La rectora de la Universidad de La Laguna, Rosa Aguilar, visitó ayer 31 de julio las dependencias de la Sección de Medicina de la Facultad de Ciencias de la Salud, para conocer de primera mano sus demandas en distintos ámbitos.
Acompañada de las vicerrectoras de Cultura y Participación y de la de Infraestructuras, Rosa Aguilar se reunió con el equipo decanal y con distintos profesores, quienes le expusieron diversas cuestiones que aquejan al centro académico. La primera, y más urgente, es la necesidad de modificación del plan de estudios, cuyos cambios fueron previstos hace dos años pero que aún no ha visto la luz. El decanato quiere implantarlo en el curso 2020/21, por lo cual urge su remisión a la agencia evaluadora lo antes posible.
En este mismo ámbito, los docentes solicitaron que el plan de estudios contenga prerrequisitos para orientar al alumnado dentro del grado y que impidan pasar de curso hasta no tener determinado número de créditos aprobados. En opinión de los profesores, existe un leve porcentaje de abandono a mitad de los estudios, debido al excesivo número de convocatorias de exámenes, que hace que los estudiantes se relajen en su rendimiento, a lo que la rectora respondió apostando por una más exigente evaluación continua.
También adujeron que la enseñanza práctica debería extenderse a todo el año y no tener un carácter semestral, lo que les complica para su organización interna, cuestión a la que la rectora se mostró sensible.
El centro cuenta con una plantilla muy envejecida. De hecho, la media de edad de los catedráticos ronda los 65 años, lo que hace prever que, dentro de diez años, teniendo en cuenta las exigencias de la carrera docente, solo quede uno. Esta descapitalización de la plantilla podría poner en riesgo a la propia facultad y los hospitales universitarios, si no se toman medidas urgentes de promoción de nuevas plazas a corto y a medio plazo, dijeron.
Otra de las realidades del centro tiene que ver con el acceso de los estudiantes a la información de los pacientes hospitalizados, cuestión que está prohibida por la normativa de protección de datos, pero que crea muchos inconvenientes para que los estudiantes puedan analizar el historial clínico de cada enfermo y, además, para realizar el propio trabajo de fin de grado. En otros centros se soluciona mediante un sistema informático encriptado, que permite el acceso a los datos, pero sin que se conozca en ningún momento su identificación, cuestión que a Aguilar le apreció muy pertinente.
El estado de las infraestructuras fue otro punto de la reunión, dado que el centro, que este año ha cumplido 50 años sigue todavía ubicado en unos pabellones provisionales que dificultan su mantenimiento, lo que ha producido goteras en varias dependencias. Se han redactado dos anteproyectos para la construcción de una nueva facultad, pero ninguno de ellos ha visto su desarrollo ni ha sido conocido por el propio centro.
“Necesitamos que haya un desarrollo del proyecto, y ahora es buen momento porque tanto la dirección de la universidad como el propio gobierno regional tienen cuatro años por delante. Necesitamos saber que esto se va a hacer, y mientras tanto que haya una partida presupuestaria de mantenimiento”, solicitaron.
Antes de reunirse con el equipo decanal, la rectora pudo conocer la realidad de las asignaturas con prácticas clínicas, visitando la séptima planta del Hospital Universitario de Canarias, dedicada al servicio de cirugía y donde acuden diariamente los estudiantes de la asignatura de Patología Digestiva, que incluye aspectos teóricos y quirúrgicos, a cargo de los catedráticos Enrique Quintero y Ángel Carrillo, y acompañados en la visita por el vicedecano Rafael Martínez, también catedrático del área.
Los docentes explicaron a la rectora que todas las mañanas desarrollan unas sesiones clínicas, de obligada asistencia para el alumnado, en la que repasan online los ingresos acaecidos la noche anterior y su historial médico, después de lo cual los estudiantes se distribuyen entre visitas a los pacientes, operaciones y diversas consultas. Se trata pues de un tipo de enseñanza que non permite la asistencia masiva de alumnado, tan solo de un estudiante o dos por operación, explicaron, así como en las propias consultas.
La rectora se comprometió finalmente a que la modificación del título esté finalizada en noviembre, con la idea de que esté en vigor en el curso 2020-21, y a mejorar la ratio de la plantilla de profesores vinculados y asociados asistenciales.