Para el dramaturgo Antonio Tabares, «los grupos de teatro universitarios son los grandes creadores de público y una gran cantera de directores, actores y autores». Él mismo fraguó la afición que posteriormente sería su profesión cuando era estudiante de Periodismo en Madrid y vio refrendada su decisión de dedicarse a la escritura cuando, en 2002, ganó su primer premio como autor: el Domingo Pérez Minik de la Universidad de La Laguna, por la obra «La sombra de don Alonso».
Tabares realizó estas declaraciones durante la conferencia que dictó la noche del miércoles 5 de abril en el Paraninfo de la Universidad de La Laguna, que formaba parte de la ceremonia de entrega de los premios literarios incluidos en los certámenes culturales del Vicerrectorado de Relaciones con la Sociedad de la institución académica, algunos de los cuales superan ya las dos décadas de longevidad.
Previamente a la intervención de Antonio Tabares, se desarrolló la entrega de premios en sí, presentada por la periodista Marta Mallorquín y presidida por el vicerrector de Relaciones con la Sociedad de la ULL, Francisco García. En ella también estuvieron presentes el director insular de Cultura, Educación y Unidades Artísticas del Cabildo Insular de Tenerife, José Luis Rivero, y el concejal de Consumo y Sanidad, Mercado y Movimiento Vecinal del Ayuntamiento de La Palma, Juan José Neris.
Francisco García explicó que esta gala responde al propósito de la ULL de conceder su propio espacio a los diferentes galardones culturales que convoca. Por ello, esta ceremonia se ocupó solamente de los premios literarios, que además serán recopilados en un volumen que se editará próximamente, y en otras convocatorias a lo largo del año se rendirá el debido homenaje a los ganadores en las categorías de artes plásticas, fotografía, cine y música.
Explicó, además, que esta gala suponía el colofón de las I Jornadas sobre Teatro Universitario y Amateur, que durante una semana han permitido reflexionar con autores, actores, promotores e investigadores del sector sobre el panorama y proyección de las artes escénicas. Asimismo, anunció que como cierre a este programa de actos, hoy jueves 6 de abril será representada por la compañía Cos de Lletra la obra galardonada con el XIX Premio Internacional de Teatro Domingo Pérez Minik, que recayó en Ruth Vilar por «La puerta blindada».
Premios
Ruth Vilar fue, precisamente, la primera premiada de la noche, que recogió emocionada su trofeo, recordando que en unos momentos especialmente duros para la cultura en general y el teatro en particular, resultaba reconfortante la existencia de un premio como el Pérez Minik. «La ULL ha cumplido una condición astronómica, pues no solo se ha premiado la obra sino que, además, se estrenará mañana (por hoy) en esta sala», declaró.
El segundo galardón entregado fue el correspondiente al XIX Premio Internacional de Relato Breve Julio Cortázar, que recayó en «Pintor con caftán de terciopelo rojo», de Ángel Sánchez Máiquez, también presente en el acto. Manifestó su orgullo por ganar un premio que lleva el nombre de una figura esencial en el mudo del relato y la literatura en español en general como es la del autor de «Continuidad en los parques» y «Rayuela».
El tercer premio de la velada fue el XIII Concurso Universitario de Relato Breve Día del Libro, que se celebra cada 23 de abril en la Biblioteca General y de Humanidades de la ULL y se caracteriza porque los participantes ejecutan sus obras in situ, de puño y letra. La ganadora fue la alumna de Filología Carla Andrés Ruiz Verde por «De seis a ocho horas».
El XXI Certamen Internacional de Guiones Cinematográficos de la Universidad de La Laguna fue el último que se entregó y fue a parar a Beatriz Sanchís y Mauro Brussolo por «La gallina».
La convocatoria de este año del Premio de Poesía Luis Feria quedó desierta y, por tanto, no formó parte del acto. Durante la gala se anunció que el ganador del I Premio de Relato Amadou Ndoye para Alumnos de Universidades Africanas también forma parte del volumen que recopila los galardones literarios de la institución académica, pero será entregado el próximo 25 de mayo, con motivo de la celebración del Día de África.
