Investigadores de las dos universidades canarias desarrollan innovadores sistemas que analizan los sonidos submarinos y miden el nivel de CO2. Estos dispositivos fueron instalados en la boya ULA, fondeada ayer en aguas de El Hierro, en el marco del Proyecto CanBio, que estudia la acidificación oceánica, el ruido en el mar y los efectos del cambio climático en la biodiversidad marina. La puesta en funcionamiento de esta boya fue desarrollada por la Universidad de las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), a través del subproyecto CanOa y con el Grupo de Bioacústica Física y Multi-Sensores Distribuidos de la Universidad de La Laguna.
BuoyPAM es un subproyecto de CanBio, liderado por el investigador Fernando Rosa, quien con una dilatada experiencia en acústica marina y junto a un equipo de científicos del grupo de la ULL, ha desarrollado un sistema pionero de monitorización acústica pasiva (Passive Acoustic Monitoring, PAM), que se integra en la red de boyas oceanográficas de CanBio. Con estos dispositivos, se pretende obtener una serie de secuencias de sonidos ambiente del océano y evaluar así la energía sonora ocasionada por los seres humanos y su impacto en la biodiversidad marina. Estas secuencias también mostrarán cómo suena el ecosistema submarino y los cambios que allí se producen, en tiempo real, que es lo novedoso del sistema desarrollado por la ULL. Así, BuoyPAM pretende detectar la presencia de organismos marinos o embarcaciones a través del sonido y también medir el dióxido de carbono en el océano. La implementación en el mar de esta tecnología de vigilancia acústica desarrollada en Loro Parque permitirá observar la presencia de cetáceos y conocer los ambientes acústicos (paisajes sonoros) de las aguas de Canarias.
Canarias tiene un alto potencial de contaminación acústica debido a la alta frecuencia de tránsito de barcos y la intervención humana con diferentes actividades marítimas. Sin embargo, “como todavía el ruido de los océanos de la zona es una incógnita”, explica el profesor de Física Fernando Rosa, desde BuoyPAM “trabajamos para indagar en el funcionamiento del ecosistema y determinar si los sonidos que producen pueden darnos indicaciones sobre los efectos del cambio climático y otras alteraciones humanas del océano”. Con ello, se hace posible determinar cuáles son las condiciones sonoras asociadas a los ecosistemas en estado óptimo. Asimismo, los resultados obtenidos podrían llegar a convertirse en un indicio de los recientes cambios producidos en el fondo océanico.
Por su parte, el director de Loro Parque Fundación y coordinador del proyecto CanBio, Javier Almunia, afirma que la instalación de esta nueva boya complementará los datos de la que se instaló en 2020 en Gran Canaria, ofreciendo información de una zona del archipiélago con menor tráfico marino. Además, destaca que con esta investigación son los pioneros en el establecimiento de redes permanentes de medición de ruido y ambiente acústico en tiempo real, no solo en Canarias, sino también en España y Europa. Por último, señala que »el objetivo final es que haya muchas boyas en distintos lugares de la Macaronesia’’.
En esta misma boya, fondeada gracias a la colaboración de la Reserva Marina de la Punta de la Restinga-Mar de las Calmas, también se encuentran instalados los sistemas de medición de CO2, PH, temperatura y salinidad del agua, gestionados por el subproyecto CanOA, del que forma parte el grupo de investigación QUIMA, de la ULPGC. En este caso, sus sensores están divididos en dos partes, la zona aérea y la zona marina, siendo ésta la más importante y que recogerá datos en un entorno bien conservado. Con la boya ULA se pretende ver qué es lo que sucede en la costa, es decir, si las tendencias que se obtienen son las mismas que se dan en mar abierto. No obstante para esto son necesarios años de estudio y por el momento solo se puede observar una tendencia. Según Magdalena Santana, investigadora de la ULPGC, “hay que ver al océano y la atmósfera como un sistema que tiende al equilibrio. Cuando hay un exceso de CO2 en la atmósfera el mar lo absorbe y actúa como sumidero, y por el contrario, si el CO2 es superior en el agua, este se transfiere a la atmósfera, y ejerce como una fuente».
CanBio es un programa de investigación medioambiental financiado en partes iguales por el Gobierno de Canarias y Loro Parque con dos millones de euros, que se invertirán para estudiar durante los próximos cuatro años el cambio climático en el mar y la acidificación oceánica y sus efectos en la biodiversidad marina de Canarias y la Macaronesia. Asimismo, en el proyecto participan diferentes grupos de investigación de la Universidad de La Laguna y de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, además de otros colectivos de voluntariado ambiental.