La Universidad de La Laguna ha adelantado la celebración del Día Internacional de las Mujeres del 8 de marzo a hoy miércoles día 7, en previsión también de la convocatoria de huelga feminista convocada por las organizaciones sindicales. A las once de la mañana se concentraba en las escalinatas del Edificio Central un nutrido grupo de universitarios, con el rector a la cabeza, para defender esta efeméride y recordar, una vez más, que este centro docente debe luchar por promover la igualdad y por generar ideas y propuestas para crear un mundo más justo, sostenible y comprometido. El manifiesto, liderado por la Unidad de Igualdad de Género y el Instituto de Estudios de las Mujeres (IUEM), puede leerse íntegramente en este enlace.
Galería gráfica sobre el Manifiesto
Seguidamente, el Aula Polivalente del Edificio Central acogió el acto de entrega de los premios a mujeres investigadoras, que otorga anualmente el citado instituto investigador, y que en su cuarta edición ha recaído en la bióloga marina Natacha Aguilar, la arabista María Arcas y la divulgadora científica Carolina Martínez.
Galería gráfica sobre la entrega de premios
La asesora del rector en Políticas de Igualdad y Relaciones Institucionales, Dulce González Doreste, señaló al comienzo de la sesión que este es un acto que da visibilidad a las investigadoras y su papel en la ciencia. La también catedrática de Filología Francesa comentó que la propia CRUE reconoce que en la carrera investigadora, si bien se han dado pasos hacia la igualdad, todavía queda mucho por recorrer, dado que la mayoría de los puestos académicos de mayor nivel siguen estando ocupados mayoritariamente por hombres.
De hecho, apuntó que la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas ofrece otra visión, mucho menos optimista, en la que se constata que las mujeres siguen padeciendo contratos de investigación más precarios y se les concede menor presupuesto en sus proyectos. “Está claro que hay que seguir luchando por la igualdad de las carreras académicas”, repuso.
Inmaculada Perdomo Reyes, directora del instituto convocante, añadió que estos premios pretenden poner en valor y ensalzar a las mujeres de todas las ramas del conocimiento con proyectos destacados, que realizan estancias en otras universidades, que se comprometen con la transferencia del conocimiento y que tienen en su haber publicaciones competitivas.
“Las mujeres que reconocemos con estos galardones representan los valores de la investigación y además le otorgan sentido propio a la investigación. La más alta calidad académica se combina aquí con el trabajo regular en el tiempo, la apuesta por la internacionalización y el trabajo en equipo. Es investigación que remueve conciencias, son inspiración para todas nosotras y un estímulo para persistir.” Agradeció al escultor y profesor de la ULL Alfonso García la autoría de las esculturas con las que se reconoce este premio investigador.
Especialista en cetáceos de profundidad
Alberto Brito, catedrático de Biología Animal y especialista en el mundo marino, presentó a Aguilar de Soto. Explicó que la galardonada es especialista en cetáceos de profundidad, y de hecho la llaman de cualquier parte del mundo como voz autorizada en la materia. “Pero le hemos hecho pasar por un camino difícil”, dijo el catedrático, en el sentido de que la joven investigadora se ha visto obligada a realizar largas estancias en Estados Unidos y diversos lugares de Europa, concatenando unos contratos con otros, para lograr seguir investigando.
Hoy, reincorporada a la Universidad de La Laguna a través del programa Ramón y Cajal, no solo dirige varias tesis doctorales, sino que además participa activamente en el Máster Oficial de Biología Marina: Biodiversidad y Conservación, uno de los más importantes del país en este ámbito, y muy demandado. Destacó que Natacha Aguilar es además una persona muy comprometida con la sostenibildad, una gran divulgadora y defensora del medio ambiente.
La premiada, que se puso la bata blanca para recoger el premio en honor a todas las mujeres investigadoras, realizó una animada intervención. “Si dejamos que nos carguen la botella de oxígeno, luego nos meten en la cocina”, dijo, en el sentido de que las propias mujeres tienen también que salir de sus estereotipos y realizar tareas que tradicionalmente llevan a cabo los hombres. Aseveró que en la carrera investigadora muchas científicas a los treinta años se plantean la maternidad, y en esos casos supone un enorme lastre para ellas en su trayectoria profesional, por falta de apoyos cuando no se tiene un contrato estable.
Experta en derecho islámico
La profesora Maravillas Aguiar fue la encargada de presentar a la catedrática Arcas Campos, segunda premiada del IUEM. Afirmó que la galardonada, a un año de su jubilación, planteó en su tesis doctoral una de las contribuciones más relevantes sobre derecho islámico. Se trata de un trabajo excepcional al que la homenajeada dedicó años de estudio, aseguró Aguiar. “En aquellos años eran pocos los estudiosos de árabe en España, y de ahí ha desarrollado hasta ahora una brillantísima carrera profesional”. Desde 2002 es la catedrática de Árabe de la Universidad de La Laguna, y pasó a formar parte del selecto grupo de catedráticos de estos estudios que en España no suelen superar la quincena.
