En un lugar ventilado, con mascarilla FFP2 y la correspondiente distancia unipersonal de rigor. Así nos recibe Margarita del Val Latorre (Madrid, 1959). Lo hace después de haber terminado la primera entrevista que concede a un medio de comunicación local a su llegada a Tenerife para clausurar la cuarta edición de Campus África en el Paraninfo de la Universidad de La Laguna, y antes de abordar la tercera de la mañana. Después vendrían unas pocas más, ya por la tarde, para las teles y radios.
Así es el día a día para esta viróloga, química, inmunóloga e investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ‒donde dirige la plataforma de investigación sobre la COVID-19‒ desde que la enfermedad por coronavirus comenzó a extenderse de forma implacable por nuestro país. Desde entonces hasta ahora se ha convertido en la cara amable de la divulgación científica, discrepante en muchas ocasiones con los dictámenes y decisiones del Gobierno y siempre cautelosa y perseverante como nadie con la prevención.
Puede decirse que sus tips, consejos y claves para evitar la propagación de contagios de la COVID-19 se han hecho tan populares y mediáticos como su rostro afable y sereno, que ya es habitual en numerosos programas, foros y tertulias de televisión. Eso sí, siempre al otro lado, desde la distancia, la misma con la que pronosticó a principios del mes de septiembre que no nos íbamos a librar de una sexta ola antes de Navidad, ola que ya tenemos encima.
En el discurso de Del Val, pausado pero siempre explícito y riguroso, no hay rodeos posibles, y mucho menos al hablar de ómicron, presente ya en nueve comunidades españolas, y sobre la que la Unión Europea (UE) ha advertido hace pocos días que se extiende bastante más rápido que el ritmo al que pueden detectarla los sistemas de vigilancia. A pesar de estos datos, la científica lanza un mensaje de tranquilidad. “Me sorprende lo que se ha asustado la gente con la variante ómicron. La Delta es la más contagiosa que conocemos porque hasta ahora ha barrido a las demás”.
Ómicron, con más de 30 mutaciones en el gen S, aún no ha combatido contra Delta, por eso se desconoce al cien por cien si es más contagiosa. Lo que sí apunta la viróloga española es que esta nueva variante, detectada en Sudáfrica a finales del mes de noviembre de este año, nos pilla en una época “muy mala”, las Navidades, con reuniones y fiestas que la gente está deseando celebrar después de casi dos años de exilios de abrazos y restricciones no deseadas. “Lo que tiene ómicron es que se han juntado varias de las variantes que ya se conocían antes, aunque de momento no sabemos si esas combinaciones de mutaciones son una bomba de relojería o no”.
El hecho de que se descubriera en Sudáfrica, donde solo el 25,8 % (datos a 13 de diciembre de 2021) de la población está vacunada y las vacunas escasean, provocó el cierre inmediato de vuelos y que el resto del mundo se blindase, estigmatizando así a un país tremendamente vulnerable, con restricciones desproporcionadas y vetos frente a los que han alzado la voz numerosos científicos. “A mí lo que no me parece nada bien es que se castigue al país que ha detectado la variante, o a los países cercanos. Se les han bloqueado los vuelos cuando lo cierto es que ya teníamos dando vueltas a ómicron por el mundo, con una alta probabilidad”, apunta la experta.
Pese a los titulares que copan los periódicos de los últimos días, advirtiendo sobre la escalada alarmante de casos provocados por la última variante, que ómicron se escape de la eficacia de las vacunas es algo “muy improbable”, como lo es que se haga más contagiosa cuando compita con la variante Delta del SARS-CoV-2, algo de lo que está segura la coordinadora de la Plataforma Salud Global que el CSIC puso en marcha en 2020 para potenciar la investigación sobre la COVID-19.
Explicar desde el rigor científico
Aun cuando Del Val sea probablemente una de las voces científicas más reconocidas y acreditadas de la pandemia, una labor recientemente galardonada en la I edición de los Premios CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica, que también ha recaído en los investigadores José Antonio López Guerrero, Ignacio López-Goñi, Alfredo Corell y Antoni Trilla, sus explicaciones siempre se han sustentado en la precisión científica y huido de las reprobaciones y el miedo. “No me gusta explicar desde el miedo. Del miedo no se sale”.
La investigadora del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO) tuvo claro desde el principio que el coronavirus llegaba para quedarse un largo, largo tiempo y no dudó, según contó ella misma en una entrevista a la COPE, en advertir a sus padres, ya bastante mayores, de que hicieran una compra en el ‘super’ tan copiosa como para aguantar un par de meses sin salir de casa, porque lo mejor era autoconfinarse para protegerse. Una decisión que tomó días antes de que el Gobierno español decretase el estado de alarma, y que poco después secundaron alrededor de 70 científicos en todo el país.
