La tricampeona paralímpica de natación Michelle Alonso fue invitada recientemente a participar en una clase de cuarto curso de los grados en Educación Infantil y Primaria de la Universidad de La Laguna, para hablar al alumnado sobre su experiencia no solo como atleta de alta competición, sino como estudiante con necesidades educativas específicas, al ser diagnosticada con discapacidad intelectual a los 12 años. “Si tienen en clase a un niño con dificultades, ayúdenle, hablen con él. Porque nos cuesta un montón”, pidió a los futuros maestros en formación.
Alonso acudió a la universidad acompañada por su entrenador, José Luis Guadalupe, quien comenzó la sesión con una charla en la que dio algunas nociones sobre el deporte paralímpico en general y la natación adaptada, que es la modalidad en la que compite la deportista tinerfeña, en particular. Ambos fueron invitados a la universidad por el profesor David Pérez Jorge, como parte de las actividades que, dentro del Programa de Atención a Estudiantes con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo (PAED), se realizan para sensibilizar al alumnado sobre la realidad de la discapacidad y cómo abordarla dentro del aula.
Alonso ha logrado tres medallas de oro en la prueba de 100 metros braza SB14 (denominación de la prueba adaptada a nadadores con discapacidad intelectual) en tres juegos paralímpicos consecutivos: Londres 2012, Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020, cuya celebración se retrasó hasta agosto de este mismo año. Por ello, el alumnado asistente preguntó a la tricampeona si pensaba presentarse a una cuarta prueba olímpica, y fue cauta en su respuesta: por un lado, prefiere esperar a ver cómo se desenvuelve en el próximo mundial y, por otro, recordó que ella tiene ya 27 años y lleva desde los 12 compitiendo a alto nivel, por lo que, además de que su rendimiento físico ya no es el mismo y tiene lesiones con más frecuencia, también quisiera vivir un poco más su propia vida.
El entrenador José Luis Guadalupe apostilló en este punto que, con la excepción de los futbolistas masculinos, la vida de un deportista de élite es muy complicada en España, con dificultades que aumentan si además es de modalidades paralímpicas. No existe apenas patrocinio privado y poder seguir en el mundo de la alta competición va a depender de que se logre una medalla en las pruebas mundiales, lo cual supone percibir una beca económica por parte de Comité Paralímpico Español y, así, poder seguir dedicándose en exclusiva al deporte.
Durante su charla, Guadalupe puso sobre la mesa la precariedad existente en el deporte paralímpico español si se compara con el de países como Reino Unido, en el que cada deportista tiene, además de preparadores físicos y entrenadores específicos, apoyo psicológico personalizado que, en el caso de personas con discapacidad intelectual es esencial. Aún así, tampoco quiso ser excesivamente crítico con el panorama nacional porque reconoció que en otros países tan poderosos como Estados Unidos, la situación de los competidores paralímpicos todavía es peor.
Alonso también relató las dificultades que le supuso el confinamiento de cara a entrenar, dado que durante varios meses no podía acceder a una piscina. Por fortuna, pudo mantener rutinas de ejercicios diarios a través de videoconferencias con Guadalupe y otro preparador físico, y además tenía a su disposición aparatos específicos para entrenar su disciplina, que de algún modo le permitían entrenar movimientos propios de la natación.
Motivación, más que entrenamiento
El preparador explicó que el mayor desafío de trabajar con una deportista con la discapacidad intelectual de Alonso es mantener su concentración y motivación más que el aspecto puramente físico. Además, dada las dificultades de aprendizaje de la nadadora, debe buscar estrategias para que ella se centre más es los aspectos teóricos; así, ha descubierto que Alonso se muestra más receptiva a esos contenidos si los ve a través de un vídeo que si se los explican personalmente.
El uso de la tecnología, por tanto, es una ayuda inestimable para la preparación de las pruebas de alto nivel. Por ejemplo, gracias a la utilización de auriculares especiales para el agua, Alonso puede escuchar canciones que le ayudan a sincronizar sus movimientos y, de ese modo, lograr el número de brazadas que se supone que debe obtener en cada tramo de piscina recorrido sin necesidad de estarlas contando mentalmente.
Fuera del mundo competitivo, Alonso finalizó un módulo de primer ciclo de Formación Profesional en socorrismo y está pendiente de comenzar el segundo ciclo, centrado en socorrismo en playas pues, aunque afirma que prefiere vivir día a día, también se está preparando para cuando su laureada carrera deportiva finalice.