La historia del derecho islámico, el marco jurídico de la Guerra Santa, el célebre pleito Lorca-Vera, los aspectos jurídicos de la enfermedad, tratados sobre la lepra y también trabajos sobre mujeres árabes relacionadas con el derecho islámico, son algunos de los temas a los que Arcas Campoy ha dedicado su vasta carrera académica. Desde 2006 forma parte del grupo de investigación sobre fuentes del árabe nazarí, dirigido por la Universidad de Granada. “Ha sido un apoyo continuo en mi carrera docente, hasta hoy mismo. Estos años han pasado rápido, pero han dado para mucho. Me ha enseñado a aceptar las cosas como vienen, con fuerza y determinación”.
Arcas Campoy se mostró muy emocionada por la entrega de este premio, que corresponde, dijo, a un trabajo continuo e intenso a lo largo de su vida. Destacó la libertad con la que ha ejercido esta actividad, y señaló que el estudio del arabismo es poco conocido posiblemente por la existencia de profundos prejuicios. “Una de nuestras mayores suertes es el acceso a manuscritos muchas veces inéditos”, al tiempo ha trabajado con numerosas fuentes editadas, teniéndose que enfrentar a algo muy habitual en su ámbito: la traducción, “donde hay que tener muy en cuenta no descontextualizar ni de su tiempo ni de su espacio cultural”. La traducción le ha llevado a tener en cuenta la terminología, “una cuestión que me sigue apasionando”, apuntó. Ha trabajado en textos de filosofía, zoología, higiene, aspectos físicos…. “He ido aprendiendo por el camino, dudando, con dificultades, pero siempre me ha guiado el deseo de comprender el mundo árabe, y sobre todo el mundo en general”.
El papel de la mujer en la ciencia
Mª del Carmen Trujillo presentó a la tercera galardonada, Carolina Martínez Pulido, profesora de Biología de la universidad ya jubilada. Señaló de la homenajeada que ha desmontado los discursos científicos lastrados de machismo y de sesgo masculino, incluso en textos de Darwin. “Las mujeres”, señaló su presentadora, “estamos acostumbradas a ese rechazo o invisibilidad a las que estamos sometidas en muchas ocasiones e intentamos mirar a otro sitio y tirar para adelante, mientras que Martínez Pulido lo que ha hecho en diversas publicaciones ha sido analizar el papel de la mujer en la ciencia, destacar su verdadero rol y ponerlo en conocimiento del público en general”.
La ciencia sí es cosa de mujeres, aseveró la premiada, frase además que da nombre a una de sus publicaciones. Centró su intervención, para reforzar su idea principal, en el caso de varias científicas que contribuyeron enormemente a su ámbito científico, como fue Ruth Hubbard a mediados de los sesenta y setenta en Estados Unidos, sin darse cuenta de que estaba inmersa en el paradigma científico imperante de los hombres. Cuando se percató de ello abandonó su línea de investigación y se dedicó a difundir sus ideas sobre este asunto, dado que hasta ese momento no había recalado en la idea de que la ciencia también es parte de la estructura social. Hubbard tuvo el valor de publicar sus rupturistas opiniones en un tiempo en que los asuntos de géneros eran considerados simples provocaciones. “No hay una ciencia que sea objetiva y exenta de valores”, subrayó la premiada recordando a la investigadora, en el sentido que también el mundo de la investigación está cargado de prejuicios.
Martínez se refirió después a la directora del Centro Nacional de Investigaciones del Cáncer (CNIO), María Blasco, de quien dijo que siempre pensó que en la ciencia no había actitudes sexistas, afirmación que ha tenido que revocar al comprobar desde su puesto directivo que a los hombres les cuesta asumir que haya una mujer en posición profesional por encima de ellos. Blasco sigue señalando que las esferas de poder siguen copadas por hombres, incluso en la ciencia. Reconoce que se ha avanzado muchísimo en el último siglo, pero también es cierto que en las últimas décadas ha habido un retroceso, en el sentido de que el avance no se ha producido a la velocidad esperada.
La vicerrectora de Docencia, Ana Isabel Jiménez, que presidió el acto, cerró la sesión diciendo que todavía queda por derribar estereotipos asimilados al género femenino, y por eso premios como los de este instituto permiten visibilizar el papel profesional de las mujeres científicas, a las que animó a seguir en esta senda.