“No he llegado a imaginarme en ningún momento, de una forma tan detallista, que llegaríamos a esta situación, pero sí que dije muy al principio que estos iban a ser los años de la pandemia porque tenía muy claro que duraría mientras todos fuéramos vulnerables. O encontrábamos una vacuna pronto o la pandemia duraría 100 años porque tendríamos que reducir 100 veces la incidencia para poder manejar la situación, y por eso fue necesario hacer el confinamiento”.
Su seguridad en lo que dice es total y eso le ha hecho contradecir en numerosas ocasiones las opiniones de Fernando Simón, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, y portavoz del Gobierno durante la pandemia. Sus ‘rifirrafes’ mediáticos y avisos enfrentados comenzaron con motivo de la manifestación del 8M celebrada en Madrid en 2020 para conmemorar el Día Internacional de la Mujer.
En plena expansión del virus, las expectativas de Simón chocaban frontalmente con las de Del Val, que decidió no asistir a la movilización madrileña al percatarse de que el virus iba a contagiar a mucha gente. Entonces se desconocían muchas cosas, como que el riesgo de contraer el virus era mucho mayor en lugares cerrados que al aire libre, pero ya ella sabía que era muy contagioso. “Este virus no lo vamos a erradicar. Nos vamos a infectar todos. Por eso es tan importante que nos vacunemos. Al que hay que temer es al virus y no recelar de las vacunas, que no hacen daño. El que hace daño es el virus”, recalca sin parar.
Aunque no se ha cansado en todo este tiempo de decir que las vacunas son maravillosas, efectivas y seguras, admite que no son infalibles. Su eficacia llega al 95% para protegernos de la enfermedad grave pero queda un margen del 5% de personas que a pesar de estar vacunadas pueden infectarse y enfermar de nuevo. “Lo más probable es que sean las más vulnerables, las más mayores que tienen un sistema inmune debilitado, y por eso la vacuna no prende bien”.
En ese 5% suelen estar personas de edad muy avanzada, de 80 años para arriba, o personas con inmunodeficiencias y con algún tratamiento inmunopresor que provoca que tengan una baja capacidad de respuesta inmunitaria ante el virus. Sin embargo, apunta que cada vez que nos enfrentamos al virus, si estamos vacunados, se refuerza nuestra inmunidad. Así es la coexistencia de los seres vivos con los agentes infecciosos.
Firme partidaria de administrar la tercera dosis a los mayores de 70 años porque todas aquellas personas de riesgo deben estar protegidas, ha manifestado reiteradamente sus dudas sobre la vacunación a los menores de 12 años que arranca estos días en España. La Comisión Nacional de Salud Pública aprobaba la primera semana de diciembre la administración de las dosis para los menores tras la autorización de la EMA (Agencia Europea del Medicamento).
En torno a 1,3 millones son las dosis que se han distribuido a las comunidades autónomas españolas para vacunar a 3,3 millones de niños y niñas en nuestro país. Se empezará con los de 11 y paulatinamente se irá bajando de edad, algo que en los EEUU comenzaron a hacer en el estado de Connecticut el 2 de noviembre. A día de hoy, y con casi cinco millones de niños americanos vacunados, no se han notificado casos de miocarditis, como sucedió al administrar las vacunas a los adolescentes.
Del Val desconocía este dato cuando nos argumentó hace días que carecían de cifras de seguridad en niños de EEUU porque la vacunación había comenzado 30 días antes, pero aun así consideraba que era pronto, y pedía un razonable margen de tiempo porque el riesgo de las vacunas en niños no está cuantificado. “Sin duda hay beneficio, pero hay que ver la seguridad, por eso no lo veo prioritario aún”, nos comentaba, con la excepción clara de los niños en riesgo.
“La autorización de la vacuna en Europa es algo muy bueno y positivo para los niños que tienen algún tipo de inmunodeficiencia porque son muy vulnerables a las infecciones al no tener un sistema inmunitario tan sólido, y la necesitan”. Es un hecho que sus familias se han pasado casi dos años protegiéndolos a toda costa de un posible contagio y “necesitan ya esas dosis”.
La viróloga sí considera imprescindible ese margen de actuación para dar pasos en firme en España y no titubea al afirmar que la protección de los niños españoles pasa por proteger a los de los países más vulnerables, como los africanos. Eso sería una verdadera salvaguarda para la infancia del planeta. “El mundo futuro que heredarán los niños españoles será mejor si protegemos a los niños de estos países, sin ninguna duda”.
COVAX, dosis para todo el mundo
Y lo dice después de haber reclamado pública y reiteradamente que las miradas de los líderes políticos y la comunidad científica mundial, como han hecho también muchos colegas suyos, se giren hacia África, un continente en el que hay muy poca población vacunada. “Han estado esperando a que nosotros cediésemos dosis suficientes y no lo hemos hecho, algo que les ha causado frustración y desconfianza. Están esperando las dosis que tendríamos que haber lanzado ya”.
