Un equipo de investigadores de la Universidad de La Laguna encabezado por la doctora en Biología Marta Sansón Acedo trabaja desde el pasado año en la restauración de la macroalga Cystoseira Abies-Marina, actualmente Gongolaria abies-marina, conocida como mujo amarillo y característica del litoral canario, cuyas poblaciones, que son fundamentales para los ecosistemas marinos del archipiélago, se han reducido en un 90% en las cuatro últimas décadas.
La desaparición de esta macroalga, que formaba grandes praderas a 15 metros de profundidad en los bosques del fondo del mar, supondría la pérdida de una gran biodiversidad y del alimento de la rica fauna marina de Canarias, además de un serio menoscabo para los refugios de numerosos peces, crustáceos y otros animales del océano, según explica la investigadora principal del proyecto y coordinadora del grupo de investigación BOTMAR (Botánica Marina), Marta Sansón.
Junto a la Cystoseira o mujo amarillo, la investigación contempla también la restauración de otras dos especies de macroalgas que únicamente crecen en las islas: los gelidios rojo (Gelidium arbuscula) y negro (Gellidium canariense). Este último, endémico de Canarias, crece en las costas del norte de La Palma, La Gomera, Tenerife y Gran Canaria, donde también se está perdiendo.
La preservación de estas tres algas, incluidas en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y Catálogo Español de Especies Amenazadas, bajo la categoría de «vulnerables», se enmarca en una experiencia pionera emprendida por la Universidad de La Laguna. Su recuperación se está llevando a cabo mediante trasplantes de esquejes de algas de unos fondos marinos a otros y por medio de la reproducción de ejemplares en peceras controladas en el laboratorio.
Extracción y trasplante de ejemplares
El lugar del que se extraen los ejemplares de mujo amarillo que luego se trasplantan es La Punta del Hidalgo (San Cristóbal de La Laguna), una zona costera en la que, a pesar de haber desaparecido todas las praderas que había en el fondo marino, quedan algunas que están refugiándose en la parte más alta de la zona intermareal, “probablemente debido a la temperatura del agua y al oleaje, que las mantienen refrescadas y les aseguran los nutrientes que necesitan”, indica la experta.
Con las ramas fértiles de Cystoseira recolectadas en ‘La Punta’ se realizan trasplantes en los fondos marinos del sur de Tenerife ‒en el municipio de Güímar, donde la especie ha desaparecido completamente‒ y se colocan en rocas extraídas del fondo del mar que se introducen en las peceras para comprobar de qué manera afectan factores como la luz o la temperatura del agua a su desarrollo. La recolección de plántulas de los gelidios se hace en las costas del norte de Tenerife.
Tras un año de investigación han podido comprobarse los primeros resultados, tanto en los trasplantes como en la fecundación y desarrollo de los cigotos en peceras que posteriormente vuelven a depositarse en el fondo marino. “De esas pequeñas plántulas extraídas del mar hasta llegar a las grandes se tardará, y probablemente no se verán resultados definitivos cuando acabe el proyecto, pero lo que sí podremos saber es que se mantienen, que sobreviven”, explica Sansón.
Paralelamente a la restauración del hábitat perdido se estudian otros factores que podrían estar influyendo en la desaparición de estas algas marinas. “Las estructuras reproductoras de estas algas son de lo más vulnerables, y si se pierden ‒explica la bióloga‒ la planta se muere. Por eso nos preguntamos qué les está pasando a esas semillas, porque puede ser que el problema esté en esta fase crítica del ciclo de vida”.
En esta iniciativa novedosa que comenzó en 2020 y finaliza en julio de 2022 trabaja un equipo de expertos integrado en el grupo de investigación BOTMAR-ULL (Botánica Marina) que coordina Marta Sansón, así como una parte del personal docente e investigador del Departamento de Botánica, Ecología y Fisiología Vegetal de la Universidad de La Laguna.
La investigación está auspiciada por el Plan Nacional con un coste que alcanza los 120.000 euros. Financiado, en gran parte por la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, y denominado «Conservación y restauración de las poblaciones de tres macroalgas marinas amenazadas en las islas Canarias: Cystoseira abies-marina, Gelidium arbuscula y G. canariense», el proyecto tiene como precedente un primer estudio de la Universidad de LaLaguna sobre la reducción de ejemplares del mujo amarillo en Canarias, cuyas conclusiones se publicarán en breve.