Los concursos de literatura palindrómica se basan en hacer composiciones reversibles (simétricas) sujetas a restricciones. Un profesor de la Universidad de La laguna se ha hecho acreedor del XI Premio Internacional de Literatura Palindrómica REVER 2021, en cuya convocatoria se trataba de crear dos palíndromos compuestos con las letras del 50% del alfabeto, de tal manera que fueran para el primero: las primeras desde la A hasta la N (a, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k, l, m, n), y para el segundo: las de la segunda mitad, desde la Ñ hasta la Z (ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z).
Carlos Felipe Martell, profesor titular del Departamento de Economía Aplicada y Métodos Cuantitativos, participó en un concurso anual dirigido a los mejores palindromistas de todo el planeta. El profesor optó por utilizar todas las letras del abecedario sin despreciar ninguna. Martell, que ya había logrado tres menciones especiales en convocatorias anteriores (2014, 2019 y 2020), cumple por fin su sueño de convertirse en el ganador del concurso. Este fue el primero de sus dos palíndromos:
Amada laica, la fe elige leal.
Nací de día, ¡habla! ¡Liba hiel! ¡Aleje la lámina ajena! Me lima mi kaki, mami le maneja.
¡Animal, aléjela!
Leí hábil, al bahaí dedican.
La elegí. Lee falacia la dama.
Para explicar el concepto de palíndromo, podemos observar en la composición anterior que la primera letra (A) es igual a la última; la segunda (M) es igual a la penúltima; la tercera (A) es igual a la antepenúltima… De esta forma, la composición puede leerse igual de principio a fin que de fin a principio. Según Carlos Felipe Martell, “la segunda composición fue la más complicada, pues meter en un único palíndromo letras como la Ñ, Q, V, W, X, Y o Z, con la O y la U como únicas vocales, resulta tremendamente difícil”. Pero él decidió armar su texto capicúa sin descartar ni una sola letra, y lo consiguió:
¡Wow! Soñó tos, orto, yo soy Q, yo soy su pozo.
Votó VOX o votó ‘voz opus’.
Yo soy Q, yo soy otros otoños, ¡wow!
Martell, que aterrizó en el mundo literario en 2013 con una historia ambientada en la Universidad de La Laguna (el bestseller Los privilegiados del azar), es autor de la trilogía Palíndromo, una saga de novelas de intriga cuyos argumentos fueron generados, de un modo sistemático, a partir de decenas de palíndromos previamente inventados por él. Aunque este peculiar modo de escribir pudiera parecer caótico, el resultado es un producto que sorprende por su originalidad. «El escritor de puzles, mientras va construyendo su rompecabezas, mira la vida desde la reversibilidad para volver siempre al principio y mantener así su propio equilibrio», apunta el autor. Como recoge en uno de sus libros, “el arte es la armonía surgida del caos”.
