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EBAU: La promoción del confinamiento

viernes 31 de julio de 2020 - 09:12 GMT+0000

De izquierda a derecha, Carolina Morales Gustafsson, Alejandro López González y Marta Roda González, estudiantes con las notas más altas de la EBAU de la provincia de Santa Cruz de Tenerife en

Como cada año, en 2020 miles de estudiantes procedentes en su mayoría de Bachillerato y ciclos formativos de formación profesional realizaron la EBAU, una prueba que determina su futuro universitario, pues su nota se emplea para baremar las solicitudes de preinscripción del alumnado de nuevo acceso. Sin embargo, en esta ocasión, la convocatoria ordinaria, celebrada entre los días 1 y 4 de julio, fue atípica por muchas razones.

Para empezar, las propias fechas de los exámenes fueron diferentes a la de años anteriores, unas dos semanas más tarde de lo habitual. Además, en la convocatoria celebrada en la provincia de Santa Cruz de Tenerife se alcanzó una cifra récord de personas inscritas: 5.021, frente a las 4.280 presentadas en 2019. Quizá esa masiva afluencia explique la inferior tasa de aprobados respecto al año previo, con un 88,92% de alumnado apto frente al 94,26%, pero parece plausible que también haya influido el hecho que ha afectado globalmente a prácticamente todos los ámbitos de la sociedad: las medidas de confinamiento y distancia social establecidas para minimizar el peligro de contagio de la enfermedad Covid-19.

De este modo, los exámenes tuvieron que realizarse respetando las distancias de seguridad, lo cual supuso tener que ampliar el número de sedes en Tenerife, sumando a las habituales facultades del Campus de Guajara otras del Campus de Anchieta e, incluso, el IES Adeje para el alumnado de los municipios del sur. Y, por supuesto, los exámenes debían realizarse con mascarillas protectoras en todo momento, una carga más para una jornada en la que los nervios están a flor de piel sin necesidad de elementos estresantes extras. Y todo ello como colofón a un final de Bachillerato marcado por el confinamiento y la teleformación.

Sin embargo, todos esos condicionantes no han sido un impedimento para que el rendimiento académico de muchos de estos estudiantes haya sido excelente, con unas calificaciones en la Fase General de la EBAU, que es la parte de la prueba común para todo el alumnado, que les permitirá acceder a la titulación que deseen.

Como es habitual, la Universidad de La Laguna celebró el pasado 23 de julio un acto de reconocimiento a los diez estudiantes que obtuvieron las mejores notas de acceso, durante el cual pudimos hablar brevemente con quienes obtuvieron las tres más altas: Carolina Morales Gustafsson, que estudió en el Colegio Luther King Sur y obtuvo una nota perfecta de 10, pues tanto su media de Bachillerato como en los exámenes de la EBAU fueron las más altas posibles; Alejandro López González, del Colegio La Salle San Ildefonso, que también obtuvo una calificación de 10 por sus medias perfectas; y Marta Roda González, del IES Viera y Clavijo, con una nota de acceso de 9,99, fruto de una media entre un Bachillerato calificado con un 10 y una EBAU en la que logró un 9,96.

Carolina Morales Gustafsson.

Carolina Morales Gustafsson.

Reinan las Ciencias de la Salud

Es ya habitual que el alumnado que obtiene las mejores notas en la EBAU se decante por alguna titulación de Ciencias de la Salud y este año no ha sido una excepción: las dos estudiantes entrevistadas tienen una clara vocación hacia algún grado de esa especialidad, mientras que el alumno lo está considerando seriamente, si bien aún no ha adoptado una decisión clara.

Carolina Morales se ve en el futuro dedicándose a la investigación científica en un laboratorio, y aunque tiene claro que le gustaría especializarse en Bioquímica y Biomedicina durante el máster y el doctorado, cree que el mejor punto de partida para afrontar su objetivo es matricularse en el Grado en Farmacia aquí, en la Universidad de La Laguna.

Me interesa bastante la oncología y también el desarrollo de vacunas, la inmunología, todo lo que tiene que ver con ese ámbito. Desde pequeña me he preguntado el porqué de todo y me ha interesado la medicina, pero no tanto el trato con pacientes sino más en el área de investigación y laboratorio. Ya de niña me regalaron un juego de química y luego en el colegio me decanté por Ciencias de la Salud. Había un laboratorio, hacíamos prácticas y me gustó”.

