La sesión de ‘Encuentros con el futuro’ del Consejo Social de la Universidad de La Laguna se cerró ayer 25 de mayo con la lectura de un manifiesto denominado ‘Otro mundo es posible y necesario’, suscrito por la presidenta de este órgano, Mª Dolores Pelayo, y por los profesores Mª José Guerra, Ruth Martinón, Inmaculada Perdomo, Margarita Ramos y Juan Salvador Quintero. También fue firmado por las abogadas Myriam Z. Albéniz y Amparo López. El texto obedece a la “la necesidad de un cambio de rumbo” que permita a las generaciones más jóvenes aspirar a vidas plenas, con menos desigualdades y mayor avance en derechos sociales.
Precisamente Myriam Z. Albéniz, asesora jurídica y mediadora, señaló la urgencia de que este manifiesto sea una realidad: “No podemos resignarnos a esperar un siglo para conseguir la igualdad efectiva”. Amparo López, por su parte, quien también es activista de Amnistía Internacional, explica que las dos terceras partes de todo el trabajo mundial lo realizan las mujeres, quienes solo reciben el 1% del PIB. “Es el momento de empoderarnos; me llama mucho la atención de que ningún hombre se haya acercado a mi despacho para conocer e indagar sobre posibles medidas de conciliación familiar, una cuestión que sí es muy recurrente entre las mujeres”, añade. Afortunadamente, precisa, “tenemos la educación, que es el arma más poderosa, de tal modo que cuando todas las niñas puedan leer y escribir el mundo cambiará”.
Otra de las redactoras de este texto, la profesora Inmaculada Perdomo, apunta que la mujer se enfrenta a muchos desafíos, acuciados ahora por la llegada de la inteligencia artificial, el avance de las TIC y la nueva regulación que de ello se desprenda. “Estaremos muy atentas para que lo algoritmos no generen sesgos de género”, porque en su opinión resulta muy relevante hacer un monitoreo para que las tecnologías de la información y las comunicaciones no redunden en nuevas desigualdades.
“Entramos en una sociedad global en la que el conocimiento se esparce rápidamente, de manera que, a la par que se difunden los nuevos descubrimientos científicos, se están universalizando en todo el planeta las reivindicaciones feministas del mundo democrático, incluso en países no democráticos. Ese fenómeno de globalización de las demandas igualitarias de las mujeres, de reivindicación de la plenitud de derechos para la persona humana mujer, pretenden minimizarlo o reprimirlo ciertos sectores a los que no les interesa la igualdad o la competencia, eludiendo las responsabilidades de esos comportamientos. (…). Las mujeres queremos conducir esas transformaciones, dominar esas invenciones y sentar con los hombres las bases de otro modo de vida en el mundo”, señala el manifiesto.
El Foro Económico Mundial de Davos predijo en 2017 que hace falta un siglo para alcanzar la igualdad real entre hombre y mujer. “¿Estamos resignadas a aceptar esa lenta progresión?”, se preguntan los proponentes de este documento. La respuesta es contundente: “Decimos no, porque podemos y debemos, al amparo de las transformaciones que en las relaciones humanas y en el orden económico y científico se vienen produciendo, luchar por un mundo en el que las mujeres, todas las mujeres, puedan tomar libremente sus decisiones, que impere el respeto entre los sexos, y que se adopten contra la violencia sobre las mujeres, como delitos de lesa humanidad, todas las medidas que admita el Estado de Derecho”.
Para este colectivo, lo alcanzado hasta el momento no es ni mucho menos suficiente. “Es necesario defender los principios de una nueva gobernanza como fundamento y base para sostener el mundo en un nuevo ideal y esa debe ser la meta de todos y todas. Es ahora la ocasión. Nos corresponde reafirmar el derecho como fuente de toda legitimidad, un derecho a la igualdad para todos los seres humanos”.
Los redactores plantean una nueva legalidad para la restauración e implantación de un nuevo orden legal mundial, que “por suponer un ataque a la naturaleza y a los animales que la pueblan incluya la declaración de que la naturaleza y los seres vivientes constituyen bienes jurídicos a proteger en sí mismos, exigimos su protección a los gobiernos mediante la articulación de medidas y adopción de leyes protectoras adecuadas. Esta reivindicación es expresión de la cosmovisión feminista del mundo y las relaciones entre todos los seres vivos”.
Ante el desarrollo de las nuevas tecnologías y su novedosa regulación legal y ante la necesidad de salvaguardar las conquistas sociales, (…), “propondremos cuantas modificaciones sean precisas para que las nuevas leyes derivadas de los avances tecnológicos no generen nuevas discriminaciones o amparen el sexismo digital, el cíber acoso, el troleo, la cíber violencia, etc. “Ante la multiplicación de los fenómenos migratorios en todo el mundo, apoyaremos el derecho a no ser pobre, que todos los seres humanos cuenten con los derechos a una subsistencia digna”.
El manifiesto hace un llamamiento a los movimientos sociales, ecologistas, instituciones públicas y privadas para que se sumen a él, al tiempo que aspira a la “aprobación de los textos legales que pongan en marcha la nueva legalidad internacional de la Corte Penal Internacional y un Código Penal Internacional que sirva de respaldo a las políticas y sanciones que establezcan las disposiciones legales para la restauración o implantación del orden natural y la consecución de otro mundo posible y necesario”, concluye.