Un equipo de investigadoras de la Universidad de La Laguna, liderado por la doctora en Ecología Marina Silvia Oliva, del grupo de investigación ECOMAR (Ecología de Comunidades Marinas y Cambio Climático), desarrolla el proyecto “SEASTORE – Conservación y restauración de praderas de la fanerógama marina Cymodocea nodosa”, que cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través de su convocatoria de ayudas en régimen de concurrencia competitiva para la conservación de la biodiversidad marina en España.
Se trata de un proyecto ambicioso y pionero, que busca ofrecer soluciones a los vacíos que existen actualmente en relación a la conservación de esta especie. Sebadal es la denominación que se le da en Canarias a las praderas formadas por la fanerógama marina Cymodocea nodosa (planta adaptada a vivir en el medio marino, con raíces, hojas, rizomas, flores, frutos y semillas). En las islas, esta planta forma extensas praderas en fondos arenosos someros de las costas protegidas de todo el archipiélago, a excepción de El Hierro y La Palma.
Se trata de bosques que despliegan una panoplia de mecanismos de apoyo a la vida, denominados servicios ecosistémicos. Sirven de refugio y sustento para miles de especies de organismos marinos, desde seres planctónicos microscópicos a grandes mamíferos marinos y tiburones, albergando una biodiversidad muy superior a la que se puede encontrar en zonas adyacentes desprovistas de vegetación. Constituyen el hábitat crítico y de desove de multitud de especies de interés pesquero, como viejas, cabrillas, pejerreyes, sierras, bicudas, chopas, sargos, gueldes, salmonetes, jureles, pejepeines, brecas, lenguados y gallos, entre otros, así como su sostén trófico y de salubridad (reducción de patógenos).
Estos bosques marinos suponen la base de la pesca artesanal de las Islas, producen y sostienen una biomasa de especies de interés pesquero con un valor medio que puede superar los 600.000 euros al año a escala insular. Limpian y purifican el agua, filtrando, reciclando y fijando nutrientes y otros contaminantes. Contribuyen a la mitigación del cambio climático, secuestrando carbono y aliviando los efectos de la acidificación oceánica.
Favorecen la adaptación al cambio climático, ya que, mediante la estabilización y retención de sedimento, ofrecen una protección natural de costas y playas, previniendo su erosión. Funcionan como un amortiguador y control de enfermedades, eliminando patógenos del agua, reduciendo así la exposición de humanos, peces e invertebrados a ellos. No obstante, a pesar de su inmenso valor, sus poblaciones se encuentran en declive, y ya se ha perdido un tercio del área colonizada por Cymodocea nodosa desde que se tiene registro.
Entre las principales causas de esta merma se encuentran el desarrollo costero y la disminución de la calidad del agua, aunque la pesca destructiva, el cambio climático y su destrucción física también juegan un papel importante en este deterioro. Esto ha motivado que, actualmente, la seba esté incluida en el catálogo español de especies protegidas en la categoría de ‘vulnerable’ para la demarcación canaria.
Por tanto, para revertir esta situación de declive es esencial disponer de protocolos específicos de seguimiento y restauración de sus praderas. Con el proyecto SEASTORE, la doctora Oliva y su equipo actualizarán el estado de conservación de las praderas estudiadas, evaluarán los servicios ecosistémicos que proveen y generarán protocolos actualizados y estandarizados de monitoreo y restauración. Las metodologías desarrolladas tendrán aplicabilidad en el resto de regiones de la distribución de la especie, que abarca el Mediterráneo y las costas del Atlántico oriental desde Lisboa hasta Senegal, incluyendo los archipiélagos de Madeira y Canarias.
SEASTORE se desarrollará en varias Zonas de Especial Conservación marina del archipiélago canario, por lo que sus resultados contribuirán al logro de los objetivos del proyecto LIFE IP INTEMARES, que pretende conseguir una gestión eficaz de los espacios marinos de la Red Natura 2000 y al que se encuentra adherido. Asimismo, haciéndose eco de los retos planteados en las Décadas de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible y de la Restauración de los Ecosistemas impulsadas por la ONU e iniciadas en enero de 2021, busca contribuir a su logro.
En el marco del proyecto, el equipo de la Universidad de La Laguna colaborará estrechamente con la Fundación Observatorio Ambiental de Granadilla, y esperan también cooperar con la Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias.