Rumex lunaria o Vinagrera.
Un equipo de investigadores de la Universidad de La Laguna trabaja actualmente en la utilización de patógenos locales aislados como una herramienta alternativa para erradicar la población de vinagrera que está invadiendo el Parque Nacional de Timanfaya. Un problema que afecta desde hace varios años a este espacio natural protegido y que está desdibujando el paisaje tan característico y excepcional de la isla conejera.
El planteamiento de este proyecto es encontrar una forma mucho más sencilla y eficaz para controlar esta planta invasora (Rumex lunaria), también conocida como calcosa, una especie endémica de las islas canarias occidentales que ‒a pesar de crecer de manera silvestre en el resto de las islas‒ se ha expandido de forma incontrolada debido, sobre todo, a su capacidad de fructificar varias veces al año.
La investigación, denominada «Nuevas actuaciones para el control de la calcosa», fruto del convenio suscrito entre la Fundación General de la Universidad de La Laguna y los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo de Lanzarote, está liderada por el investigador Raimundo Manuel Cabrera Pérez, del Departamento de Botánica, Ecología y Fisiología Vegetal. En su desarrollo trabajan seis investigadores del centro universitario y personal de la empresa GEA (Gabinete de Estudios Ambientales), encargado de hacer el trabajo de campo.
Aunque el proyecto se inició en junio de 2019, la ULL investigaba desde hacía tiempo en este ámbito ‒en colaboración con GEA‒ tras detectar que en determinadas zonas de Lanzarote se había producido un debilitamiento de la vinagrera que podría deberse a la implicación de algunos agentes patógenos. “Vamos a intentar debilitarla y matarla con patógenos locales y compuestos de hongos endófitos que inducen estrés hídrico en las plantas, en lo que ya estamos trabajando. Si lo conseguimos podremos fumigar, que es más fácil que arrancar la planta, además de abarcar una mayor extensión de terreno y repetir el proceso varias veces”, explica Raimundo Cabrera.
Control, aislamiento y erradicación
La erradicación de la vinagrera, a día de hoy, continúa efectuándose mecánicamente por parte de los operarios del parque, que la arrancan y luego la embolsan. Un proceso lento y costoso que, sin embargo, no consigue su eliminación definitiva debido a que se trata de una planta colonizadora que desde que encuentra un poco de suelo se implanta y vuelve a reproducirse con notable facilidad.
Durante el transcurso del proyecto (finaliza en junio de 2022) se establecen tres fases bien diferenciadas: la primera, en el primer año, se centra en el trabajo de laboratorio; el año siguiente se realiza el trabajo de campo, y la tercera y última fase, que se desarrolla el tercer y último año, se destina a diseñar un modelo que pueda probarse a una escala mayor. “Evidentemente, tenemos que estudiar la secuencia: fumigar y aplicar el hongo patógeno, por este orden, o aplicar el hongo y luego fumigar. Durante estos tres años tenemos que estudiar qué es lo más efectivo”, señala el director del proyecto.
El uso de patógenos en el control de plantas invasoras es ya una tecnología conocida que se ha aplicado en diversas ocasiones. En este caso concreto, se han aislado distintos hongos que viven sobre la calcosa para determinar si alguno es responsable de los síntomas observados, y se están probando sustancias alelopáticas que impidan la germinación de la semilla. Posteriormente, habría que valorar cuál es el mejor momento para aplicar el patógeno y qué zonas serían las adecuadas.
Este proyecto se ejecuta a la par que el del rabo de gato, también producto de otro convenio entre la Universidad de La Laguna y la Consejería de Transición Ecológica del Gobierno canario. Ambas investigaciones, con presupuestos que ascienden a 174.000 y 600.000 euros, respectivamente, comparten el mismo objetivo: el control de plantas invasoras, uno de los principales problemas ambientales que afecta en la actualidad a las islas oceánicas.
El control de la vinagrera o calcosa se ha convertido en una de las actuaciones prioritarias de conservación en el Parque Nacional de Timanfaya durante la última década. No hay evidencias de que esta especie estuviera instalada en Lanzarote hasta que fue introducida como planta forrajera para las cabras, de la mano de un comerciante del Magreb que la trasladó desde El Hierro. Y aunque crece de manera silvestre en la totalidad del archipiélago canario, en las islas de Lanzarote y Fuerteventura fue una especie nativa introducida.
