Identidad. Eso que diferencia a unos seres humanos de otros; aquello que les caracteriza y les hacer ser quienes son. Detrás de la identidad personal de cada individuo, se va produciendo a lo largo de la vida un compendio de acontecimientos que los moldean y les hacen definirse hacia una dirección. Las vivencias de cada persona son únicas y la perspectiva desde la que las afronta, también. Pero hay algo común; algo que se extiende a todos los individuos de una sociedad y que incide, en mayor o menor medida, pero sin excepción, en la formación de la personalidad de los seres humanos: la cultura.
Para hablar de la cultura de Canarias hay que hablar de Rosario Álvarez, catedrática ya jubilada de la Universidad de La Laguna y primera mujer que obtuvo una cátedra de Historia de la Música en España, y de su incesante y encomiable labor al frente de la recuperación de la creación musical del archipiélago canario, patrimonio cultural de todos los coterráneos, y también del proyecto de restauración de órganos antiguos de las islas que ha promovido y de la que es una pieza clave, nexo entre los implicados y totalmente indispensable. Sin pasar por alto su laudable función para promover la cultura y la oferta musical del archipiélago. Todo ello le ha valido ser merecedora del Premio Canarias 2021 en la modalidad de Patrimonio Histórico.
La relación de Álvarez con la música viene de cuna; la musicóloga recuerda a sus abuelas tocando el piano y a ella misma observándolas con una sensación que transitaba entre el asombro y la admiración. Pero se podría decir que fue en 1957, cuando a la edad de 8 años empezó las clases de piano, comenzó su relación con la música. Un antes y un después en su vida; descubrir las posibilidades que se encontraban entre las teclas del instrumento marcaría su pensamiento y el rumbo que tomaría su carrera.
Rosario Álvarez compaginó durante su juventud los estudios de bachillerato y posteriormente universitarios, con los estudios de piano. “Me ejercité en una especie de vida sacrificada, pero a mí no me importaba porque lo que hacía me encantaba”, comenta la musicóloga. Se licenció en Geografía e Historia en la Universidad de La Laguna y al término de la licenciatura se trasladó a Madrid para continuar con sus estudios musicales. Allí cursó perfeccionamiento de piano, el equivalente a noveno y décimo actual, y se matriculó en órgano, instrumento que, reconoce, no le interesaba al principio, pero cuyo amplio repertorio terminó por encantarle, hasta tal punto que terminó estudiándolo durante cuatro cursos.
De vuelta a Tenerife continúo trabajando en su tesis doctoral que, gracias al consejo de su director y rector de la Universidad de La Laguna por aquella época, Jesús Hernández Perera, estuvo centrada en los instrumentos musicales en la plástica española durante la Edad Media, un tema que cobraría protagonismo en su carrera investigadora, nacional e internacionalmente. “Fue él quien me dijo que uniera la historia con la música y ese tema me ha abierto muchas puertas en la vida; hasta ese punto puede influir un profesor”, asegura la musicóloga.
Aquel estudio la llevó a investigar sobre todo tipo de manifestaciones artísticas y arquitectónicas de la época medieval. Comenzó a buscar y estudiar instrumentos musicales presentes en los pórticos de las catedrales, en los manuscritos miniados y en la pintura del Medievo, lo que desembocó en el estudio de la organología, la ciencia que estudia los instrumentos, materia en la que se convirtió en experta. Su tesis doctoral, de 1.331 páginas divididas en tres tomos (dos íntegramente de texto y uno con imágenes y más de 300 ilustraciones que ella misma realizó), le valió el Premio de Musicología de 1982 que otorgaba la Sociedad Española de Musicología, asociación de la que más tarde sería presidenta.
En 1978 Álvarez comenzó su andadura docente en el departamento de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna, que compaginó durante años con la docencia en el Conservatorio Superior de Música de Tenerife. Más tarde se adscribió al área de música y se centró entonces en la Historia de la Música, terreno en el que impartió multitud de asignaturas a lo largo de los años. En 1990 se convirtió en la primera mujer catedrática de Historia de la Música en España y en la sexta persona en ostentar tal distinción académica en todo el país. “Yo he enseñado a los alumnos a escuchar la música”, así resume Rosario Álvarez su trayectoria docente. “La música es un lenguaje que parece que está hecho solo para los entendidos y no es así. Está hecha para todo el mundo, y está hecha, aunque no la entiendas, para disfrutar”, asegura.