De lo que habla es de COVAX, la iniciativa internacional que nació para garantizar que todos los países del mundo tengan acceso de forma rápida y equitativa a los tratamientos y vacunas contra la COVID-19. Una plataforma que lo que pretende es acabar con la desprotección de las poblaciones más vulnerables frente al virus, la única forma de frenar su expansión. Porque mientras haya personas indefensas el virus seguirá campando a sus anchas.
“En África han tenido que duplicar las compras ‒relata Del Val‒ para tener dosis, pero han llegado cuando nosotros ya hemos comprado las nuestras, las hemos reservado para las terceras dosis y para los niños. Hablamos de los países que tienen menos influencia, menos fondos y recursos, y los hemos dejado abandonados. A mí me parece lamentable y lo llevo diciendo mucho tiempo”.
Su mensaje ha sido alto y claro. Europa cuenta con reservas con las que se pueden administrar cinco dosis por persona y hasta el momento nadie ha demostrado que después de dos dosis no haya suficiente inmunidad. “Estamos poniendo la tercera dosis a las personas más vulnerables por precaución, porque lo cierto es que no ha bajado la inmunidad”.
Es un hecho que de casi todas las vacunas, con la firme excepción de la gripe, se pone una pauta completa y no se necesitan más, por lo que la experta considera que no hay razón para pensar que haya que vacunarse cada año de la covid. “Hay varias enfermedades que se transmiten por vías respiratorias que pasan una vez en la vida: la varicela es la típica, la pasamos de pequeños y ya está. La gripe, sin embargo, varía 10 veces más que la covid y su vacuna es claramente menos potente”.
Las vacunas más seguras de la historia
Si hay unas vacunas que hayan sido monitorizadas en un ensayo clínico hasta la saciedad, esas han sido las de la COVID-19. “Es cierto que no todas las vacunas son igual de eficaces, pero estas sí lo son. Las vacunas de ANR mensajero parece que son más efectivas al prevenir síntomas, pero eso es algo irrelevante. Lo importante es evitar la enfermedad grave, y en eso todas son iguales, todas son buenas y seguras”, dice Del Val al tiempo que hace una apología de la tan denostada AstraZeneca.
Ella no tuvo ninguna duda en ponerse en abril la dosis de la vacuna creada por los científicos de la Universidad de Oxford en colaboración con la farmacéutica británico-sueca AstraZeneca. Y lo hizo cuando se encontraba en el centro de la polémica, tras detectarse la aparición de trombos en algunas personas. Alegando que el riesgo de padecerlas era mil veces inferior al de sufrir los terribles efectos de la covid, Del Val reflexiona sobre el porqué de esa campaña de acoso y derribo contra la empresa.
Que la mayoría de las farmacéuticas hacen negocio con esto es un hecho, sin embargo no es el caso de AstraZeneca. Fue la primera en unirse a COVAX y distribuyó su vacuna, sin ánimo de lucro, durante toda la pandemia. “Quizá por eso mismo ha sido tan atacada. Fue la primera que licenció su patente al mayor productor de vacunas de todo el mundo, que está en India, pero de eso nadie habla”.
Lo cierto es que bien sea AstraZeneca, Pfizer, Moderna, Janssen o la vacuna española intranasal esterilizante ‒que estará lista a finales de 2022‒, presentada en la Universidad de La Laguna, en el marco de Campus África, por el doctor Luis Enjuanes, experto en coronavirus y líder de uno de los equipos del CSIC que la desarrolla, la seguridad está totalmente garantizada.
“Cada semana de ensayos un comité analizaba si había problemas de seguridad. Se habría parado el ensayo clínico en los primeros voluntarios si los hubiera habido, pero no los hubo”, dice Del Val en un claro mensaje a las personas que, bien porque necesitan más información o porque tienen miedo de los posibles efectos adversos, todavía siguen sin vacunarse. “La COVID-19 sí que es para asustarse comparada con algo hipotético, como serían los posibles efectos derivados de las vacunas”.
La que se ha convertido, sin lugar a dudas, en una de las personas más populares del país, divulgando el mensaje de la ciencia frente al mal del virus, no duda en destacar que la campaña de vacunación en nuestro país ha sido un triunfo de toda la sociedad española, y no solo de quienes la han gestionado. No olvida lo mal que lo pasó el personal de las residencias de ancianos durante la peor etapa de la pandemia, a los que se culpabilizó olvidando que fueron los que tuvieron que vivir las situaciones más duras junto con los sanitarios, que se convirtieron en psicólogos, agentes censales, consejeros…
“Si algo nos ha enseñado este virus es que debemos ser precavidos y no bajar la guardia”. Por eso mismo, Margarita Del Val no puede terminar nuestra charla sin recurrir a sus claves y consejos, que no se cansa de repetir. “Durante las fiestas de Navidad, no olvidemos que si nos reunimos en familia, los test de antígenos nos dan la tranquilidad que necesitamos para proteger a nuestros mayores y personas más vulnerables”. De resto, ventilación, mascarilla, distancia de seguridad, mucha prudencia y sentido común.
Gabinete de Comunicación