‘El Mago de Oz’, obra teatral protagonizada por personas con autismo y síndrome de Asperger, representada en el Paraninfo de la Universidad de La Laguna el pasado 17 de junio, recaudó un total de 5.900 euros tras la velada. De hecho, los cerca de 600 asistentes a este montaje inclusivo respondieron a la llamada de la solidaridad con el cartel de no hay entradas.
Los dos cheques, entregados el pasado 27 de junio a la Asociación de Padres de Personas con Autismo de Tenerife (Apanate) y a la Asociación Asperger Islas Canarias (Aspercan) de la mano de la Fundación Disa, son el broche de oro a un trabajo a tres bandas –sector público, privado y organizaciones del tercer sector- con resultados positivos.
“Para nosotros ha sido como una superproducción que ha conseguido visibilizarnos, quitarnos el estigma y demostrar que la cultura debe ser accesible para todos”, resumió ayer Beatriz Bello, coordinadora en Aspercan, en la sede del Vicerrectorado de Relaciones con la Sociedad de la Universidad de La Laguna.
Por su parte, María Rodríguez Luis, integrante de Apanate y madre de uno de los jóvenes con autismo que actuó en la representación, abogó por la continuación de este tipo de iniciativas inclusivas: “El teatro no solo desarrolla la capacidad de memorización y habilidades sociales en nuestros chicos, sino que incluso despierta en ellos sentimientos como abrazarse”.
‘El Mago de Oz’ ha sido posible gracias al Proyecto Platea que mantiene activo la Fundación Disa, una fórmula para fomentar la inclusión social a través del arte y facilitar herramientas a las personas con TEA que les ayuden a mejorar su autoestima y las relaciones con los demás.
En estos talleres teatrales, que comenzaron el año pasado, han participado 12 alumnos con edades comprendidas entre los 16 y los 39 años. Entre ellos se encuentran cinco miembros de Aspercan, tres de Apanate y cuatro voluntarios, quienes, bajo la dirección de Élida Gazmira Pérez, profundizaron en esta disciplina hasta su primera exhibición en público.
Tanto Apanate como Aspercan destacaron la emoción vivida el día del estreno y el hecho de que personas que “habitualmente van un paso por detrás y sufren aislamiento y rechazo”, fuesen los verdaderos protagonistas. “Son historias de vida que no han tenido aplausos y ver al público en pie aplaudiéndoles fue una especie de justicia”, contó Beatriz Bello.
Por su parte, la directora de Fundación Disa, Sara Mateos, y el vicerrector de Relaciones con la Sociedad de la Universidad de La Laguna, Francisco García, subrayaron el poder transformador del arte en la sociedad, así como la importancia de que, desde el ámbito público y privado, se apoyen proyectos que tengan la solidaridad y el voluntariado como banderas.