Paralelamente a su labor en la enseñanza, Álvarez se había convertido en un referente, primero nacional y luego internacional, de la iconografía musical. Recuerda el año en el que fue ponente en un congreso que se celebró en el Museo del Prado de Madrid y cuyo tema era “Las Cántigas de Alfonso X el Sabio”, materia en la que hizo un importante descubrimiento. “Me di cuenta de que en aquellas miniaturas había siete manos diferentes, siete pintores distintos. Hasta ese momento se pensaba que había sido obra de un solo pintor”, afirma la musicóloga. Más tarde empezó una investigación sobre el techo de la catedral de Teruel, en torno al que giraba una discusión científica entre los historiadores del arte, puesto que no lograban alcanzar un consenso en cuanto a la fecha de antigüedad de las pinturas que allí había. Álvarez, estudiando los instrumentos presentes en la obra, logró determinar que su antigüedad databa del siglo XIII.
Ambos hechos constituyeron el inicio de su camino en la iconografía musical, que se entiende como el uso con fines documentales de materiales visuales musicales y que enseña a manejar, organizar y extraer debidamente la información que contienen. Álvarez fue pionera en España en esta disciplina, publicó multitud de trabajos y viajó a diversos congresos internacionales. De hecho, en 1991 fue elegida como la representante española para el congreso iberoamericano de musicología celebrado en Washington. En ese congreso la experta dio a conocer una metodología que ella misma había creado para trabajar la iconografía musical latinoamericana. Tal fue el éxito de su propuesta que los responsables convirtieron su coloquio en un libro y desde ese momento pasó a ser también referente de la iconografía musical a escala internacional. La musicóloga canaria tiene obras publicadas en Estados Unidos, Venezuela y China, entre otros países. “La iconografía me ha dado mucha proyección”, asegura.
Recuperación del patrimonio sonoro
En el año 1984, Álvarez se adentró, junto al musicólogo gran canario Lothar Siemens, en la recuperación del patrimonio sonoro del archipiélago y grabaron “La Creación Musical en Canarias”, una colección compuesta por 56 discos con música de las dos islas capitalinas y algunos temas originarios de La Palma y Lanzarote en la que se reúnen obras de 132 compositores diferentes y que suponen un total de 517 piezas musicales. La mayor contribución a la recuperación de la cultura musical de las islas.
Una década más tarde, en 1994, se creó la Asociación de Compositores y Musicólogos de Tenerife (COSIMTE), de la que Álvarez fue una de las fundadoras y que presidió desde sus inicios y durante años, en los cuales dispuso la grabación de cientos de obras de compositores canarios, desde los mayores hasta los más jóvenes del panorama musical de las islas. Además, a finales de 1999 Rosario Álvarez también fue elegida presidenta de la Sociedad Española de Musicología, una asociación compuesta por más de 800 miembros de toda España. Durante su mandato, que se prolongó hasta el año 2007, y siguiendo la estela de su experiencia en la recuperación del patrimonio sonoro de Canarias, llevó a cabo una colección discográfica con el fin de rescatar obras desconocidas e inéditas de compositores españoles. La obra, compuesta por 36 discos, recibe el nombre de “Patrimonio Musical Hispano”.
En aquel momento Álvarez compaginaba su trabajo sobre iconografía musical con su labor docente en la Universidad de La Laguna y su trabajo al frente de la recuperación sonora de Canarias y de España. Pero, además, en 1988 la habían nombrado miembro del patronato de música del Cabildo de Tenerife, y fue entonces cuando comenzó otra importante tarea en el ámbito de la recuperación patrimonial canaria: la restauración de órganos. “En Canarias hay órganos muy antiguos y de un valor incalculable”, señala la experta, que comenta además que por el momento hay 22 órganos restaurados en Tenerife y 35 en toda Canarias. “El último órgano que hemos restaurado es el de Arico, pero es un trabajo que va mucho más allá de la reparación de los instrumentos”, comenta Álvarez que se refiere, entre otras cosas, a la labor añadida de “catequización” de la ciudadanía para que entienda el gran valor patrimonial de tales instrumentos. “Esa ha sido mi labor: investigar sobre los órganos del archipiélago y gestionar su restauración, estudiar la iconografía musical, recuperar y recopilar la música de Canarias, sacar a muchos compositores adelante y dar clase a mucha gente”, concluye.
Creación musical en Canarias
A todas las distinciones que ha obtenido Rosario Álvarez durante su carrera (Premio Nacional de Musicología 1982, Medalla de Oro de Canarias 2005, Medalla de Oro de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife 2018, son solo algunas de ellas) se suma, desde el pasado mes de marzo, una más: El Premio Canarias 2021 en la modalidad de Patrimonio Histórico. “Es una gran satisfacción, pero sobre todo, un orgullo porque es como si te dieran el premio todos tus coterráneos, todas tus islas, toda tu gente”, destaca la musicóloga. Sin embargo, para ella lo más importante no son los premios, es seguir contribuyendo a la recuperación y enaltecimiento de la cultura musical canaria: “Después de muchos años trabajando en este mundo, estoy viendo lo que conviene en el campo de la música en estas islas. Lo que más me gustaría es seguir haciendo lo que estoy haciendo”, señala.
