“Buena parte del resultado dentro del aula… está fuera de ella. Por ello, hay que pensar qué van a hacer los estudiantes cuando salgan de clase, en su casa”. Esa fue una de las provocadoras ideas enunciadas por Manel Jiménez Morales, director del Centro para la Innovación en Aprendizaje y Conocimiento de la Universidad Pompeu Fabra, durante la ponencia con la cual abrió las II Jornadas de Docencia Universitaria en Linea, organizadas por el Vicerrectorado de Docencia de la Universidad de La Laguna y que han sido inauguradas hoy, lunes 16 de abril, en el Recinto Ferial de Santa Cruz de Tenerife.
En el acto de apertura estuvo presente el rector de la institución anfitriona, Antonio Martinón; la vicerrectora de Docencia, Ana Isabel Jiménez; y directora de secretariado de Innovación y Tecnología Educativa del centro, Carina González.
El rector de la ULL reflexionó que para un profesor veterano como él, el hecho de que se celebren jornadas de innovación docente resulta novedoso, pero entiende que ya no basta con explicar y transmitir bien unos contenidos, sino que es necesario “andar por un camino nuevo” para asegurar que el alumnado realmente se forme y adquiera los conocimientos y destrezas que necesita. Señaló que estas jornadas son un foro adecuado para afrontar una de las innovaciones necesarias en este nuevo modelo que coloca al estudiante en el centro: la enseñanza a distancia a través de las tecnologías de la información y de las comunicaciones.
La vicerrectora de Docencia explicó que en el transcurso de esta jornada también se celebraría una reunión del grupo sobre Enseñanza en Línea de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE), razón por la cual en el primer día de este encuentro, además de las personas inscritas, también se cuenta la presencia de varios vicerrectores de universidades nacionales. Jiménez Abizanda explicó la estructura de este encuentro, que combina las conferencias plenarias con diversas mesas de debate.
Por su parte, la directora de secretariado explicó que en a estas jornadas han acudido 144 representantes de unas 32 universidades, entre los cuales están los máximos responsables de llevar la digitalización a sus respectivas instituciones “y pensar y repensar cómo adaptar las titulaciones universitarias a la nueva realidad digital”.
Conferencia inaugural
Bajo el título “Log Out the Classroom. Cómo salir del aula para entrar en el conocimiento”, Manel Jimenez ofreció una reflexión sobre lo que él entiende como la innovación educativa y, en especial el papel de los campus virtuales y la docencia en línea.
Argumento que el mundo actual está caracterizado por la volatibilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad. Por ello, los estudiantes deben adaptarse “al movimiento en el movimiento”, tal es el dinamismo. Ello implica vivir en un caos continuo que obligará a buscar “orden en el caos” y “ordenar lo inordenable”. El conocimiento ya no será un grupo de compartimentos estancos, sino algo variable y casi anárquico.
Según Jimñenz, la traducción de ese contexto al panorama educativo supone aceptar la confluencia de disciplinas y que la formación ya es continua y a lo largo de la vida (Lifelong Learning). También implica la disolución de los estudios de grado como formación especializada, de tal modo que cada vez es más necesario contar con posgrados. Otro factor que caracteriza este nuevo contexto educativo es que el conocimiento es autosugestionado, por lo que hay que hay que “preparar al alumnado para que sea autosuficiente y efectivo es esa autosuficiencia”.
Recordó que en 2015, la OCDE emite un documento que destacaba los siete principios que, en su opinión, debería cumplir todo aprendizaje: centrase en el alumnado, de naturaleza social y colaborativa, dirigido por la motivación y la experiencia, sensible a las diferencias, que contemple el esfuerzo evitando la sobrecarga, que favorezca por la evaluación continua y que establezca conexiones horizontales.
Basándose en esos siete puntos, Jiménez aportó varios aspectos, que en su opinión, debería regir toda innovación didáctica. Por ejemplo, al hablar de centrar la formación en el estudiante, hay que asumir que éste también puede crear conocimiento, lo cual obliga a cambiar las dinámicas docentes. “La colaboración y la comparición pasan a ser esenciales en la didáctica, y las herramientas empleadas deben ser maleables”.
El experto apuntó a que el campus debería concebirse como “un espacio de espacios” flexible: no tiene que circunscribirse a un solo ámbar físico y los tiempos de aprendizaje no deberían acotarse a un número de minutos concretos. Lo importante es que todo ello propicie “experiencias sustantivas”: que las sesiones presenciales sean realmente provechosas para el alumnado.
La tecnología es un factor determinante, guste o no: como explicó el ponente, se ha pasado de un pasado “en el que cuatro generaciones podían experimentar una revolución tecnológica, a una generación que puede experimentar cuatro revoluciones tecnológicas”. Es el tiempo y la sociedad de los nativos digitales, quienes, pese a los mitos, pueden estar confusos y no ser del todo capaces de saber cómo utilizar esas competencias digitales, por lo que la acción docente sigue siendo relevante.
Uno de los miedos exigente entre le profesorado es que este contexto tan virtualizado devenga en desperzonalización de la educación. Sin embargo, para Jiménez no hay peligro, y comenta que, en muchas ocasiones, el profesorado le ha manifestado haber logrado una mayor interacción con los estudiantes (y, por tanto, una mayor personalización) a través de los campus virtuales que en las clases presenciales.
Este nuevo modelo educativo ello requiere una acción docente no solo pluridisciplinar, sino transmediática, algo que, de hecho, es ya cotidiano: “cada día recibimos un Whatsapp que nos enlaza a una noticia que nos lleva a un video”. El estudiante, pues, expande su conocimiento a través de diversos medios y se convierte en “prosumer”, es decir, productor y consumidor de conocimientos al mismo tiempo. Esto es un reflejo de la actualidad: los profesionales ya no están tan compartimentados, son más versátiles. Por ello, los estudiantes también deberán tender hacia esa versatilidad.
El ponente incidió a lo largo de su ponencia en varios ejemplos para recalcar la idea de que el aprendizaje debe ser activo, dinámico, cambiante y creativo. Por ello, las herramientas digitales y los campus virtuales deben estar pensados para facilitar la generación de conocimiento y de tecnología por parte del propio alumnado.