En cambio, Marta Roda sí está interesada en el trato con los pacientes y por ello se ha decantado por estudiar Medicina, también en la Universidad de La Laguna, aunque esa elección ha sido fruto de la combinación de varios intereses: “Sabía que me iba a dedicar a la ciencia desde muy chiquita, pues jugaba poniéndome una bata y mezclando los champús. Después, me fui decantando por la Biología, que es mi pasión, y como soy deportista, también me gusta la Nutrición y otras muchas cosas. Me di cuenta de que la manera de combinarlo todo y de tener una profesión práctica para ayudar la gente y también investigar, era estudiar Medicina”. Por ahora, querría especializarse en endocrinología, pero ya le han advertido que durante la carrera es muy común que cada año se vaya adquiriendo una nueva especialidad favorita.

El caso de Alejandro López es más peculiar porque no tiene una vocación tan definida y, por lo menos en el momento de hacer esta entrevista, aún no había decidido si ir a estudiar Medicina a Madrid (se ha preinscrito tanto en la Universidad Autónoma como en la Complutense) o Física en la Universidad de Edimburgo, para acceder a la cual ya ha logrado el requisito de acreditar un nivel C1 de inglés.

“Estoy algo confuso, porque durante un tiempo tenía casi decidido ir a Escocia, pero cuando he visto mis notas, me he dado cuenta que me da para Medicina y me lo estoy replantando. Seguramente lo decidiré según cómo me encuentre el día que tenga de plazo para la inscripción, lo que me apetezca más”.

Alejandro López González.

Un trabajo de largo recorrido

Aunque en los exámenes de la EBAU el alumnado se juega mucho en pocos días, sus resultados son fruto del trabajo de muchos años, en los cuales el conocimiento cimentado durante Bachillerato es fundamental. Por ello estos tres estudiantes ejemplares afrontaron esa etapa con dedicación y esfuerzo, si bien cada uno con sus propias metodologías.

Para Carolina, el Bachillerato no fue complicado, pero llevó un trabajo cotidiano para tener las materias al día. “Hay que ser constante y tener fuerza de voluntad, porque ves a todas las personas que están saliendo por ahí y te dices, ‘contra, yo me quedo en casa’. Pero al final todo esfuerzo tiene su recompensa. Fue duro, pero se saca”. Eso no quiere decir que estuviera enclaustrada, pues reconoce que pudo sacar tiempo para amigos y familia. “Pero dos semanas antes de los exámenes me dedicaba a organizarme y estudiar, para no tener ese agobio al final. Luego, para la EBAU, un mes antes ya estaba dedicada al estudio”.

Marta tenía claro que su paso por el instituto era fundamental: “Me estuve preparado desde antes porque la nota del Bachillerato son 6 putos, y eso te lo tienes que asegurar. Y después, sí es verdad que hay una parte de suerte, de lo que decida el corrector… pero yo trabajé mucho”. En su opinión, el salto de dificultad entre ESO y Bachillerato es muy grande, “y entre primero y segundo, todavía mayor”. De hecho, ella practicaba atletismo, lanzamiento de martillo en concreto, lo cual suponía tener que viajar a algunos lugares de España para competir, y había decidido dejarlo un tiempo para poder centrarse en los estudios. Finalmente, el confinamiento hizo que esa decisión fiera definitiva, al suspenderse las competiciones.

Para Alejandro, la clave en su etapa preuniversitaria ha sido prestar mucha atención durante las clases y, de hecho, pudo compaginar bien el estudio con el ocio porque el Bachillerato no le pareció tan duro cono se lo habían pintado. “En ese sentido, no me considero un estudiante ejemplar, pues soy muy de dejarlo para el último momento. Ya sé que esto no va a quedar muy bien, pero es la verdad. Pero sí que considero muy importante tener los apuntes al día y, sobre todo, atender activamente durante la clase”.

