La conquista de Canarias iniciada durante el siglo XV marcó el inicio de la presencia del archipiélago en la historia europea. Antes, apenas había sido una nota a pie de página en la antigüedad, con alguna mención ilustre como la de Plinio el Viejo, pero en general, fueron siglos de silencio hasta que en el siglo XIV la curiosidad de navegantes como el genovés Lancelloto Malocello o el normando Jean de Bethéncourt, por citar a los más ilustres, reavivaron el interés por un territorio que, a medida que aumentaba el conocimiento geográfico global, se iba tornando cada vez mas estratégico.
Por ello, si bien se suele considerar que la imbricación de Canarias en la historia europea fue algo propio de la Edad Moderna, el origen y culminación del proceso está enraizado en la Baja Edad Media (siglos XIV y XV). En todo caso, la idea de que en Canarias pudieran proliferar medievalistas podría parecer aventurada, pero lo cierto es que en las últimas tres décadas se ha ido desarrollando una fecunda producción historiográfica en torno a este periodo desarrollada por investigadores de instituciones canarias. Baste mencionar en la Universidad de La Laguna la labor del que en su día fuera el Centro de Estudios Medievales y Renacentistas, cuya fecunda y reconocida producción propició su reconversión en instituto universitario.
Una de estas abanderadas del medievalismo en nuestra institución académica es Ana Viña, que desde noviembre de 2019 es catedrática en su disciplina. “Es la culminación de mi carrera académica”, reflexiona la investigadora, que asume su nombramiento como un modo de reivindicar el área de Historia Medieval. “En Canarias no tiene demasiado predicamento, somos un grupo pequeño que, pese a ello, ha logrado una cierta proyección a nivel de publicaciones, convenios y, sobre todo, trabajos interdisciplinares”. El año pasado fue, sin duda, muy importante para esta investigadora, pues también fue distinguida como Hija Predilecta por el Cabildo de La Palma.
Rememora que su interés por la Edad Media desde un punto de vista académico probablemente provenga de la influencia de uno de sus profesores en la licenciatura de Geografía e Historia en la Universidad de La Laguna, el catedrático Manuel González Jiménez. “Solo estuvo un año aquí, pero me abrió la perspectiva de que hay algo más allá. Siempre me había gustado lo que eran los señoríos, sus características, pero entrar a investigar esa parte me apasionó. Creo que se lo debe a él”.
Especializarse en ese periodo en la Tenerife de la época no era una opción, por lo que Viña obtuvo su doctorado en la Universidad de Sevilla gracias a numerosas becas. De vuelta a las islas, inició su carrera investigadora, primero en el colegio universitario que por aquel entonces tenía la Universidad de La Laguna en Las Palmas de Gran Canaria y, desde 1986, como profesora asociada en la propia institución académica. “Cuando empiezas a trabajar en tu propia tierra, comprendes que tu obligación es, en parte, trabajar sobre el lugar donde vives”. Ese fue el inicio de una trayectoria que la ha llevado a abordar la conquista y la colonización de las islas, la importancia de Canarias como territorio de frontera y, desde hace unos siete años, el sector del azúcar, relacionado con la producción y el comercio, abarcando no solo su dimensión como actividad agrícola y económica, sino también el aspecto humano y sus técnicas específicas de producción.
Además del mundo azucarero -sobre el cual volveremos más adelante- otra línea de investigación ha llevado a Viña a explorar de manera interdisciplinaria las propias bases de la Historia –esto es, la documentación- mediante una iniciativa que busca valorizar, explotar y difundir mediante una plataforma web el rico patrimonio documental con el cual ella y otros investigadores han podido trabajar en sus diferentes proyectos.
