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A casa por Navidad, o no

lunes 23 de diciembre de 2019 - 12:56 GMT+0000

Cuando los clásicos navideños como el turrón, los villancicos, el sorteo del Gordo y la cabalgata de reyes vuelven a nuestras vidas y nos recuerdan los empachos de dosis extra de felicidad, de espíritu altruista y de reuniones familiares, es que, sin duda, ha llegado la Navidad. Las comidas de empresa hacen que sea misión imposible ir a un restaurante de forma improvisada, la fiebre consumista nos invade y las clases finalizan. El primer cuatrimestre del curso llega a su fin y toca disfrutar de unas merecidas vacaciones.

La Universidad de La Laguna ha cerrado sus puertas y miles de alumnos están dispuestos a disfrutar de las fiestas más esperadas del año. La mayoría se queda en Tenerife, gran parte también en el resto de las islas, pero otra, aunque menor, decide volver a su país, de donde vino para hacer un posgrado o una estancia Erasmus. Iris, Johnatan, Salomo, Yahia y Erika ponen rostro a los cientos de alumnos que cada curso llegan la ULL a través de programas de movilidad para continuar sus estudios o realizar algún máster.

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Iris es Frrokw es una de esas estudiantes que llegó del extranjero. Vino a Tenerife, desde Italia, en septiembre, en la primera tanda Erasmus, y ahora aprovecha las vacaciones de Navidad para reunirse con su familia en Oxford, donde vive una de sus hermanas. Sus otros hermanos se encontrarán con sus padres en Novara, la pequeña ciudad piamontesa en la que vive, y donde cosas que hacer y planes para divertirse con sus amigos no le faltan.

Iris Frroku

Esta veinteañera que cursa asignaturas de filología inglesa y española en la ULL duda cuando le preguntan si se siente albanesa (nació en Albania) o italiana: “Nunca sé qué contestar cuando me hacen esta pregunta pero supongo que es un 50% y 50%; cuando estoy con mis padres me siento más albanesa y con mis amigos, quizá, más italiana”. Y eso deja huella en las costumbres y en los manjares que se sirven en las comidas navideñas que prepara su madre, cocinera de profesión.

Una buena mesa de Navidad en su casa no es lo mismo sin una suculenta porción de börek, un delicioso pastel de masa filo relleno de queso feta, carne y verduras que, sin embargo, al ser vegana, no prueba. De todas formas, eso no le impide degustar las numerosas exquisiteces de la bella Italia que se sirven en esta época del año y que, en esta ocasión, sustituirá por los típicos menús navideños al más puro estilo ‘british’, no exentos de pavo relleno bañado en ‘gravy’.

De Tenerife le gustan mucho las papas arrugadas con mojo picón, los paisajes que ha podido ver (en especial el Teide) y la ULL, sus exámenes y la manera de explicar de sus profesores: “Al principio me costó mucho porque en Italia el sistema es diferente y no hay evaluación continua, pero estudiar poco a poco me parece mejor para conseguir tus objetivos”.

Para Iris, las Navidades significan reunirse con su familia porque es el periodo del año en el que consiguen estar todos juntos. Son especiales. Lo que a lo mejor ella y mucha gente no sabe es por qué. Un estudio del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) sobre las sentimientos y comportamientos de las personas ante la Navidad constata que las principales emociones que afloran durante estas fiestas son el acercamiento familiar (67%), la nostalgia hacia los seres queridos (36%), la alegría (21,4%) y la generosidad (18,5%).

Calor, surf y fiestas con amigos

Johnatan Ritkelt

Es decir, lo que se llama el espíritu navideño en toda regla, o la felicidad de reencontrarse con amigos y familia, como le ocurre al estudiante alemán Johnatan Ritkelt. Él y Salomo Dshokow, otro alemán que estudia en Austria, eligieron la ULL para seguir sus estudios de filosofía y psicología y también, por qué no decirlo, para huir del tremendo frío centroeuropeo durante unos meses.

“Tenía claro que quería venir a Canarias ‒dice Johnatan‒ porque odio el invierno en Alemania y aquí todo el año es primavera. Además, la página de la ULL me encantó: encuentras muchas cosas y actividades que hacer”. Este berlinés, que se queja un poco de lo estrictas que son las clases en España, ha descubierto el senderismo en Tenerife, pateando los montes de Anaga y los senderos del Parque Rural de Teno. Eso sin olvidar el surfeo en las playas del sur de la isla y las clases de salsa a las que asiste en Santa Cruz, donde vive ahora.

Sus planes navideños pasan por visitar la tierra de su novia, Valencia y, probablemente, degustar una buena paella en la cena de Nochebuena para marcharse luego a Berlín a ver a su familia, ir de fiesta y salir a bailar. Berlín da para eso y para mucho más. En esos planes entra cocinar schnitzel, un plato de carne empanada de origen austriaco que se acompaña de papas, que preparará con sus amigos, aunque deja muy claro que desde hace 10 años no come carne. Es vegano, como Iris.

Cuando termine su cuatrimestre en la ULL, en febrero de 2020, Johnatan Ritkelt está empeñado en prolongar, de alguna manera, sus vacaciones de Navidad: “Quiero viajar durante dos meses, así que al finalizar visitaré Miami, Cancún (Méjico), Cuba y California. Me apetece hacer este viaje antes de volver al frío de Alemania y seguir estudiando”.

Salomo tampoco volverá a casa por Navidad. A pesar de que le gusta compartir ese tiempo en familia, cocinar muchos platos típicos y contundentes e ir a muchas fiestas en Alemania, quiere exprimir al máximo su estancia en Canarias y disfrutar del buen tiempo. Por eso ha decidido cambiar el frío por el calor de Fuerteventura, donde se va a conocer la isla, su naturaleza salvaje, a surfear y a sentir el sol.

