo microscópico en los yacimientos y estamos abriendo una caja de Pandora que no sabemos hasta dónde va a llevarnos”.
El proyecto Paleochar está en plena fase de investigación. Ya ha sido consolidado el laboratorio, que está a pleno funcionamiento, y el equipo está al completo y trabajando con intensidad. “Tenemos nuestros primeros datos y estamos preparando publicaciones que verán la luz en poco tiempo. Se trata de una gran oportunidad para el alumnado, para mostrarles qué tipos de investigación se están desarrollando en arqueología hoy”. Una de las líneas de investigación en arqueología tiene que ver precisamente con lo que ella lidera, el mundo neandertal.
“La realidad de la arqueología hoy, independientemente del periodo en el que estés trabajando, es que es cada vez más interdisciplinar; los límites del conocimiento están aumentando más y más. Esto es muy importante para la gente joven, ya que los programas académicos también van a evolucionar en esa dirección como lo está haciendo la propia investigación”.
En opinión de Mallol, la arqueología es un ejemplo muy claro de que la Humanidad necesita las ‘ciencias duras’, dijo, porque los datos de los que nos alimentamos provienen muchas veces de ahí, de las matemáticas o de la física, por ejemplo. La ciencia es también, al igual que su disciplina, más internacional. “El mundo está globalizado y todos estamos conectados; esto ha resultado ser muy bueno para la investigación, la ciencia se está beneficiando de esta interconexión, porque el conocimiento científico es universal y cuanto más trabajemos conjuntamente con personas de todo el mundo mejor para todos. En arqueología es muy común contar con estos equipos internacionales, desde el trabajo de hasta el laboratorio, donde son necesarios diferentes especialistas, que pueden proceder de diferentes países, que colaboran en un mismo proyecto”.
Además de Mallol, participó en el seminario Gil Tostevin, de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos), que ha dedicado su carrera a estudiar el Paleolítico medio y, particularmente, la transmisión del medio al alto Paleolítico. Se ha centrado en la transmisión de la cultura de la piedra al conocimiento de otros materiales.
El egiptólogo Marcelo Campagno, de la Universidad de Buenos Aires, también presente en el seminario de hoy, ha trabajado mucho en historia comparada, midiendo los mecanismos que han marcado la evolución de las civilizaciones primitiva.
Finalmente, Miguel Ángel Molinero, egiptólogo de la Universidad de La laguna, donde mostró a los estudiantes varias de sus investigaciones en curso en el país norteafricano.