Viña explica que en su trabajo ha tenido que manejar documentación de finales del siglo XV y principios del XVI, por lo cual se planteó que, si de todos modos debía transcribir esos documentos –tarea nada fácil, dado lo enrevesado que puede resultar a ojos contemporáneos la escritura procesal de aquel periodo-, ¿por qué no facilitar que esa documentación transcrita pueda ser aprovechada por otras personas? De ahí nace su investigación con Dolores Corbella, catedrática de Filología Románica de la Universidad de La Laguna, para poner en marcha en el seno del grupo de investigación Lexicografía e Historia (LexHis), un proyecto interdisciplinar sobre el Corpus Documental de las Islas Canarias, conocido por sus siglas CORDICan.
Este trabajo aúna la transcripción documental pura y dura con un trabajo de procesamiento posterior de cada documento, gracias al cual será posible ver una imagen escaneada del documento original y leer tanto la transcripción literal de su contenido como la normalización, una adaptación actualizada más acorde al castellano actual e información sobre términos y abreviaturas específicas. Además, cada registro incorpora los metadatos de cada unidad documental y un sistema de etiquetado que permitirá buscar textos que contengan términos relacionados y facilitará la consulta en una plataforma informática que podrá ser consultada en línea.
Aunque el equipo de este proyecto ha tenido ofertas para alojarlo en servidores de varias instituciones españolas e, incluso, mexicanas, la apuesta de Viña y Corbella ha sido utilizar las infraestructuras informáticas propias del centro docente tinerfeño. “Decidimos que era nuestra documentación y que, por tanto, sus enlaces deberían estar disponibles a través de la Universidad de La Laguna”.
La programación la ha realizado Maarten Janssen, creador de la plataforma de software que se está utilizando, la cual presentó al equipo del grupo LexHis a principios de 2019. De este modo, CORDICan se unirá a otros proyectos similares que se centran en patrimonio documental de zonas geográficas concretas y, de este modo, se podrá configurar un gran corpus documental global accesible desde cualquier parte del mundo. “Ahora mismo estamos en la fase de adaptar nuestras transcripciones al programa y esperemos que en marzo de 2021 esté en abierto. En principio vamos a poner unos 200 documentos, una gran parte sobre el azúcar, pero no es un proyecto cerrado y recogerá asimismo inventarios, documentación epistolar, etc. La idea es hacer accesible una documentación riquísima que custodian los archivos canarios y que, sin embargo, apenas está siendo utilizada por los investigadores foráneos”.
Los documentos provienen de diferentes archivos, algunos tan importantes como el General de Indias en Sevilla o el de Simancas, en la vallisoletana localidad homónima, lo cual es otra de las dificultades del proyecto, pues es necesario desplazarse hasta cada uno de ellos, localizar los legajos y lograr los permisos para fotografiarlos, antes de transcribirlos y subirlos a la plataforma.
“La web también sirve para informar sobre en qué archivo se localiza cada original. También que los puedas agrupar y recuperar, por ejemplo, todos lo que traten del vino o del trigo en un periodo concreto de tiempo e, incluso, en una isla o localidad. Mi tarea se centra en la transcripción y lo referido a la indexación y los metadatos la realizan otras personas del equipo. Hasta ahora hemos coordinado el trabajo la doctora Corbella y yo misma, a partir de algunos proyectos nacionales y del Cabildo. Nos han concedido estos días uno de la Comunidad Autónoma, liderado por el profesor González Zalacaín, miembro fundador de nuestro equipo, lo que sin duda contribuirá a un gran avance de CORDICan.
El interés de tener ese corpus accesible en la red es que permitirá la consulta a investigadores de diferentes especialidades y de diversas universidades. El trabajo directo con un documento puede servir incluso para hallazgos de lo más fortuitos: “por ejemplo, gracias a este proyecto hemos visto que palabras que los diccionarios hasta ahora citan como de origen brasileño en el siglo XVIII está en documentos canarios del XVI, totalmente españolizadas. Ahora sabemos con certeza, porque los documentos así lo demuestran, que esos términos llegaron a América desde Canarias y Madeira, es decir, que emprendieron la ruta de la emigración atlántica y conforman un legado más de lo que el archipiélago aportó al Nuevo Mundo. Si tienes la documentación en acceso libre, cualquier investigador podrá utilizarla, ya que un mismo manuscrito puede abordarse desde una investigación interdisciplinar y ofrecer múltiples lecturas”.
