El Consejo Social de la Universidad de La Laguna ha celebrado hoy, martes 25 de mayo, una nueva sesión de sus “Encuentros con el futuro” que, en su primera mitad se ha dedicado a analizar la situación actual de la sanidad canaria, contando para ello con representantes regionales de diferentes organizaciones profesionales y gestores del sector. El encuentro, que se desarrolló en bloques de mañana y tarde, ha sido retransmitido a través de Internet aunque la mayoría de participantes realizó su intervención de manera presencial en la Sala de Cámara del Auditorio de Tenerife Adán Martín.
Tras la apertura a cargo de la presidenta del Consejo Social, María Dolores Pelayo Duque, durante la cual informo de que las intervenciones de este ciclo serán reproducidas en un libro de próxima publicación, el primero en intervenir fue José Ángel Rodríguez Gómez, presidente del Colegio de Enfermeros de Santa Cruz de Tenerife, en una intervención donde quiso reivindicar la labor realizada por las profesionales del sector y, al mismo tiempo, denunciar su precariedad laboral.
Esto supone un serio desafío para la sociedad, puesto que todo parece indicar que el envejecimiento de la población y el aumento de enfermedades crónicas va a hacer más necesario garantizar los cuidados de salud. Sin embargo, la carencia de recursos humanos es palpable. Así, en España hay unas 316.000 enfermeras, lo cual establece una tasa de estas profesionales cada mil habitantes de 6,68, lo cual es claramente insuficiente. Además, se trata de un colectivo que, a juicio del presidente de la organización colegial, está claramente discriminado frente a otros: la mayoría de graduados de otras titulaciones tiene una categoría profesional A1, pero en cambio, las enfermeras son consideradas A2.
Rodríguez Gómez describió las principales características de una profesión marcadamente femenina, en la que el el 86% de las personas que se dedican a ella en Canarias son mujeres. El retrato robot sería el de una mujer de 40 años que lleva el sueldo principal a casa, no puede hacer conciliación familiar y trabaja turnos de guardias hasta los 65 años sin reducción de jornada. Pese a que esa precariedad es conocida, se trata de las titulaciones universitarias más demandadas, si bien el presidente criticó que la oferta de plazas de las instituciones académicas canarias es todavía insuficiente para cubrir la demanda de plazas y, por ello, todavía hay que recurrir a contrataciones de hasta el 50% del personal de fuera de Canarias.
En segundo lugar, intervino Conrado Domínguez Trujillo, director del Servicio Canario de Salud, quien asumió la precariedad laboral del sector aduciendo que es producto de la crisis financiera de hace unos años, que en su momento obligó a realizar recortes importantes en el capítulo de personal, si bien aclaró que es una situación que se está tratando de paliar paulatinamente, aumentando no solo el número de contratos sino intentando que sean de una mayor estabilidad. En 2018 se estabilizaron a 2.000 trabajadores y ahora mismo se está en el proceso de pasar a interinidad a unos 4.300 trabajadores eventuales de larga duración.
Habló de que el sector debe dar un salto y no solo colocar al paciente en el centro del sistema, sino hacerlo copartícipe de las decisiones a través de mecanismos que se están potenciado, como la Mesa de Pacientes de Canarias, los presupuestos participativos, la Escuela de Pacientes de Canarias, en la que se potencia la formación entre iguales en determinadas patologías como las oncológicas; o dialogar con asociaciones de enfermos, como se hizo en 2019 con ALCER, lo cual propició una mejora en las hemodiálisis atendiendo a las demandas de este colectivo.
También se refirió a buscar una mayor colaboración con las universidades canarias en ámbitos como la formación y la investigación, con mayor coordinación y compartiendo recursos. En ese sentid, recordó que las dos instituciones académicas públicas de la comunidad autónoma son parte del patronato de la Fundación Instituto de Investigación Sanitaria de Canarias, por lo que, o citar un ejemplo, no parece razonable que dicha entidad posea una oficina de patentes si bien podrían recurrir a los recursos que las universidades tienen para ello. “Las universidades han tenido un papel importante en el desarrollo socioeconómico, así que hay que hacerlas partícipes de las tomas de decisiones”.
En tercer lugar, Antonio Cabrera, ex director del Servicio Canario de Salud, desarrolló el término “diabesidad”, un término introducido en la bibliografía médica a principios de los años 80 para referirse a un conjunto de síndromes que acompañan a la obesidad, el más importante de los cuales es la diabetes. Se trata de una problemática especialmente graves en Canarias, donde la mortalidad relacionada con este problema es la más alto con respecto a la media española y en momentos concreto, como la primera década de este siglo, ha sido especialmente preocupante porque su tasa aumentaba mientras que en el resto del país descendía.
Según la Organización Mundial de la Salud, la obesidad es una epidemia generada en Estados Unidos de América en los años 80, que llegó a Europa a través de Reino Unido y a España a mediados delos 90. Sin embargo, Cabrera señala que ya desde los años 80 la tasa de mortalidad relacionada con la diabetes en Canarias era muy alta, por lo que además de la obesidad, consideró que hay otros factores como la mayor pobreza o la etnicidad, puesto que es sabido que en el 80% de la población canaria hay rasgos genéticos de mestizaje por la cercanía con África, y quizá en ellos haya una mayor prevalencia de la enfermedad.
La buena noticia es que en esta segunda década del siglo los índices están bajando, en parte porque desde las autoridades sanitarias se ha hecho un gran esfuerzo para dar formación sobre este problema a la población y ha habido cambios de estilo de vida para combatir el sedentarismo. Aun así, Cabrera señaló que se desconocen todas las razones de este descenso de mortalidad, algo que se está investigando en estos momentos.
Finalmente, Mercedes Cueto Serrano, gerente del Hospital Universitario de Canarias, hizo un relato de cómo vivió este centro de referencia toda la crisis de la pandemia, de qué manera la gestionó y qué cambios ha tenido que realizar. Por lo pronto, se han culminado en los últimos meses obras en las alas M y D del centro por valor de unos 3,8 millones de euros, que han permitido aumentar el número de camas en 86, y se ha realizado una inversión de 2,7 millones para equipamiento EPIs y tener un stock suficiente para diez semanas. También citó otro desembolso de 4,1 millones en reactivos para el servicio de Microbiología y otros 650,000 euros para diversos equipamientos sin contar donaciones de empresas y otras entidades. Todo ello para estar prevenidos ante una nueva ocasión.
Durante la crisis, el HUC ha tenido 746 por Covid-19, con una estancia media de 16 días, en la habitación, lo cual que es un aumento considerable de días respecto a la media. Durante la pandemia, la media de camas ocupadas por pacientes del coronavirus ha sido de 45 camas, pero ha habido picos con 164 ingresados. Pese a todo, Cueto explicó que la mortalidad en ese centro ha sido inferir a la media española, algo que se está. Investigando en estos momentos. Así, si la mortalidad global de pacientes en el hospital en 2019 había sido del 4,5%, en 2020 fue del 4,6%, mucho menor de lo esperado dada la presencia del coronavirus. Por ello, la gerente afirmó que “el resultado global de las actuaciones ha sido bastante adecuado durante la pandemia”.
La gerente hospitalario valoró el gran esfuerzo desarrollado por el personal a lo largo de estos meses, y cómo se realizó un gran despliegue de formación interna y apoyo informativo a través de la intranet de personal, en la que siempre se publicaban los protocolos de actuación más actualizados aprobados por el Gobierno. También destacó la creación de una unidad de apoyo psicológico para el personal, dado que en esos meses, y especialmente los primeros, la incertidumbre derivó en muchos caso de ansiedad.