La Universidad de La Laguna ha celebrado hoy, jueves 24 de junio, la primera sesión de sus I Jornada sobre Internacionalización del Currículo, cuya primera ponente ha sido la vicerrectora de Proyección, Internacionalización y Cooperación de la institución, Lidia Cabrera, anfitriona por lo demás de este evento. Su ponencia se centró en los cambios que deben experimentar los centros académicos para adaptarse a un contexto global: “Las universidades serán digitales, sostenibles, inclusivas e internacionales. Tenemos que enseñar, aprender y construir el conocimiento de una manera global. Es un reto, pero hemos de ser conscientes de que es hacia donde tenemos que caminar”.
Previamente, la propia Cabrera fue la encargada de inaugurar el encuentro, acompañada en la mesa por el vicerrector de Internacionalización, Movilidad y Proyección Internacional de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Jin Javier Taira, y de manera telemática por el vocal del Comité Ejecutivo de la Comisión Sectorial de la CRUE sobre internacionalización y cooperación, Sebastián Bruque. Estas jornadas estaban inicialmente organizadas de manera presencial pero el cambio del grado de emergencia de Tenerife en las últimas 24 horas ha obligado a hacerlo de manera virtual en el último momento.
En sus palabras inaugurales, el vicerrector de la universidad palmense resaltó que Canarias todavía no ha sabido “sacarle el jugo” a su posición geoestratégica tricontinental, a pesar de que hay interés manifiesto de los países africanos e incluso de potencias internacionales como China. Por ello, abogó por internacionalizar los currículos, títulos y estudiantes de las instituciones canarias para, de ese modo, posicionarse mejor en el contexto mundial.
Competencias idiomáticas
Por su parte, Sebastián Bruque no solo estuvo presente en el acto inaugural sino que está previsto que participe también en al sesión de tarde, para hablar sobre la importancia de los idiomas en el proceso de internacionalización. Avanzó a este Gabinete de Comunicación que su intervención estará contextualizada por la estrategia de internacionalización del sistema universitario español, que pretende lograr que ésta sea trasversal en todas las facetas de las instituciones para lograr una mayor apertura de los centros nacionales a estudiantes y profesiones foráneos en grados y posgrados.
En ese contexto, las competencias lingüísticas serán esenciales y la importancia del inglés seguirá siendo capital por su condición de lengua franca. Sin embargo, Bruque también ha querido resaltar la importancia de otros idiomas, como el francés, el alemán y el chino y, sobre todo, puso en valor el propio español como factor de internacionalización. No hay que olvidar que el castellano es una lengua hablada por millones de personas y que interesa a los estudiantes extranjeros, que se acercan a las universidades españolas a aprenderlo.
Aun así, el experto cree imprescindible seguir impulsando el plurilingüismo, y para ello recuerda que hay estrategias para incentivar su práctica por la comunidad universitaria, así como pruebas para acreditar la competencia idiomática. En ese sentido, recalcó la importancia de que el profesorado sea capaz no solo de hablar con soltura otra lengua, sino de impartir sus clases en ella, que es una habilidad mucha más sofisticada.
Captar alumnado extranjero seguirá siendo una prioridad, si bien ahora no será tan necesario que sea de manera presencial, dado el gran impulso que ha experimentado la digitalización. Sobre ese asunto, reflexionó que la pandemia ha acelerado una serie de cambios estructurales que van a quedarse y que conviene aprovechar, pues han demostrado que el sistema universitario español es competitivo, digitalizado y adaptable a las emergencias.
Internacionalización del currículo
En su ponencia inaugural, Lidia Cabrera sentó las bases conceptuales sobre las que se desarrollará el resto de las ponencias, hablando de aspectos generales de la internacionalización de los currículos universitarios. Recordó que ya hay una relación directa entre el grado de internacionalización de la formación universitaria recibida y la empleabilidad. Cabrera recordó que actualmente solo el 2% del alumnado realiza movilidades internacionales y que, incluso si se llegara al 20% que pone como horizonte la Unión Europea, seguiría dejando fuera a la gran mayoría de estudiantes. Por ello incidió en la necesidad de buscar fórmulas para que todo el alumnado pueda tener experiencias internacionales, aunque no realice movilidades.
Además, enfatizo que más allá de la empleabilidad, la internacionalización es necesaria para adquirir los valores y habilidades necesarias para desenvolverse en una sociedad que ya es global y, por tanto, multicultural y diversa. Hay que aprender a gestionar esa diversidad desde el respeto, el conocimiento mutuo y la cooperación para formar auténticos “ciudadanos del mundo”. La internacionalización requerirá una reorganización total de la universidad para que forme parte de su visión, estrategia y valores y se refleje en todas las prácticas institucionales. Por supuesto, también debe abordar los planes de estudios, de tal modo que los títulos incluyan esas materias que dan competencias internacionales. Para la vicerrectora, en ese proceso hay que tener en cuenta cuatro grandes factores contextuales: la digitalización y enseñanza en línea; la globalización, que no solo afecta a la economía sino a todo los problemas, que ahora son a escala mundial (la pandemia, el cambio climático o la convivencia); las creación de sociedades multiculturales, que obliga a respetar las diferencias; y la responsabilidad y justicia social, que lleven a una ética internacional y a no pensar solo en el propio grupo al que se pertenezca, sino en todas las personas.
Con esos cuatro aspectos de fondo, el reto de las universidades pasa por formar a profesionales con perspectiva global, interdisciplinar y con pensamiento crítico. El problema es que actualmente se sabe cuáles son los objetivos, pero todavía no hay definidas metodologías y estrategias claras, si bien son cada vez más las experiencias formativas que se están poniendo en marcha y pueden tomarse como referencia. Aún así, ya parece claro que el nuevo currículo internacional debería contener competencias actitudinales, técnicas y aptitudinales que den respuesta a la diversidad y a la responsabilidad social (derechos humanos y ambientales); que incorpore idiomas extranjeros y prepare para la sociedad compleja e incierta del futro.