Como otras instituciones de nuestro entorno, la Universidad de La Laguna ha conmemorado hoy 25 de noviembre el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, y lo hizo mediante una sesión telemática en la que la directora de la Unidad de Igualdad de Género, Ángela Torbay dictó un manifiesto institucional de la red a la que pertenece, en el que queda expresado el parecer de este centro académico sobre esta lacra social, instando a “cambiar el cuento” y no permitir más vejaciones de ningún tipo.
Antes de ese pronunciamiento, la rectora de la institución universitaria, Rosa Aguilar, señaló que la violencia contra las mujeres no es solo física, sino también sexual, psicológica y de muchas clases. “Por desgracia, se da en muchos ámbitos de la vida cotidiana y, aunque su incidencia pueda variar de un país a otro, lo cierto es que se trata de un problema generalizado y global”.
Aguilar sostuvo que este fenómeno tiene su base en “profundas razones socioculturales arraigadas durante siglos de cultura patriarcal”, y que, aunque por ello parezca un proceso de difícil cambio, debe hacerse. “Entre todas y todos debemos trabajar para mejorar como colectividad y poder construir un futuro libre de discriminación sexual y de la violencia que lleva aparejada”.
En su opinión, la universidad tiene un importante papel que ejercer, dado que en las instituciones académicas no solo se forma a profesionales sino, lo más importante, a la ciudadanía del futuro. La rectora quiso destacar la importancia de la formación y la investigación en este ámbito, cuestión en la que la Universidad de La Laguna cuenta con expertos muy formados. Con actos como el de hoy, apuntó, “ayudamos a visibilizar problemas y nos hacernos eco de las causas que son justas, necesarias y beneficiosas para lograr un porvenir igualitario”.
Ángela Torbay leyó seguidamente el manifiesto, de que destacó que la violencia contra las mujeres “es la expresión más dramática de la desigualdad de género en el mundo”. Es también “una amenaza para la salud pública y, en condiciones de emergencia como la actual pandemia COVID-19, tienden a aumentar. Ante tales circunstancias, las universidades debemos poner énfasis en hacer visible la persistencia de las violencias y paliar su impacto”.
Indicó que las aulas universitarias son un reflejo de la sociedad y por tanto no están ajenas a diferentes formas de violencia o desigualdad, “consecuencia de las relaciones asimétricas de poder entre hombres y mujeres”. Teniendo en cuenta que gran parte de las agresiones no se denuncian, afirmó que los gobiernos universitarios no deben minimizar la situación. “Actuar de forma contundente contribuye a la erradicación de estas conductas”, sostuvo.
Torbay señaló que “el desconocimiento de las estructuras de apoyo con que puede contar la persona que sufre una agresión machista, la normalización de las conductas sexistas, el sentimiento de culpa, el miedo a denunciar, la falta de mentoras o acompañantes, o la hostilidad del agresor y los efectos perversos que la denuncia puede implicar en la carrera profesional o académica, son algunas de las causas de la invisibilidad de este tipo de violencias en el seno de las universidades”.
La directora de la Unidad de Igualdad de Género creyó necesario recalcar que las universidades dispongan de “recursos humanos y materiales suficientes y permanentes”, de modo que se facilite la realización de estudios e informes de impacto de los diferentes indicadores de acoso.
No dar la espalda a la realidad es el primer paso y también, dijo, un reto inexcusable para los centros de educación superior. Hoy, la Universidad de La Laguna con su lema “cambia el cuento” ha querido dar voz a muchas mujeres que silenciaron su grito de socorro cuando se vieron amenazadas y ultrajadas.
“Cambiemos el cuento y como institución, gritemos y apoyemos a todas y cada una de las mujeres para decirles: Alza tu voz, no calles, te escuchamos, te creemos, vístete como quieras, eres libre de elegir, (…), no perteneces a nadie y tu vida importa, nos importa”. El acto se cerró con un minuto de silencio en recuerdo de todas las personas que han sido víctimas de la violencia machista.
