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Antonio Lazcano acerca el origen de la biología evolutiva a Campus América

martes 18 de octubre de 2022 - 13:51 GMT+0000

Campus América ha celebrado hoy 18 de octubre una sesión dedicada a la colaboración investigadora entre la Universidad de La Laguna y sus homólogas latinoamericanas. Y lo hizo ejemplificando redes colaborativas en campos tan distintos como el desarrollo de competencias emocionales en el ámbito familiar, enfermedades emergentes y tropicales, detección de altas capacidades en el alumnado y metabolitos bioactivos procedentes de los ecosistemas. Antes de todo ello tuvo lugar la amena intervención de Antonio Lazcano, biólogo mexicano con varios nombramientos Honoris Causa, acerca del origen de la biología evolutiva y el experimento de Miller.

El reconocido biólogo comenzó su intervención aduciendo que nunca vamos a entender completamente cómo funciona la vida porque el registro fósil se perdió en sus orígenes, ya que las evidencias más antiguas datan de 3.700 millones de edad. “Tenemos un rompecabezas con algunos huecos” señaló, lo que a su juicio justifica una actitud muy ecléctica en esta materia.

Con todo, el avance científico ha permitido crear un registro medianamente coherente. Recordó que en 1859 se publica ‘El origen de las especies’, considerado como hito en las ciencias naturales. Darwin es en ese momento la culminación del pensamiento evolutivo, que arranca, recordó el ponente, con las obras de Kant. Así, ya en el XIX varios científicos hablan de distintos aspectos evolutivos, es decir, del concepto del cambio como una característica del Universo.

Charles Darwin se centra en el origen de las especies, ciertamente, pero no se adentra en el origen de la vida. Su hipótesis se basaba en que todos los seres vivos tienen un origen común gracias a la selección natural que ordena a las especies. Poco después el investigador soviético Alexander Oparin se adentra en la hipótesis del origen de la vida, que consistía en un desarrollo constante de la evolución química de moléculas de carbono en el llamado caldo primitivo. Propuso así que la atmósfera primitiva de la Tierra carecía de atmósfera libre, lo que permite la síntesis no biológica de compuestos orgánicos.

Lazcano recordó que Oparin publica su obra sobre pensamiento evolutivo en 1934, que se traduce pocos años después a otros idiomas, coincidiendo ya con los albores del conflicto bélico mundial, lo que hace que no sea sino hasta años después cuando los investigadores se vuelcan hacia el origen de la vida. Harold C. Urey señala que el elemento más abundante del Universo es el hidrógeno, por lo tanto, a mitad de siglo, señala que la química del carbono, nitrógeno y otros elementos será la química del hidrógeno. Un alumno suyo, Stanley Miller, diseña un experimento en 1953 para modelar el concepto de Tierra primitiva esbozado por Oparin. “Estamos hablando de una comunidad científica extraordinariamente pequeña en aquellos años, pero muy vocacional e íntegra éticamente”, recordó.

“Tuve una amistad intensa con Miller y publicamos una decena de artículos juntos”, rememora Lazcano, quien lo recuerda como un científico excepcional. En plena Guerra Fría y con la comisión del congreso estadounidense para perseguir actividades antiamericanas, los investigadores sufrían muchas presiones políticas, que también llegaron a él al haber trabajado al amparo del que para muchos era entonces un auténtico comunista. Siempre se negó a declarar en la citada comisión. “Lamento no haberle preguntado cómo vivió esas circunstancias”. El experimento de Miller realmente inaugura la experimentación en las ciencias de la vida. “Esa sencillez de Miller me sigue infundiendo un gran respeto”, concluyó.

Antonio Lazcano, profesor de la UNAM, es un investigador con estrechas conexiones internacionales. Ha trabajado como profesor residente y científico visitante en Francia, en la Universidad de Orsay París-Sud, en el Instituto Pasteur de París, varias universidades españolas, La Habana, Roma, Zúrich o San Diego. Además, ha pertenecido a varios comités de asesoría de organizaciones científicas como la NASA, con quien sigue colaborando. Lazcano presidió en dos ocasiones la Sociedad Internacional para el Estudio del Origen de la Vida, y de hecho fue el primer latinoamericano en ocupar este puesto, que antes ostentó Oparin y también Miller.

 


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