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Uncertainty o la arquitectura de impacto social

martes 29 de junio de 2021 - 13:57 GMT+0000

El consejo que Norman Foster, probablemente uno de los arquitectos más afamados y laureados del planeta, dio hace unos años a los recién graduados en Arquitectura fue que siguieran siendo estudiantes porque él no había dejado de serlo nunca. Una sabia lección que, de alguna forma, parecen haber abrazado ya Sofía Piñero, Fernando Herrera, Andrzej Gwizdala y Domingo González a pesar de su juventud y de tener relativamente reciente su etapa de estudiantes.

La resurrección del arte y la arquitectura tras el letargo en que nos ha sumido la COVID-19 ha sido tan lenta como deseada. Después de varios intentos para que la XVII Muestra Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia arrancase en 2020, fue el pasado mes de mayo cuando la ciudad de los canales pudo celebrar de nuevo la reapertura de su actual edición, una cita atrayente para talentos consagrados y emergentes, que ha congregado a 60 países.

De izquierda a derecha, el arquitecto Andrzej Gwizdala, los egresados de la ULL Fernanda Sapino, Víctor García y Javier Coello; el profesor de la ULL Carlos Jiménez, y los arquitectos Fernando Herrera, Sofía Piñero y Domingo González.

Fotos: Beatriz Rodríguez (CC BY 3.0)

Los cuatro arquitectos tinerfeños, diseñadores del pabellón de España en esta prestigiosa ‘mostra’ han desafiado la arquitectura tradicional y compacta con Uncertainty (Incertidumbre), la rotunda apuesta española del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA) que se materializó tras “conversaciones interminables” ‒tal y como reconocen abiertamente los cuatro comisarios‒ en las instalaciones de la Biblioteca General y de Humanidades de la Universidad de La Laguna. Fue en los ‘carrels’ (cabinas de investigación) donde se gestó todo, donde comenzaron a tener cierta libertad para crear la pieza protagonista, que se alza luminosa y deslumbrante en el centro del pabellón. Nada más y nada menos que una nube de porfolios de 7.000 hojas de papel que se despliegan desde el techo aglutinando las 466 propuestas arquitectónicas presentadas al concurso público, el primero que sacaba el ministerio español para elegir un diseño que contestase la pregunta lanzada en 2019 por el comisario de la bienal, el arquitecto Hashim Sarkis: ¿Cómo viviremos juntos? (How will we live together?).

En la Biblioteca General y de Humanidades

Y premonitorias son, desde luego, tanto la pregunta como la respuesta española, Uncertainty, que fue tomando forma en las instalaciones de la Universidad de La Laguna. “No teníamos una oficina propia. Aunque el Colegio de Arquitectos de Santa Cruz de Tenerife nos dejó también un espacio, tras mantener una reunión con la rectora nos cedieron la Sala de Canarias de la biblioteca, donde estuvimos hasta que tuvimos que abandonarla cuando se decretó el estado de alarma”, comenta Domingo González.

Allí casi acamparon, porque fueron muchas y duras jornadas de trabajo las que dedicaron a la propuesta expositiva que los cuatro habían creado en noviembre de 2019, tan solo un mes después de que saliese la convocatoria pública anónima. Un corto espacio de tiempo que no les impidió hacer algo totalmente diferente y disruptivo que huía de los volúmenes y prototipos arquitectónicos establecidos. La suya era una apuesta sólida por la creatividad más que por la conceptualización, una apuesta firme por la generación de preguntas más que por el logro de una respuesta cerrada.

“Algo que choca a la gente ‒dice Andrzej Gwizdala‒ es la autenticidad de la propuesta, muy en la onda de lo que somos nosotros, al igual que la idea del ‘open call’, también en esta misma línea. Se trata de devolver a los demás la oportunidad que nosotros hemos tenido”. Una oportunidad que ha puesto el foco nacional e internacional sobre ellos, algo que han querido revertir los cuatro al “proyectar luz” sobre las ideas de todos esos arquitectos y creadores desconocidos.

La creatividad no puede ni debe caer en el olvido, por eso gran parte de esas ideas abrazan la exposición central. Un total de 34 proyectos (de los 82 preseleccionados) anidan en los pasillos laterales del pabellón español, visitable hasta el próximo mes de noviembre. Un recorrido perfectamente iluminado que busca, sobre todo, despertar la curiosidad del visitante ante cómo será el futuro que nos espera. Y si algo tenían muy claro los curadores es que su respuesta a la pregunta sobre la convivencia lanzada al aire por Sarkis en tiempos prepandémicos solo admitía una contestación: “El futuro será juntos o no será”.