Antonio Tabares
El dramaturgo Antonio Tabares comenzó su disertación explicando que una de las primeras lecciones que un escritor debe aprender es «a decir que no», como manera de tener libre el tiempo y el espacio necesarios para poder crear. Es por ello que el autor palmero suele declinar muchas invitaciones a actos como el que ese día le llevaba al recinto académico. Sin embargo, en esta ocasión sintió que «no podía decirle que no a la Universidad de La Laguna».
La razón es clara: obtener en 2002 el Premio Domingo Pérez Minik entregado por la ULL a su obra «La sombra de don Alonso» supuso el primer hito en su trayectoria, cuando aún no tenía del todo claro que quisiera dedicarse a la escritura.
Recordó que en sus años madrileños de universidad fue cuando entró en contacto con el teatro, «primero como aprendiz de actor, luego como aprendiz de director, pero siempre como espectador». La experiencia de ese periodo le lleva a pensar en la importancia del teatro universitario para crear público e iniciar vocaciones y carreras en todos los ámbitos de las artes escénicas.
Explicó que desarrolló «La sombra de don Alonso» en 1998, cuando había finalizado sus estudios superiores. A su juicio, «fue una escritura casi catártica, inevitable, sin grandes pretensiones literarias ni escénicas», que acabó en un cajón durante cuatro años. «En 2002 descubrí la convocatoria del premio de la ULL. Por aquel entonces ya había pasado por una crisis creativa que me había llevado a renunciar a enseñar mi obra a otras personas. Esa convocatoria fue una especie de última oportunidad que me dí. Desempolvé el texto, lo corregí y lo metí en un sobre».
Ganar el premio tuvo tres consecuencias para Tabares: supuso un importante espaldarazo en el momento adecuado; su dotación económica le llevó a considerar seriamente que la escritura podía ser un oficio, con toda la disciplina que ello conlleva; y la publicación del texto en un volumen editado por la ULL le permitió entrar en contacto con compañías teatrales que conocerían su obra a través de ese libro, y con las que llegaría a trabajar en el futuro. Por eso Tabares valora que la universidad siga publicando las obras ganadoras de sus certámenes, pues su historia es el vivo ejemplo de que realmente ello puede ser determinante para la carrera de los autores.
También valoró la longevidad del Premio Domingo Pérez Minik, pues tras veinte años ha resistido tras una época en la que en Canarias proliferaban certámenes teatrales como el Ciudad de La Laguna, el Ángel Guimerá de CajaCanarias y los de los cabildos de Tenerife y Gran Canaria, todos ellos ya desparecidos. «El único que sobrevive es el de la ULL».
El autor de «La punta del iceberg» se refirió a la actual como «el momento más fructífero de la escritura teatral en Canarias», sin desdeñar la aportación de autores anteriores como Cirilo Leal o Alberto Omar. Citó como ejemplo la pujanza de autores actuales como Juan José Padilla, Roberto García de Mesa, Bibiana Monje, Yeray y Enrique Bazo o Inma Correa, entre otros. «Esto se debe a que, por una vez, Canarias no va a rebufo del resto de España, sino a la par».
Tras la intervención de Tabares, se entregó un reconocimiento a la Escuela Municipal de Teatro Pilar Rey de Santa Cruz de La Palma, fundada en 1981, lo cual la convierte en la primera de Canarias en constituirse oficialmente. Fue entregado por Antonio Fumero, de Troysteatro, en representación de los grupos teatrales participantes en las I Jornadas sobre Teatro Universitario y Amateur, y lo recogió el concejal del Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma Juan José Neris, que es alumno de la escuela homenajeada.
Como cierre de la gala, Juan Carlos Martín, Fátima Rodríguez y Cali Fernández presentaron una evocadora actuación que mezcló la música con la poesía, poniendo melodía y voz a versos de Julia de Burgos, María de Zayas o Gabriela Mistral, entre otras, enlazados con temas adaptados de la música tradicional canaria, del cancionero popular latinoamericano, o con endechas guanches recogidas por los cronistas.
