La Universidad de La Laguna, a través de un grupo de investigación interdisciplinar, y Cabildo Insular de Tenerife, dentro del área de Acción Social y Participación Ciudadana, llevan trabajando desde hace un año en el Programa Envite 20/30: Tenerife, isla ODS. Se trata de contribuir desde las dos instituciones al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, analizando lo conseguido en este año y marcándose metas para 2020 en el entorno insular.
La consejera de Educación, Universidades, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, María José Guerra Palmero, aseguró en el acto celebrado hoy en el campus universitario de Guajara, que necesitamos “justicia climática y justicia social, en uno de los puntos más desiguales de Europa”. La consejera constató que ya tenemos refugiados ambientales, y las previsiones es que lleguen a los 200 millones de personas, “en medio de un escenario en el que las diferencias entre el norte y el sur se hacen más acuciantes”.
El proyecto pretende ir sumando iniciativas de movimientos sociales y esfuerzos de colectivos ciudadanos involucrados en el alcance de estos ODS para la isla, implicando progresivamente municipalidades y entidades públicas y privadas. El propósito es pues planificar y actuar conjuntamente hacia un nuevo proyecto de isla, haciéndole llegar a los poderes públicos propuestas diversas y concretas en diferentes líneas de actuación.
“Aquí hemos sido ecologistas de salón, cuando en otras latitudes eso significa poner la vida en juego”, sostuvo la consejera, quien agregó que es “el momento de la valentía, porque ya hemos agotado todas las prórrogas”. Guerra Palmero felicitó a la Universidad de La Laguna por ponerse al frente conectando en redes de trabajo a organizaciones, administraciones y ciudadanos y ciudadanas, lo que a su juicio se torna fundamental. “La transición ecológica tiene que ser justa y no dejar víctimas en el camino”, aseveró.
Por su parte, la rectora del centro académico, Rosa Aguilar, agregó que esta iniciativa persigue llegar a 2030 con muchos de esos objetivos, si no todos, logrados. “Es una apuesta tan ambiciosa como ineludible. Simplemente, no podemos negarnos a avanzar por esa vía porque ello sería suicida”.
La rectora comentó que en estos días hemos vivido “con cierto estupor” el desarrollo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de Madrid, la COP25. “Parece que todo el interés se ha centrado en polémicas algo artificiales en torno a la presencia o no de Greta Thunberg, pero finalmente no se ha hablado de lo sustantivo, que son las negociaciones que ahí se desarrollaban, y cuyos resultados han sido agridulces”.
Está claro que en esta materia debemos lograr consensos, añadió Aguilar. “Y eso es lo que ha tratado de hacer este proyecto, Envite 20/30”. La rectora explicó que se está reuniendo con diferentes colectivos de la comunidad universitaria para redactar de manera consensuada una declaración de emergencia climática que contenga acciones concretas para reducir la huella de carbono del centro académico. “Y en nuestro Plan de Gobierno contamos con, aproximadamente, una veintena de medidas sobre sostenibilidad que ya estamos poniendo en marcha”. La rectora felicitó a la promotora de este evento, la catedrática Lourdes González Luis, “por su esfuerzo y visión”.
Feminismo ecológico
La sesión de hoy se abrió con la ponencia de la activista mexicana Verónica Vázquez, profesora universitaria y ecofeminista especializada en género y seguridad alimentaria. Su ponencia versó en los derechos de las mujeres en la política ambiental global, de la que concluyó que, aunque las féminas han ido cobrando posiciones y haciendo valer sus reivindicaciones en las grandes citas climáticas, la perspectiva de género sigue quedándose en muchas ocasiones en la espuma de las cosas, sin llegar realmente a modificar las estructuras sociales.
La socióloga hizo un extenso repaso por las grandes cumbres que sobre el clima se vienen sucediendo periódicamente, con mayor o menor fortuna. Indicó que el interés por la lucha contra el cambio climático viene sucediendo desde los años ochenta, con Noruega como país líder a la cabeza. “Todavía hoy hay gente que desconfía de que el problema esté en el modelo de desarrollo, cómo producimos y cómo consumimos. Este problema no se resuelve porque tienen que participar 180 países, y es por tanto un problema global”.
“Las feministas del sur consideramos que se están violando nuestros derechos reproductivos”, expresó la ponente, que añadió que cada vez que se les pide a las mujeres mayor control del número de hijos, “sometiéndonos a veces a herramientas de esterilización sin nuestro propio consentimiento, que en ningún país europeo serían aceptados”. Por otro lado, está la segregación laboral femenina, con países como Italia, por ejemplo, “lleno de tailandesas que se dedican a cuidar a los hijos de las mujeres blancas para que ellas puedan trabajar, dejando estas cuidadoras a sus propios hijos en sus países de origen”.
Relató que en la Agenda 21, producto de la reunión de Río de Janeiro, las mujeres se convierten en un grupo de interés de la ONU, lo que quiere decir que se puede influir en el proceso de decisiones. Por su parte, en la cumbre de Beijing en 1995 se incluyó la integración de la perspectiva de género, en la idea de que se transforme la cultura dominante, lo que para la ponente resulta insuficiente. “En México tenemos innumerables ejemplos de cómo se integra la perspectiva de género sin que en realidad se realicen cambios estructurales”. En el país centroamericano mueren nueve mujeres al día a manos de sus parejas, “y llevamos integrando la perspectiva de género desde Beijing”.
La economía verde fue el tema central de la Cumbre de Río en 2012. En ese contexto se puso en evidencia que las mejores propuestas feministas provienen de las mujeres indígenas bolivianas y zapatistas, quienes sufren la desigualdad que entraña la propia pobreza y a la que se suma la de género. “Son dueñas de una cultura milenaria y no reconocida que está siendo aniquilada. Se trata de racismo institucionalizado, porque son violadas todos los días, asesinadas y obligadas a consumir alimentos transgénicos, generando unos importantes problemas de obesidad y salud”.
El acuerdo de París, de 2015, supuso un acuerdo global de reducción de emisiones de efecto invernadero. Las feministas lograron buscar la defensa de los derechos en el escenario de lucha climática, cita en la que hubo tres menciones a la igualdad de género.
Para la experta, fue la Cumbre de Río la que unió a personajes tan distintos como el propio papa Francisco, Noam Chomsky y Leonardo DiCaprio en contra de las posiciones negacionistas de Trump y Bolsonaro. “A día de hoy, el espíritu de la utopía está liderado por las mujeres, con tres referentes claros: Naomi Klein, Alexandria Ocasio-Cortez y Greta Thumberg”.
Grupos de trabajo
La sesión continuó con la distribución en mesas temáticas intercomarcales de los participantes, entre los que figuraban colectivos ecologistas, plataformas feministas, educadores y educadoras, asociaciones por el comercio justo, agricultores ecológicos, asociaciones vecinales, entre otras.
La idea es que de estas mesas de debate construidas en torno a cinco grandes temas que engloban todos los ODS (medio ambiente y salud; producción sostenible y distribución de la riqueza; mujeres, igualdad y transformación social; diversidad e inclusión y, por último, jóvenes y derechos y deberes de las generaciones futuras) se extraiga un manifiesto en torno a cada uno de ellos y la propuesta de dos grandes acciones en red que se realizarán en 2020.
El resultado de esta sesión se publicará en un cuaderno de conclusiones que actuará como decálogo de acciones insulares para 2020.