Foto extraída de la web https://uncertainty.es/

Foto extraída de la web https://uncertainty.es/

En la nube Uncertainty

No cabe duda de que el talento depositado en Uncertainty es de lo más ‘instagrameable‘. No solo por los méritos incuestionables que evidencian un diseño plural, multidisciplinar y reflexivo, sino por otros más banales que se arriman a lo meramente estético. Porque resistirse a sacarse una foto en medio de esta llamativa nube de incertidumbre es imposible. Prueba de ello es que esa imagen de currículos colgantes ya icónica, junto con alguna otra de las exhibiciones de piezas de distintas disciplinas que pueblan el pabellón español, ha traspasado fronteras y dado la vuelta al mundo.

Tanto que hasta el mismísimo y grandísimo Norman Foster no quiso dejar pasar la ocasión de posar con los cuatro artífices (“with the brilliant young curators at the Spanish pavillion”) de un pabellón que ha acaparado la atención de varias revistas especializadas y medios internacionales que se han deshecho en halagos hacia esta propuesta transversal, capaz de edificar un “paisaje común”, que se ajusta como un guante a una sociedad en constante evolución.

Si la idea de la nube era rotunda y estaba bien definida, tocaba darle  ‘vidilla’ al montaje expositivo que se despliega en el anillo que la rodea. La gente no podía quedarse anclada al suelo leyendo paneles. Había que conferir fluidez al espacio, y la mejor forma de hacerlo era aportando imágenes en movimiento. “Hablando con varios expertos nos dimos cuenta de que necesitábamos contar con montajes audiovisuales. Teníamos que plantear algo mucho más dinámico e impactante que contrastara con el espacio estático y relajante de la nube central”, dice Gwizdala.

En la búsqueda de un dinamismo que casara con el espacio libre de edificaciones donde los protagonistas son una bicicleta, una mochila que se convierte en columpio o una pieza confeccionada a base de pelo humano, entre otras muchas, contactaron con el impulsor de Banda Bisagra, el profesor y coordinador del Grupo de Investigación e Innovación en Diseño de la Universidad de La Laguna, Carlos Jiménez, que tardó cero segundos en decir que sí.

“Bisagra nace, en parte, para generar un nexo entre lo que se aprende en la Facultad de Bellas Artes y lo que se hace por fuera, y en ese sentido Uncertainty era el proyecto perfecto para nosotros”, explica Jiménez, no sin reconocer antes que la colaboración con los cuatro arquitectos ‒oficializada a través de un contrato firmado con el Ministerio de Transportes‒ ha sido “un auténtico caramelo”.

En sintonía con Bisagra

“Habíamos coincidido con Domingo González, por otros motivos, en el IV Congreso Mundial de Territorios de Terrazas y Bancales celebrado en 2019 en La Gomera ‒detalla Jiménez‒ y la verdad es que nos llamó en cuanto recibieron la notificación del ministerio para ver si podíamos ayudarlos”. Y así fue como en enero de 2020, cuando la pandemia de COVID-19 era una realidad en China y parecía que nunca llegaría a España, se entablaron las primeras reuniones entre ambos. Era necesario definir qué se iba a hacer.

El encargo del comisariado del pabellón español a la Universidad de La Laguna se centraba en la conceptualización, el diseño y desarrollo de los gráficos animados y vídeos que los visitantes pueden ver en las pantallas de televisión que pueblan Uncertainty. Explicaciones específicas de cada uno de los proyectos expuestos. Un total de 28 piezas audiovisuales que se fueron creando semana a semana para cumplir con los plazos establecidos.

Decir sí a este trabajo fue todo un reto para Víctor García, María Fernanda Sapino y Javier Coello. Los tres egresados del Grado en Diseño de la Universidad de La Laguna sabían que se metían en “algo verdaderamente grande” pero no eran conscientes, ni lo son a día de hoy, de la envergadura de Uncertainty. Y para muestra, un botón: aún no lo han incorporado a sus currículos. “Es algo tan potente y da tanto vértigo”, dicen, “que aún no nos hemos parado a pensar en su repercusión, en lo que supone para nuestros portafolios haber aportado nuestro granito de arena en un proyecto internacional de esta magnitud”.

