El Departamento de Geografía e Historia de la Universidad de La Laguna ha emitido un comunicado en el que se posiciona acerca de los acontecimientos relacionados con la llegada y acogida de personas migrantes en Canarias, reclamando una “mirada más global” para entender las causas que están detrás de este fenómeno. Puede descargar el documento en este enlace. El texto íntegro reza así:
“El Departamento de Geografía e Historia de la Universidad de La Laguna desea manifestar a la comunidad universitaria y a la sociedad en general su preocupación por la crisis humanitaria ocasionada con la llegada y acogida de personas migrantes africanas a Canarias en los últimos meses. Para nuestro colectivo, que desarrolla su labor investigadora teniendo como hilo conductor el estudio de los territorios y la evolución histórica de los pueblos del mundo, que educamos a nuestros/as estudiantes en los valores del respeto, la libertad y la fraternidad entre las personas, independientemente de su nacionalidad, etnia, religión, origen social o género, no puede pasar desapercibidas las circunstancias por las que están pasando las personas acogidas temporalmente.
Dicha preocupación nos impulsa, como docentes e investigadores, a llamar la atención sobre las siguientes cuestiones. En primer lugar, reclamamos una mirada más global de las migraciones humanas para comprender cuáles son las causas que impulsan a estas personas a salir de sus respectivos países, arriesgando sus vidas e incluso perdiéndolas en el mar.
Ante un fenómeno tan complejo, es preciso hacer hincapié en las causas profundas, y más recientes, que explican la emigración en el denominado Sur Global, tales como la dominación colonial, el reciente e inconcluso proceso de descolonización, el desarrollo del neocolonialismo (las enormes riquezas del continente que son exportadas como “commodities” al Norte sin apenas repercusión en su industrialización y desarrollo nacional, así como el acaparamiento de las tierras comunales con privatización de las mismas), la pervivencia de relaciones sociales semifeudales e incluso esclavistas, las guerras internas (étnicas, religiosas, por el control de los recursos), las intervenciones militares extranjeras (bajo supuestos motivos humanitarios), la corrupción generaliza de los poderes del Estado o la inestabilidad política (golpes de Estado, dictaduras, Estados fallidos).
Todos estos procesos están ocurriendo y se han recrudecido con la llegada del siglo XXI en África, en general, y en los países cercanos a Canarias, en particular. Las migraciones actuales son el resultado del impacto, entre otros, de todos estos factores en las vidas de las personas que están llegando a nuestras costas.
En segundo lugar, creemos necesario recordar que hasta hace apenas tres décadas, Canarias era un pueblo de emigrantes. En los últimos cinco siglos, la emigración canaria ha dejado su huella histórica, económica, cultural, social y territorial en el devenir de números países de América Latina y El Caribe, desde Uruguay hasta EE.UU. Por citar los más cercanos en el tiempo, en el siglo XX la presencia canaria en países como Cuba y Venezuela supuso la posibilidad de salir de la pobreza más absoluta y de la persecución política cuando el Estado español se encontraba en una situación similar a la que se encuentran ahora muchos países africanos. Además, las remesas de la emigración canaria supusieron para las Islas un elemento de inversión económica nada desdeñable para su desarrollo pasado y reciente.
Por otra parte, los trabajos sobre población coinciden en señalar que en las próximas décadas la Unión Europea necesitará millones de nuevos inmigrantes para solucionar los problemas de demanda del mercado laboral, ante el envejecimiento generalizado en los países que la conforman. Sin embargo, las políticas de la Unión Europea están restringiendo la movilidad de las personas que intentan huir de la situación descrita anteriormente en los países africanos, y no ha logrado, hasta la fecha, arbitrar soluciones adecuadas para canalizar la movilidad que tanto puede beneficiar a las áreas de origen como a las de destino.
La mayoría de las personas migrantes africanas que están entre nosotros tienen papeles en regla y desean continuar su viaje hacia lugares que les permitan completar sus proyectos de vida, muchas de ellas para reencontrarse con sus familiares que ya viven y trabajan en la Unión Europea. No existe razón política ni jurídica para impedir que estas personas puedan continuar su itinerario migratorio. La responsabilidad política y la acción institucional deben garantizar el respeto de los derechos humanos de estas personas por encima de cualquier otra consideración.
Por último, consideramos que es un error retenerlas en macrocentros de hombres (poco se habla de la situación de la mujer y de las madres con hijos), que no reúnen las condiciones mínimas, gestionados día a día de manera insuficiente (falta de comida y de agua caliente, de atención médica y jurídica, actividades complementarias formativas y de tiempo libre, etc.). Canarias lleva casi tres décadas acogiendo a personas migrantes llegadas por vía marítima (cifra que ronda los 130.000 desde 1994), pero no se ha anticipado a articular un modelo de acogida que dé respuesta a este tipo de situaciones que seguramente se van a seguir produciendo en el futuro. El fracasado modelo seguido no ha conducido más que a frustración, marginación y exclusión, caldo de cultivo para el racismo y la xenofobia. En el sentido opuesto es de aplaudir los numerosos gestos de solidaridad del pueblo canario.
A partir de estas consideraciones, el Departamento de Geografía e Historia, que está comprometido en su labor científica y docente, así como en su tarea de proporcionar soluciones a los problemas de la sociedad canaria, en este momento tan complicado de crisis pandémica, económica y social, manifiesta su deseo de que las autoridades competentes actúen rápidamente en la solución de esta crisis humanitaria sumando al resto de actores implicados”.