Los residuos orgánicos del sector primario, ya sean el estiércol del ganado como el lactosuero sobrante de las queserías o los restos de los mataderos, suponen un problema medioambiental porque resultan muy contaminantes. Sin embargo, existe una tecnología que facilita su “biodigestión”, consistente en introducir esa materia en un recipiente sin oxígeno donde fermenta y produce gas metano que puede emplearse directamente para generar calor y también electricidad. Esta tecnología es la protagonista del curso de la Universidad de Verano de Adeje “Valorización y gestión de residuos orgánicos mediante digestión anaerobia: energía renovable y economía circular en el sector agrario”, que se imparte desde hoy, lunes 19, hasta el miércoles 21 en formato online.
Su director es Javier Mata González, del Departamento Ingeniería Agraria, Náutica, Civil y Marítima de la Universidad de La Laguna, quien explica que este sistema supone “un modelo paradigmático de economía circular, porque a partir de un residuo que es contaminante y problemático podemos obtener energía limpia renovable y, además, fertilizante”, dado que la materia sólida resultante del proceso queda libre de elementos patógenos y, por tanto, es apta para servir como nutriente para el suelo agrícola.
El curso tiene doce horas de duración y, además de por Mata González, será impartido por Juan Luis Ramos, investigador contratado con cargo al Proyecto AD4MAC que, además, estuvo previamente vinculado a un proyecto del programa Agustín de Betancourt sobre la implantación de esta tecnología de biodigestores, quien explicará las nociones más técnicas del proceso. Otro de los ponentes, Sergio Álvarez, técnico también adscrito al mismo proyecto, hablará de las técnicas de laboratorio asociadas a esta investigación; y finalmente, Ángela Rodríguez Abalde, coordinadora de bioenergía de la empresa Energylab, se conectará desde Galicia para dar una visión sobre los gases renovables, como el hidrógeno verde, y aportar la perspectiva empresarial sobre este sector.
El “patito feo” de las energías renovables
Javier Mata explica que, mientras que existe legislación y, sobre todo, ayudas e incentivos a energías renovables como la fotovoltaica o eólica, el biogás sigue siendo el “patito feo” de este sector, y precisamente en eso centrará parte de su intervención. Las dificultades para poner en marcha este tipo de instalaciones no vienen tanto por la inexistencia de subvenciones -que también- como por la confusión de su marco normativo y competencial. Así, explica, “puede ocurrir que un agricultor interesado en ubicar un biodigestor acuda a la Consejería de Medio Ambiente y de ahí lo deriven a Industria y, de ahí, a Ganadería”.
El experto también es investigador principal, junto con el profesor Axel Ritter, del mismo departamento, de un proyecto de unos 900.000 euros de fondos europeos Interreg-MAC para implantar esta tecnología en la Macaronesia y también para tratar de mejorar ese deficiente marco normativo. Por ello, ha tenido que reunirse con varios responsables políticos para explicar las bondades de un sistema que, a su juicio, entroncaría perfectamente con las políticas medioambientales del Gobierno de Canarias, pues encaja tanto en la Agenda 2030 como con el Plan Insular de Residuos de Canarias (PIRCAN) y la agenda autonómica sobre energías renovables. Por lo pronto, han logrado que en el proyecto europeo participe el Cabildo Insular de La Gomera, que próximamente instalará una planta de biodigestión en el matadero que depende de su gestión.
Otra parte de la intervención del ponente se centrará en general en los peligros medioambientales que suponen los residuos de agricultura, ganadería y alimentación, que justifican la necesidad de apostar por tecnologías como esta. “Ahora está un poco de moda por lo que dijo el ministro Garzón. No anda tan desencaminado, aunque tal vez no lo enfocó de la manera más correcta, pero el sector primario, en mayor o menor medida, es un importante generador de residuos”.
En la Universidad de La Laguna su equipo de investigación ya tiene instalada una de estas plantas piloto de biodigestores de seis metros cúbicos para hacer ensayos, y también un laboratorio para hacer a pequeña escala ensayos de sustratos: “si tienes una granja, podemos calcular la capacidad de producción de biogás de tus purines (residuos orgánicos), damos esa asesoría”.
También están ayudando a algunos productores a instalar biodigestores en sus propiedades y, sobre todo, a asesorarles a moverse en un marco normativo tan poco claro. “Nos estamos centrando en agroindustrias que necesiten generar calor, como las queserías, que lo precisan para pasteurizar y limpiar las instalaciones con agua caliente, y también mataderos”.
El ponente cree que por las características de Canarias, lo ideal sería instalar infraestructuras biodigestoras de pequeño y mediano tamaño en el mismo lugar donde se producen los residuos y que se utilice la energía generada allí mismo. Uno a mayor escala y centralizado no sería eficiente porque supondría tener que transportar los residuos desde donde se generen hasta esa planta, lo cual es más ineficiente.