“Tras asistir a las primeras reuniones y tener lo que ellos querían muy claro, lo que hicimos fue ponernos a trabajar de lleno. Bajo la coordinación de Carlos (Jiménez), lo que nosotros hicimos fue replicar la idea de los arquitectos, probar y enviar las primeras pruebas, los bocetos definitivos y luego, siguiendo ese mismo esquema, repetir y hacer todos los vídeos iguales, partiendo siempre de una misma estética”, comentan. Quien se metió también de lleno en la producción audiovisual, realizando los vídeos genéricos que se exponen en los grandes proyectores instalados en el pabellón, es el artista local David Reyes. Licenciado en Bellas Artes por la ULL, profesional polifacético, comprometido y miembro colaborador de FabLab, el Laboratorio de Diseño y Fabricación Digital de la Universidad de La Laguna fue “la cabeza principal en la producción audiovisual”.

Ambos (Bisagra y Reyes) son los verdaderos artífices de los vídeos explicativos que acompañan en todo momento al visitante durante el recorrido por este ‘gabinete de curiosidades’ que trata de responder, siempre desde la transversalidad, cómo será nuestra vida a unos cuantos años vista, si será sostenible o no. De una u otra manera, lo que sí resulta evidente es la necesidad imperante que tenían los cuatro creadores de Uncertainty por abrir las fronteras interdisciplinares de la arquitectura.

En los orígenes del proyecto

La oportunidad para mostrar ese modelo postulado en una arquitectura de impacto social positivo que defienden estos cuatro arquitectos era esta, y la respuesta no podía ser sino la que es: Incertidumbre. “Cualquier otro tipo de respuesta cerrada hubiera quedado obsoleta, sin embargo, la incertidumbre, esa incertidumbre de afrontar los proyectos saliéndonos del camino establecido apoyaba nuestra idea plenamente”, indica la arquitecta Sofía Piñero. Cualquiera diría que intuían lo que iba a pasar, que una pandemia mundial de este calibre iba a cambiarnos la vida, pero no.  Aunque con la llegada del virus su propuesta cobraba aún más sentido, suscribieron una respuesta abierta en una situación en la que tres de ellos estaban sin trabajo. Se conocían de la universidad y tenían amistad, y lo que hicieron fue volcar todo eso que llevaban dentro en su creación. Y el resultado es el que es: pura autenticidad.

Los porfolios que conforman la espectacular nube de papel no son otra cosa que el fiel reflejo de su situación personal, sin un empleo y con el revoloteo constante de un futuro laboral incierto alrededor. Así lo explica el arquitecto Fernando Herrera, quien reconoce que la parte más difícil de toda esta aventura creativa que ha terminado convirtiéndose en marca España fue el traslado y montaje de la delicada y especial escultura central. “Todos teníamos cierta inquietud por saber cómo se iba a montar ‒indica Herrera‒ y por eso, después de darle vueltas y vueltas, tuvimos claro que  esa pieza tenía que montarse aquí, en Tenerife, para tener el control total porque iba a ser el espacio estrella, escultórico, de ese pabellón que lleva 32 cajas de aluminio que recogen esas 576 columnas realizadas por el equipo de Melián Estudio, que se trasladó a Venecia para hacer la instalación”.

El trabajo fue frenético. “Trabajamos como locos, sin parar, hasta enero, y luego el confinamiento nos permitió tener más tiempo para reflexionar, aunque también fue un periodo intenso”, reconoce Piñero. Si se tiene en cuenta que la mayoría de los países participantes convocó antes que España, que lo hizo en octubre de 2019, se entiende el encierro en las instalaciones de la Biblioteca General y de Humanidades de la Universidad de La Laguna para desarrollar y madurar esa propuesta inicial que nunca quisieron modificar. Así se lo propusieron desde el Ministerio de Transportes cuando el coronavirus paró en seco la apertura de la bienal. Pero ellos lo tuvieron claro siempre. No quisieron cambiar nada a pesar de los problemas con la logística, con los costes, el retraso en los suministros y los demás añadidos que fueron surgiendo a goteo en el proceso de elaboración y montaje en el que cooperó mucha gente.

“Nosotros hemos trabajado, a lo largo del proceso creador, con muchísimas personas de distintas disciplinas, con diseñadores gráficos, diseñadores web, empresas gráficas y de montaje audiovisual, traductores, con profesores de la Universidad de La Laguna, con expertos en diferentes campos. Hemos recibido la ayuda económica del Gobierno de Canarias, que nos apoyó desde el principio”, reconocen.

Uncertainty es todo un logro de la arquitectura y el diseño, sí, pero también un “auténtico aprendizaje” para estos “cuatro jóvenes y brillantes comisarios” (palabra de Norman Foster) que han paseado el nombre de Tenerife por el mundo, y que el próximo mes de agosto regresan a la encantadora Venecia, justo en el meridiano de la bienal, para asistir a la entrega de premios.

Desde la Universidad de La Laguna les deseamos toda la suerte del mundo.

Gabinete de Comunicación


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