El azúcar
La caña de azúcar fue el primer producto cultivado y transformado en Canarias que logró establecer un fecundo mercado de exportación. Su proliferación conllevó la aparición en las denominadas islas azucareras (Gran Canaria, la Gomera, La Palma y Tenerife, por ese orden) de muchas zonas de cultivo de su materia prima, el desarrollo de poblaciones en torno a los ingenios en donde se elaboraba este preciado producto y sus derivados y, obviamente, una intensa actividad portuaria y mercantil. Todo ello, perfectamente recogido en la documentación de la época.
Viña explica que en el siglo XVI, principalmente, los mercados europeos demandaban el producto porque era de mucha calidad y, en contrapartida, llegaban inversiones a las islas. Otro aspecto fundamental que se puede estudiar siguiendo la pista del azúcar es el desarrollo de las infraestructuras hidráulicas, pues no era posible cultivar casi nada si no se estaba en un área de regadío. “Una de las preguntas es porqué se construyen los ingenios en unas zonas y no en otras. Pues porque están en función de esa infraestructura hidráulica”, explica la experta.
“Lo que intento ver en mis estudios es que las condiciones físicas y climáticas son importantes, así como la demanda azucarera del exterior. Pero ¿qué pasa con el elemento humano? Tenemos esa idea que el azúcar desaparece de Canarias a mitad del XVI y realmente no fue así: simplemente, por diversas causas, especialmente por el desarrollo de la agroindustria en América, el azúcar canario deja de competir con otros cultivos que son más prioritarios en la exportación”.
Pasada esa época, hubo que adaptarse a nuevos cultivos y en muchas tierras se arrancaron las cañas para sembrar vides. “Pero esa población que se había especializado en este producto, ¿qué pasó con ella? Continuó de algún modo, tanto aquí en zonas de la isla de La Palma, principalmente, o en el sur de Tenerife, en el ingenio de Adeje, por lo que los maestros azucareros canarios, muy cualificados en su oficio, siguieron siendo demandados desde América. Por ejemplo, tenemos documentos del siglo XVIII en los que desde Cuba se reclaman técnicos en producción de caña procedentes de La Palma. Si los están pidiendo, entonces es que allí se continuó trabajando dos siglos después y sus oficiales seguían siendo especialistas reconocidos”.
Sobre este asunto, Viña anuncia que, “si la pandemia lo permite”, dentro de poco será publicado un par de capítulos de libros que le encargaron y uno de ellos se refiere a la documentación azucarera en todas las islas de la Macaronesia. Gracias a estos trabajos es posible saber que la actual y muy estrecha relación existente entre estos archipiélagos ultraperiféricos no es algo de nuestra época y, de hecho, ya había contactos muy provechosos entre las islas de la región desde el siglo XVI.
“Sería imposible entender los ingenios creados en Canarias sin la aportación madeirense, fundamentalmente. Los principales técnicos vienen todos de Madeira, a pesar de que eran de potencias diferentes, porque una cosa es la política internacional y otra, la economía”. La población de Madeira y Portugal llega a ser tan importante en aquella época en nuestro territorio que, en algunos archivos parroquiales del norte de La Palma, los libros de bautismo están escritos en portugués y algunas de las primeras datas de repartimiento que otorga el adelantado Alonso Fernández de Lugo también están redactadas en el idioma luso.
