La Escuela de Doctorado y Estudios de Posgrado de la Universidad de La Laguna ha celebrado de manera telemática hoy, viernes 26 de febrero, una jornada sobre la incorporación de la perspectiva de género en la investigación, que ha registrado unos 115 participantes. El encuentro fue inaugurado por la directora del centro organizador, Maravillas Aguilar Aguiar, y el subdirector de Doctorado de la misma entidad, José Antonio González Marrero. Seguidamente, tres investigadoras de diferentes áreas de conocimiento ofrecieron su punto de vista: la perspectiva de género en la investigación en Artes y Humanidades fue abordada por Yolanda Peralta Sierra, profesora del Área de Historia del Arte del Departamento de Historia del Arte y Filosofía; en la investigación en Ciencias Sociales y de la Salud, por Helena Bonache Recio, del Departamento de Psicología Cognitiva, Social y Organizacional; y en la investigación en tecnología, por Jezabel Molina Gil, del Departamento de Ingeniería Informática y de Sistemas.
Helena Bonache reflexionó que desde la Psicología es sabido que las actitudes, emociones y conductas varían de un género a otro, por lo que es primordial disponer de ambas versiones en todos los ámbitos, incluido el científico. Recordó el problema que existe en el ámbito médico, que está infra diagnosticando a las mujeres de ciertas enfermedades porque sus síntomas pueden ser similares al de la ansiedad y mientras que a los hombres se les hacen más pruebas; con ellas se pasa directamente a los tranqulizantes. Ocurre, por ejemplo, que en las mujeres los síntomas de infarto son algo diferentes que en hombres y pueden confundirse con los de la ansiedad, por lo que se han dado casos de pacientes femeninas que son enviadas a casa sin haberles hecho una exploración y con una receta de tranquilizantes y han tenido que volver a urgencias después por su dolencia cardiaca, en algunos casos demasiado tarde. Así, está el dato de que la mortalidad de las mujeres en caso de infarto es 30 veces superior al de los hombres.
De este modo, Bonache dio la cifra de que el 85% de psicofármacos se está recetando a mujeres, una diferencia abismal con el 15% de hombres, por lo que reclamó en el ámbito médico esa perspectiva de género. Todo ello es producto de que en muchas ocasiones las mujeres no están incluidas en los ensayos clínicos o, si lo están, no se diferencian sus resultados de los de los hombres, de tal manera que no se llega a apreciar si un fármaco puede tener efectos diferentes en individuos de un sexo o el otro. Por eso, aboga por que toda investigación en el ámbito de la salud debería analizar datos de hombres y mujeres de forma conjunta para explorar puntos en común y desigualdades.
Por su parte, Jezabel Molina abordó la gran diferencia de sexos que se da en el alumnado de las titulaciones STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics), las cuales son estudiadas por solo un 35% de mujeres y solo se dedican a ellas en el ámbito investigador y docente un 30%. En su opinión, es necesario poner ejemplos femeninos que sirvan como modelo e incentivar esta disciplina entre las mujeres, ya que existe el mito de que si ellas no se dedican a estudiarlas, es simplemente porque “no les interesa”. Molina confesó que ella durante mucho tiempo también pesaba así, hasta que gracias a su formación en género se ha dado cuenta de que existen razones socioculturales para desincentivar que el sexo femenino opte por estudios técnico-científicos.
La ponente recordó hace muchos años las palabras de la investigadora en asuntos de género Sara García Cuesta, cuando aún era directora de la Unidad de Igualdad de la Universidad de La Laguna, durante uno de los eventos Women Techmakers organizados por Google: “El poder está en la tecnología, si no estamos ahí, estamos renunciando a una cuota de poder”. También se refirió a la presencia de estereotipos sexuales muy marcados en el mundo del videojuego o, incluso, la Inteligencia Artifical: en ese sentido, señaló que no es causal que todos los grandes asistentes virtuales existentes sean femeninos (Cortana y Siri). Además, recordó que hace unos años se comprobó que si una usuaria indicaba a Alexa que acababa de ser violada, dicho asistente virtual no le daba ninguna respuesta. Es un error ya corregido, pero que indica que, en su momento, cuando se diseñó, no se tuvo en cuenta la cuestión de género.
El peso de los factores socioculturales es evidente en estos sesgos: en las materias STEM, la presencia femenina es significativa en el área de Medicina, que es la que se relaciona con el rol de cuidadoras tradicionalmente asociado a las mujeres. Y cuando se ha encuestado a los estudiantes de estas disciplinas sobre por qué la eligieron, ellas siempre citan el hecho de poder aprender algo que pueda ayudar a la sociedad, mientras que ellos se centran más en objetivos relacionados con el conocimiento y la tecnología: de nuevo, aparece el rol de cuidadora.