Los tres sacaron un 10 en Bachillerato, lo cual quiere decir que, si bien su vocación y preferencia por las asignaturas de Ciencias estaba clara, tampoco tuvieron especiales dificultades para obtener un rendimiento igualmente sobresaliente en aquellas de Ciencias Sociales y Humanidades. Así, a Carolina le pareció interesante Historia, si bien recalca que lo suyo son los números: “Con la calculadora es como me lo pasaba bien”. Y Alejandro consideró que esas asignaturas podían parecerles más tediosas al basarse más en la memoria, cuando él prefiere razonar. “Pero es fundamental tener unos conocimientos básicos de nuestra historia y de cómo hemos llegado al pensamiento actual”.

Marta Roda González

Marta Roda González.

El año de la pandemia

Todos recordaremos 2020 como el año en que la pandemia del conocido como coronavirus de Wuhan lo cambió todo. De hecho, en estos momentos aún estamos en plena fase de rebrotes y de presencialidad marcada por las medidas de distanciamiento, con un horizonte futuro nebuloso en el cual resulta imposible vislumbrar si se podrá recuperar algo de lo que se entendía como “normalidad”, o por si el contrario se avecina un nuevo confinamiento, con todas las dificultades sociales, económicas y organizativas que ello implica.

Estos tres estudiantes, al igual que los 5.000 que realizaron la EBAU en este año tan especial, afrontaron un final de curso atípico, marcado por el estudio en remoto y el confinamiento. Sorprendentemente, para Marta fue hasta positivo, ya que acostumbraba a competir en esas fechas, y se pudo centrar más en los estudios.  “Sabía que este año iban a subir las notas porque los que estudian mucho lo iban a hacer todavía más y tenía que competir con ellos. Este mes que tuvimos de más me sirvió para preparar los exámenes mejor que si los hubiera hecho en otro año”. Además, relata que sus compañeros y ella se organizaron para preparar apuntes en común, lo cual facilitó mucho la tarea.

Algo similar le sucedió a Carolina, quien afirma que su colegio se preparó muy bien para afrontar la formación durante el confinamiento desde el principio, lo cual le permitió seguir con sus rutinas de estudio casi con total normalidad. “Desde el primer momento tuvimos las videollamadas, se organizaron bien y pudimos dar todo el temario”.

“Sinceramente, el confinamiento lo llevé bastante mal”. Así de contundente es Alejandro, quien nos contó que durante las primeras semanas de encierro se relajó en exceso y perdió la constancia en el estudio. “Pero a última hora, cuando tenía encima la presión de la EBAU, me puse las pilas y no paré de estudiar. Y salió bien”, cuenta con alivio.

Los días de la EBAU no fueron especialmente problemáticas para ninguno de los tres, salvo por los nervios lógicos de la ocasión: Carolina tenía miedo de quedarse en blanco y de que le faltara tiempo para realizar las pruebas, y Marta reconoce que en el momento previo al examen siempre se pone muy nerviosa, aunque luego se relaja e intenta disfrutarlo y hacerlo “hasta con la letra bonita”. Las mascarillas fueron un obstáculo insalvable con el que hubo que convivir. Carolina realizó los exámenes en la sede de Adeje, por lo que el calor del lugar acentuó el agobio, pero lo sobrellevó. O, como explica Alejandro: “La mascarilla es bastante molesta pero cuando estás en el examen casi se te olvida que la llevas puesta, estás tan concentrado que prácticamente te olvidas del entorno”.

Este verano será especial para los tres porque abandonan la enseñanza secundaria y se adentran en la vida adulta por la vía académica. Alejandro teme que su desorganización en el estudio pueda hacer que lo pase mal al principio de su periplo universitario, si bien confía en coger pronto el ritmo. Marta, por su parte, cree que su mentalidad deportiva le ayudará a superar este nuevo reto, pues en su caso ha de afrontar casi una década de estudio: el grado más la especialidad médica que elija. Carolina también entra a la universidad con algo de respeto, porque muchas personas le han dicho que es difícil, aunque confía en que, si sigue con su disciplina del Bachillerato, también le irá bien en la facultad.

En todo caso, cierran una etapa y abren otra más ilusionante si cabe, pues podrán dar rienda suelta a sus vocaciones y prepararse para el futuro que desean labrarse. Para ellos será un momento de cambio, crecimiento y desarrollo tanto intelectual como personal. Y para las universidades que acojan a estos estudiantes sobresalientes, será todo un privilegio poder contar con tres mentes tan despiertas entre su alumnado.

Gabinete de Comunicación


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