Siguiendo el rastro de las rutas del comercio del azúcar también se hallan documentos referidos a otros asuntos, y de este modo es posible entender que, en muchos aspectos, Canarias fue el territorio en donde se aplicaron avances y normativas que luego serían trasladadas a la otra orilla del Atlántico: “México, Santo Domingo o Puerto Rico están solicitando casi siempre a la Corona lo mismo que se ha conseguido ya para Canarias. No solo éramos un lugar de tránsito, sino que muchos productos y legislación ligada a ellos se adaptan y luego continúan, es decir, vinculan las dos orillas del Atlántico. Esa vinculación de la que siempre hablamos con Cuba o Venezuela, que parece del siglo XIX, está presente desde los momentos iniciales, como vemos en las autorizaciones para llevar animales o técnicas al Nuevo Mundo”.
Aunque el énfasis siempre se pone en América, Viña matiza que ese tránsito de cultura y comercio también conectaba a las islas con el mundo europeo. “No en todas las islas pero, por ejemplo, en La Palma sería muy difícil entender lo que supuso el arte y la construcción si no tenemos en cuenta el área flamenca, hay una conexión muy estrecha. Hay un continuo viaje de ida y vuelta tanto hacia el continente europeo como al americano”.
Además de la preocupación por el patrimonio documental o la época del “oro blanco” (el azúcar) en Canarias, Viña ha realizado incursiones en otras temáticas históricas, siempre en el marco temporal de los siglos XV y XVI. Una de ellas ha sido la perspectiva de género, dado que una de las grandes críticas que se realiza a la Historia es la poca presencia femenina que suele haber en ella. “Sin embargo, en algunas de las pequeñas incursiones que he hecho, sí que aparecen mujeres en la documentación. Algunas de ellas se visibilizan a partir del momento en que son viudas y eso es importante: mientras están solteras o casadas, es como si no existieran porque, incluso en la documentación, son sus maridos, sus padres o sus hermanos quienes tienen que dar permiso para cualquier acto jurídico; sin embargo, en el momento en que tienen que asumir el lugar de sus maridos al quedar viudas, son ellas las que llevan la administración de su casa y sus bienes”.
Cita por ejemplo a Águeda Monteverde y a otra mujer sobre cuyo caso ha escrito recientemente, Ana Jaques. “Es muy curioso porque su tío, que es un gran propietario y mercader, diseñó el matrimonio de sus hijos y sus sobrinas con otros mercaderes. Sin embargo, esta señora, cuando su marido muere, hace un inventario de todos sus bienes y vemos que se desenvuelve perfectamente con los libros de su hacienda, lleva la contabilidad de los tributos, compra, vende, incluso llegó a hacer una compañía comercial para ropa”.
Lo que es cierto es que las mujeres estaban infrarrepresentadas en las crónicas, hasta el punto de que podría darse el caso de que llegaran a realizar acciones dignas de mención que no se reflejaran documentalmente. Viña cree que sí, principalmente por la legislación del momento. “La mujer estaba en el espacio privado, nunca en el público y solo sale de él cuando las circunstancias familiares cambian drásticamente. Es verdad que no son todas iguales, también tenemos referencias en toda clase en documentos tan variopintos como los testamentos, los títulos de propiedad y las dotes. Pero ese papel protagonista en la economía se da cuando no le queda más remedio que asumir las riendas”.
Entre una cosa y otra, Viña sigue adelante con sus trabajos. Su equipo acaba de lograr otro tercer proyecto gracias al cual podrá contar con más financiación para CORDICan, necesaria sobre todo para poder contratar por algunos meses a los especialistas en la vertiente más tecnológica. También tiene en marcha un estudio sobre la terminología del azúcar y otros que se salen un poco más de sus líneas habituales, como un estudio sobre la orchilla, un colorante de origen vegetal que fue el primer producto de exportación de Canarias; y otro sobre las relaciones de poder en torno el agua: “Las normas, las leyes, las élites locales que tiene interés en formar parte de las instituciones para poder defender sus propios intereses… Vamos, ¡que no es nada nuevo lo que hay hoy!”.
Gabinete de Comunicación