“Esencial para la recuperación del patrimonio sonoro de Canarias”, así describía a Álvarez el comunicado del Gobierno autonómico por el que daba a conocer a las tres ganadoras de las distintas modalidades del Premio Canarias de este año. De ese trabajo de recuperación sonora, dice la experta que la mejor parte era escuchar aquella obra que estaba perdida u oculta. La mayor alegría para la musicóloga en este trabajo era recuperar música que “no existía” y poder compartirla con toda la sociedad.
Algo parecido experimenta cuando finaliza el proceso de restauración de órganos antiguos. Recuerda especialmente la sensación tras haber gestionado la restauración del primero, un órgano del siglo XVII del Convento de las Catalinas de La Laguna: “La última noche de trabajo del equipo me imaginaba a ese organero que cuatro siglos atrás había fabricado el instrumento. Que su obra volviera a sonar después de estar destrozada, no tiene precio”, comenta Álvarez, que destaca la importancia que tiene para la cultura “luchar” por la obra de alguien del pasado.
De entre todas las distinciones, la catedrática reconoce que aquello que más le ha emocionado a lo largo de su trayectoria es que el aula de música de la Universidad de La Laguna lleve su nombre. “Que un lugar donde pasé tantas horas se llame Aula de Música Rosario Álvarez es un orgullo”, señala.
Reconoce que en algunos casos ser mujer ha supuesto una dificultad añadida de cara a su trabajo, y sostiene que la cultura musical de Canarias debe ser motivo de orgullo entre la sociedad. De hecho, para la experta la creación musical en el archipiélago está viviendo una “Edad de Plata” pues, tal y como opina, hay muy buenos compositores y compositoras en la actualidad y promover la creación ha evidenciado las “buenas cualidades” de los músicos canarios. Una creación musical y una oferta cultural que no ha cesado por la pandemia. Según la musicóloga la cultura ha sido “esencial” para sobrellevar los estragos causados por la crisis sanitaria.
Cultura para el camino
En el transcurso de su labor al frente de la recuperación del patrimonio sonoro de Canarias, Rosario Álvarez ha sido miembro de la Real Academia Canaria de las Bellas Artes, institución de la que fue presidenta durante dos legislaturas, (2009-2017) y de la que actualmente es vicepresidenta primera. Las aportaciones de la musicóloga al desarrollo de la institución han sido muy numerosas a lo largo de los años, desde que entrara a formar parte de ella en 1985 hasta la actualidad, ha conseguido, entre otras cosas, la creación de un archivo y una biblioteca diseñada por ella y poder contar con diversas salas donde exponer las obras de arte, obras que ella misma fue obteniendo a lo largo de los años: “Lothar Siemens y yo empezamos a comprar obras de académicos ya fallecidos y, cuando la academia fue adquiriendo notoriedad, la gente empezó a donar legado artístico”, recuerda.
Actualmente la Real Academia Canaria de las Bellas Artes cuenta con más de 400 obras gracias, fundamentalmente, a la implicación de Rosario Álvarez que consiguió también que se aprobara la ley de las reales academias en el parlamento canario, que fue redactada por el actual presidente de la organización, el jurista Carlos de Millán. A lo largo de sus años ligada a la institución, Rosario Álvarez ha promovido la incorporación de académicos en todas las secciones: arquitectura, pintura, escultura, música, y la quinta sección, fotografía, cine y creación digital, cuya creación ha sido obra de la propia Álvarez.
En estos momentos Rosario Álvarez está elaborando un catálogo de compositores para la página web de la academia y gestionando el día a día de la institución, que incluye multitud de actividades, cursos, conferencias y conciertos. Además, se encuentra en las últimas fases de creación de un libro propio sobre la ópera en Canarias, está elaborando un artículo sobre el último órgano restaurado en Tenerife y continúa con la investigación sobre la historia de la música en Canarias que comenzaron Lothar Siemens y ella, cuyo primer tomo, ya publicado, abarca desde la época aborigen hasta 1600 y ahora esta continuación se centra en el siglo XVII. También ha organizado y organiza todos los festivales de música sacra de Santa Cruz de Tenerife y multitud de festivales de órgano.
“Siento que tengo una misión, una misión cultural”, comenta Rosario Álvarez. Cuando estudiaba en Madrid se le presentó la posibilidad de quedarse allí de manera indefinida, le ofrecieron un puesto de trabajo, pero prefirió volver a su isla. “Es importante que la gente se dé cuenta de lo que tenemos aquí; hay personas que pueden hacer cosas muy buenas por Canarias”, señala la musicóloga que, con su trabajo y dedicación ha difundido, promovido y recuperado la creación musical de las islas, y ha llevado la cultura musical del archipiélago a su máxima expresión, todo ello como parte de la misión que ha ocupado toda su vida.
Gabinete de Comunicación