El Instituto Universitario de Desarrollo Regional y la Cátedra de Economía y Movilidad CajaCanarias-Universidad de La Laguna organizaron recientemente un seminario para analizar los retos de la movilidad y el transporte en Canarias tras la crisis del COVID-19. En este encuentro concluyeron que resulta de gran importancia ofrecer un transporte público que se adapte a las necesidades de la demanda y que aporte al usuario fiabilidad, seguridad y condiciones de máxima higiene. Todo ello, dijeron, “para evitar un trasvase adicional al uso del coche privado por miedo a los contagios en transporte público”.
En esta cita, cuya grabación completa puede consultarse en este enlace, los participantes argumentaron que “la disponibilidad de gran cantidad de datos en tiempo real permitirá a las compañías una adaptación inmediata de las rutas y horarios a la demanda”. El diseño de algoritmos que permitan resolver el problema de adaptar la oferta a la demanda en cada momento se ha convertido en una herramienta vital en la gestión de las compañías, explicaron los expertos.
En este seminario intervinieron Pablo Calvo Labra, jefe provincial de Tráfico de Santa Cruz de Tenerife en la Dirección General de Tráfico; José Luis Becerra Domínguez, gerente de BINTER Cargo; Ginés León Rodríguez, responsable del Departamento de Big Data de la compañía TITSA; y Juan Jesús Dionis García, jefe de carga de Fred Olsen S.A. y Experto en Logística por la Universidad de La Laguna. Estuvo moderado por sus dos organizadores, Rosa Marina González Marrero, directora de la Cátedra de Economía y Movilidad, y por José Andrés Moreno Pérez, director del Instituto Universitario de Desarrollo Regional.
Esta propuesta formativa trataba de ofrecer una visión de la situación actual y los desafíos a los que se enfrenta Canarias en el transporte y la movilidad de personas; tanto desde la perspectiva del transporte interinsular aéreo y marítimo, como del transporte insular en sus diferentes modalidades. El encuentro partía de que los efectos de esta crisis derivada han generado importantes cambios en los patrones de movilidad, y se observó un impacto de corto plazo debido de las restricciones a la movilidad y la menor actividad económica; pero también se vislumbran unos efectos que podrían ser positivos a largo plazo y que derivan de la implantación del teletrabajo y la docencia online.
Todos los expertos estuvieron de acuerdo con que el transporte es un sector estratégico que requiere una planificación específica que aminore los efectos del COVID-19. Además, añaden, “el transporte de mercancías es un input del proceso productivo de especial importancia en un contexto insular alejado del continente, donde no existe competencia entre modos de transporte”. También sostuvieron que el teletrabajo y la flexibilidad horaria son medidas de gestión de la movilidad que pueden contribuir a reducir la congestión del tráfico derivada del uso desproporcionado de vehículo privado, con bajos niveles de ocupación.