Organizado por el Vicerrectorado de Docencia de la Universidad de La Laguna, el primer Congreso de Innovación Educativa se ha abierto hoy lunes 21 de mayo y se extenderá hasta el miércoles 23. Coincide con la celebración de las novenas jornadas que sobre la misma materia lleva celebrando el centro docente desde hace años y que, dada la extensión y relevancia que ha tomado en los últimos tiempos, ha adoptado ahora el modelo de congreso. Los ponentes que abrieron esta cita científica, los profesores de la Universidad de Barcelona Juana Sancho y Fernando Hernández, defendieron una nueva forma de concebir la enseñanza universitaria, indagando realmente en quién es el alumnado que hoy llega a nuestras aulas, bien distinto al de generaciones anteriores, y dándole valor al aprendizaje como forma de remover las estructuras del conocimiento.
En este congreso, como ya venía sucediendo con las jornadas homónimas, se presentarán algunas de las mejores prácticas de innovación educativa que la universidad anfitriona. En estos días acudirán más de de 300 inscritos, se presentarán más de 60 contribuciones, se celebrarán 7 talleres y se expondrán 36 pósteres. La cita se ha abierto al personal de administración y servicios del centro docente y al alumnado. La profesora Ana Vega, directora de este evento, indicó que el objetivo es crear un espacio de debate en el que resuenen experiencias en torno a la docencia en el aula.
La vicerrectora, Isabel Jiménez, destacó que el congreso acoge desde el año pasado a profesionales de la educación en Canarias, por lo que se trata de un evento abierto a la sociedad. “El interés del profesorado por la innovación es indudable, y está avalado por más de 130 proyectos en vigor en este curso”.
Juana María Sancho y Fernando Hernández realizaron su ponencia a la limón, interviniendo uno y otro para apoyar la misma idea: en la docencia hay que repensar lo que hacemos, no solo se trata de conocer la materia que se imparte, sino de lograr en el alumnado un aprendizaje efectivo, que le permita tener mirada propia sobre las cosas y ser dueño de su futuro.
“¿Soñamos los docentes universitarios con estudiantes galácticos?” fue el sugerente título escogido por estos dos catedráticos, quienes cuentan con una vasta producción científica y una amplia red de contactos internacionales, sobre todo en Latinoamérica, que les ha permitido tener una visión más global de las instituciones educativas y muy especialmente de las universidades. “Nos hemos dado cuenta de que los estudiantes son los más olvidados de las instituciones, hacemos las cosas sin pensar en ellos”. Con un guiño hacia los estudios e investigaciones que sobre astrofísica se realizan en las islas, los ponentes arguyeron que los expertos educativos montaron en su día un sistema educativo que no atendía a la realidad.
Su grupo de investigación está compuesto por docentes de diferentes disciplinas. “Hoy hay más investigación basada en lo que se hace en el aula, y cada vez más la investigación y la docencia dejan de ser mundos paralelos y están más imbricadas”. A Sancho y Hernández les preocupa saber qué aprenden los estudiantes, más allá de lo que queda relatado en los exámenes. De hecho, apuntan que la innovación docente que hasta ahora se practicaba en las aulas estaba enfocada solo desde un punto de vista tecnológico, y ellos se proponen cambiar esa visión. “Necesitamos nuevos conceptos para nuevas realidades, lo que además afecta a nuestras relaciones cotidianas”.
Estos docentes se han puesto en contacto con investigadores que ofrecen una visión distinta de la educción. “Los jóvenes de hoy son nómadas, no solo se están moviendo físicamente, sino también mentalmente. Tienen un flujo de contactos mucho mayor que los nuestros y para los cuales no estamos preparados”, explican. “Resulta complicado hablar con ellos si no hablamos su lengua”, en el sentido de que los docentes no conocen cuáles son sus inquietudes, sus códigos y sus formas de interactuar. “Aprender es desafiar las estructuras de conocimiento y las creencias actuales”, sostuvieron.
Aprender necesita tiempo para la reflexión, la consolidación y la interiorización de los conocimientos, lo que choca con la docencia organizada en cuatrimestres. Además, aprender con sentido es otra línea de trabajo de estos expertos: “Se trata de establecer conexiones entre lo aprendido. Aprender tiene que ver con desafiar los lugares donde siempre hemos estado, es un reto que permite estar siempre en tensión”.
“Buena parte de los estudiantes no se sienten desafiados cuando explicamos, porque no ven cuestionada su posición”, agregaron los profesores, quienes intentan romper las barreras disciplinares, para que cobre sentido todo lo que se aprende. Algunos volúmenes norteamericanos han indagado en cómo son los estudiantes de hoy, y la respuesta es ciertamente inquietante. Autores de libros como ‘Generation me’ o ‘iGen’ señalan que se trata sin duda de una generación mucho más conectada, pero también más conservadora y consumista, y que ante todo no está preparada para la vida adulta.
Los ponentes que hoy han participado en la Universidad de La Laguna apuntaron además que se hace un uso acrítico de estas tecnologías, se compran y se consumen sin ninguna clase de miramientos. “Los jóvenes crecen así más lentamente, evitando tareas que son propias de la madurez”. Esta generación que está ya a las puertas de la universidad ha crecido haciendo clics, por lo que les resulta complicado leer un libro. ¿Está la universidad preparada para estos nuevos desafíos?, ¿el profesorado, el PAS y las autoridades académicas son conscientes de la nueva realidad?, se preguntaron.