Salomo Dshokow

De aquí, de Canarias, le gustan, como a Johnatan, el buen tiempo, la comida y los paisajes que ha podido conocer, tanto en Tenerife como en La Gomera. Además de eso, su español ha mejorado “muchísimo” y no le ha resultado demasiado complicado adaptarse al ritmo de las clases y a las exigencias de los profesores. Su integración ha ido sobre ruedas.

Pan de jamón y noche de velitas

El pan de jamón es a Venezuela lo que el turrón de Jijona a España: una delicatesen que preside toda mesa navideña venezolana que se precie. Hecho a base de jamón de York, queso, pasas y aceitunas, esta especie de ‘brioche’ relleno es, junto a las hallacas, un auténtico tesoro gastronómico que en esta época del año trae muchos recuerdos a la venezolana Erika Rodríguez.

“Es delicioso, y huele muy rico cuando se hornea. Huele a Navidad”, dice esta antropóloga, y estudiante del Máster Universitario en Uso y Gestión del Patrimonio Cultural, que llegó procedente de Colombia, país en el que reside desde hace años, a pesar de ser venezolana de nacimiento: “Seguía el máster en RSS y me parecía excelente, igual que el plan de estudios de la ULL”.

Lo que le encanta a Erika es que estudiando el máster hay personas de diferentes carreras y diferentes partes del mundo, algo muy enriquecedor: “Es un máster multicultural; hay personas de Méjico, Cabo Verde, Marruecos, o Senegal, y de otras islas, como Gran Canaria o La Gomera”. Un ejemplo de pluriculturalidad que experimenta también en el piso en el que vive, que comparte con estudiantes de distintas nacionalidades.

Erika Rodríguez

Erika tiene el corazón dividido entre Colombia y Venezuela. Además del pan de jamón y las hallacas venezolanas, sus Navidades saben a ajiaco, una sopa típica de Bogotá a base de pollo y papas que se sirve en la cena del 24. Pero lo que realmente extraña es la celebración de la noche de las velitas, una festividad muy emotiva que se conmemora la noche del 7 de diciembre en Colombia, y que supone el pistoletazo de salida a las fiestas navideñas. “Se sale a la calle portando velas para pedir un deseo al año que empieza, y se comparte comida y música con los vecinos, se arreglan las calles…”.

Pero las fiestas cambian según de dónde seas o cómo y con quién las vivas. Este año Erika no se vuelve a casa porque se queda en Tenerife con su familia paterna. Pasará la Nochebuena con su padre y sus dos hermanos pequeños, que viven en la isla. Cocinará pan de jamón y preparará los regalos, pero antes, montará el pesebre, como manda la tradición.

Porque está demostrado que la decoración navideña y todo lo que envuelve la Navidad causa efectos tremendamente positivos en las personas. ¿Entonces por qué resistirse? No es casualidad que en EEUU la producción de telefilmes navideños sea un negocio de lo más rentable. Cada año ven la luz más de un centenar de películas sobre la Navidad que cruzan el charco y llegan a nuestras pantallas en forma de historias almibaradas, protagonizadas por personajes que quedan irremediablemente imbuidos por el espíritu navideño.

Fútbol y regalos sin Navidad

Yahya El Bahi

Yahia El Babi quiere destinar estos días a comprar regalos para su familia. El 27 de diciembre se marcha a su casa, a Marruecos, porque tiene exámenes allí y quiere aprovechar el parón navideño para hacerlos. Compañero de Erika en el Máster Universitario en Uso y Gestión del Patrimonio Cultural de la ULL, Yahia no celebra la Navidad. Al ser musulmán, para él carece de significado.

En Marruecos la Navidad es un día como otro. “Hay algunas familias que tienen un pensamiento europeo y la celebran como se hace en Europa, pero en mi familia no lo hacemos. Se trabaja como cualquier otro día”, dice. Aunque él, a su vuelta a Meknes, la ciudad en la que vive, lo que hará será salir con sus amigos, ir al café o jugar al fútbol. “Ahora hay nieve en Marruecos, así que es momento de hacer todo eso”.

Yahia ha ido ya a algún que otro guachinche y ha probado algunos de los platos típicos canarios. Confiesa que le costó un poco integrarse en la ULL debido, sobre todo, al papeleo administrativo y a alguna que otra cuestión que está pendiente de solucionar. Aparte de eso, en este cuatrimestre ha tenido tiempo de visitar Santa Cruz, que le encanta, recorrer La Laguna e ir alguna que otra vez al Puerto de la Cruz. “Me gusta la isla, especialmente la capital. La gente es amable y todo lo que buscas lo puedes encontrar aquí”.

Que no se celebren estas fiestas no quiere decir que no se tengan firmes propósitos para el año nuevo, entre los que, estadísticamente, y año tras año ‒e independientemente del país o creencia‒ se sitúan, y por este orden, cual calco, dejar de fumar, seguido de perder peso e ir al gimnasio. No es su caso. Él quiere culminar el máster y seguir preparándose en patrimonio y en literatura francesa para poder desarrollarse profesionalmente.

Se celebren o no se celebren, lo cierto es que la Navidad pone el colofón de oro al año que termina y es la brillante antesala del que comienza. Y si hay alguien que ha transmitido como nadie el espíritu navideño, ese es Charles Dickens. El escritor británico ya decía en su maravilloso Cuento de Navidad, y de boca del sobrino del viejo cascarrabias Scrooge, que la Navidad es “(…) el único día en el largo almanaque del año en que hombres y mujeres parecen estar de acuerdo para abrir sus corazones libremente (…)”. Que así sea.

¡Feliz Navidad!


Archivado en: Internacionalización, Protagonistas