La Universidad de La Laguna celebró durante la jornada de hoy, jueves 29 de noviembre, el Día de la Facultad de Educación bajo el lema “Por una universidad comprometida socialmente”. Este evento contó con diferentes talleres, conferencias, mesas redondas y una entrega de premios extraordinarios de Fin de Grado al alumnado, así como un homenaje al profesorado jubilado de esta facultad.
Antonio Martinón, rector de la Universidad de La Laguna; Mª Dolores Baena, decana de la Facultad de Educación; y Esther Torrado, vicedecana de Pedagogía y Proyección Social del centro, fueron los encargados de abrir estas jornadas con el acto inaugural.
El rector ahondó en el compromiso que posee la institución que preside con respecto a la sociedad, hasta el punto que, en un corto periodo de tiempo, la ULL no solo va estar dirigida a alumnado de entre 18 y 22 años, sino que será un centro de formación para toda la vida. También destacó que el papel de la universidad no es formar al estudiantado para el beneficio de las empresas: “la universidad no es una fábrica de empleados”. Para Martinón, la misión de los centros académicos tiene que basarse en la transferencia de conocimiento y animó a los jóvenes allí presentes a que no se adapten y sean ellos mismos los que creen el futuro.
Tras un breve tiempo para los agradecimientos, Baena explicó el reto que tiene por delante su facultad, en concreto, y todo el centro académico, en general, en los próximos años: mejorar la educación para poder mejorar la sociedad. En este sentido, indicó que su facultad está plenamente comprometida con la consecución de una sociedad igualitaria, basada en valores, que eduque y que respete la diversidad. Para ello, es básico que la formación universitaria varíe y esté a la altura de los cambios que se están produciendo en la sociedad.
Educación y neoliberalismo
Después del acto de inauguración tuvo lugar la conferencia “Pedagogía del egoísmo: educando al nuevo sujeto neoliberal”, impartida por el profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de León Enrique Javier Díaz Gutiérrez, quien centró su mirada en la evolución que está realizando la sociedad hacia una lucha económica feroz, olvidándose de la necesidad de continuar con la lucha ideológica.
Esta situación está siendo latente en el ámbito de la educación, donde cada vez hay una brecha más amplia entre un modelo que aboga por la formación para construir una mejor sociedad, y otro que se basa en la mercantilización de la educación adaptada a las necesidades de los negocios.
Tal y como señaló Díaz Gutiérrez, en las últimas décadas se han recortado 9.000 millones de euros en educación pública, mientras se ha rescatado bancos a fondo perdido o se ha continuado con las obras de carreteras faraónicas que poseen poca utilidad real. Estas han sido algunas de las razones que han llevado a la educación al estado de deterioro y precariedad en el que se encuentra, que se ha visto obligada a buscar fondos prácticamente de cualquier manera y a cualquier precio.
Además, Díaz Gutiérrez sostiene que esta escasez de fondos ha contribuido a que las empresas entren en el sistema educativo, plasmando sus ideas neoliberales incluso a los niños en las escuelas a través de los libros de textos.
Los pensamientos neoliberales también han llegado a la universidad, que se ha convertido así en una constante competición individualista en la que solo gana el mejor. Una situación que se ha extendido y que tiene su mayor impacto en el emprendimiento, un mundo que define Díaz Gutiérrez como “la rendición del sueño americano”, que básicamente lleva a las personas a la precariedad individual.
Es más, indicó que ser emprendedor se ve como algo heroico, que ayuda a superarse a uno mismo, y en realidad detrás de esta forma de pensar hay un trabajo para que la ciudadanía se construya sin valores colectivos y solo piense en buscar el interés propio. En su opinión, toda esta educación que se está recibiendo desde niños y que se sigue admitiendo en edad adulta, tiene que cambiar.
Para terminar, hizo hincapié en una serie de alternativas que se deben de llevar a cabo si se quiere conseguir que la ciudadanía cambie su mentalidad egoísta: suprimir los conciertos en la educación, inculcar una concepción pedagógica colectiva, reducir el número de estudiantes por clase y profesor y apostar por un currículo laico, son algunos de ellas.
