Nacida en Madrid, a los 20 años decidió cruzar el charco y embarcarse rumbo a México para continuar sus estudios de Filología que ya había iniciado en la Universidad Complutense dos años atrás. “Me interesaban las entrañas de la lengua y, cuando decidí trabajar en mi tesis, descubrí el placer de rascarle las tripas y encontrar que aquello que escribimos y hablamos refleja la cultura y la identidad de la historia”.
A Concepción Company la atrapó el mundo de la lengua, mostrándole una transversalidad que permea y que, a su vez, va recogiendo y moldeando la literatura, la cultura y la historia. Su dedicación a la lengua le ha llevado a cosechar títulos y logros que la han reconocido como una de las voces más prestigiosas de la lingüística mexicana, llevándola a ser directora adjunta de la Academia Mexicana de la Lengua y miembro del Colegio Nacional. “En estas instituciones llevamos a cabo un trabajo muy importante, que a su vez suele ser poco conocido, y es que estas entidades permiten cohesionar mecanismos de comunicación, recogiendo los usos de la lengua y perpetuando su vida”, asegura.
En este sentido, Company adelanta que ha estado trabajando en la elaboración de un diccionario de mexicanismos que está a punto de ser presentado con la editorial Planeta, antes de finalizar el año. “Con este tipo de trabajos se pretende aclarar que los mexicanismos no son solo indigenismos; tenemos la obligación de describir nuestros dialectos”, añade.
Abocadas a la extinción
El cuidado, la atención y el trabajo que brindan al español de México instituciones como la Academia Mexicana de la Lengua o el Colegio Nacional no son suficientes para perpetuar en el tiempo las más de 300 lenguas que se hablan en el país. Según la lingüista Concepción Company, la desatención de políticas públicas orientadas a la protección de estas lenguas desencadenarán la desaparición de esa riqueza lingüística.
“Las lenguas indígenas comenzaron un declive abismal con las independencias de los criollos, que dieron al traste con las lenguas indígenas al comenzar una labor de alfabetización en una sola lengua: el español castellano”, explica. Además de esa alfabetización masiva a los diferentes pueblos, Company hace alusión al hecho de que las lenguas indígenas, lamentablemente, están relacionadas con una menor calidad de vida y pocas o nulas posibilidades de empleo. “No existe una política pública en México que permita que se generen trabajos de calidad para personas de lengua indígena”, reclama.
En este punto, Concepción Company pone como ejemplo de medida para mantener esas lenguas indígenas colocar una gran fábrica en el Golfo de México, de donde es originaria la vainilla, y obligar al gerente o director de esa industria a hablar totonaca. “Pero no es así, las familias que se dedican a trabajar la vainilla en estas zonas se ven obligadas a hablar un español empobrecido, un español de supervivencia que les permita trabajar”, explica.
Cuando trata esta cuestión, la filóloga deja claro que es un hecho “gravísimo”, al que se le suma la problemática de la globalización, ya que las tecnologías están dirigidas a las lenguas mayoritarias, lo que puede provocar la desaparición de las lenguas indígenas y minoritarias. “Al final, dejar de lado la lengua indígena y abogar por lenguas como el español o el inglés va unido a la necesidad de salir adelante de muchas familias indígenas, porque se dan cuenta de que si no hablan una lengua mayoritaria no encuentran empleo y tampoco pueden acceder a determinadas plataformas digitales”.
Además, Company se cuestiona: “Si nosotros ya con 500 millones de hispanohablantes tenemos el reto de crear nuestras propias tecnologías, el mundo indígena se encuentra en un abandono total”. Y es que, según apunta, ha tratado con jóvenes indígenas que aseguran que sus padres no les permiten hablar la lengua porque lo ven un atraso, porque no está asociada a oportunidades laborales. “Es una auténtica tragedia, porque se pierde una lengua y se pierde un patrimonio identitario; ese patrimonio esencial que nos hace ser quienes somos”, asevera.
Eso es una muestra de que la vigencia de esas lenguas indígenas es paupérrima. “Lo que hacen los antropólogos, los etnólogos y los lingüistas es hacer gramáticas de lenguas indígenas aceleradamente para dejar testimonios de estas lenguas, ya que, en unos 100 años, desgraciadamente, no habrá hablantes”, lamenta Concepción Company, que reitera su queja de que los gobiernos no tomen cartas en el asunto y no aboguen por proteger e incentivar el habla de esas lenguas indígenas.
En este punto, la lingüista destaca el ejemplo de España, con modelos como el catalán o el vasco, en el que “se han implementado políticas públicas bastante exitosas para rescatar la lengua, para mantenerla y para generar hablantes nativos orgullosos de su lengua”. Y es que, lo que Company transmite con su charla es que ese sería el futuro ideal de las lenguas indígenas, que sus hablantes y gobernantes estuvieran orgullosos de su habla y que pusieran en marcha mecanismos para perpetuar las lenguas que, de otro modo, están abocadas a la extinción.
Lengua que escribe cultura e historia
Para Company entender quiénes somos va ligado a la cultura, a la historia y a la lengua, tres elementos que se interrelacionan para construir una imagen de una sociedad concreta, en este caso de la mexicana. “No se puede entender cómo hablamos hoy los mexicanos si no se echa la mirada atrás, hay unos procesos de identidad lingüística que nos dan unas características como comunidad, como personas”, explica Company mientras se remonta al siglo XVIII para explicar el origen del mexicano tal y como lo percibimos hoy en día.
Según apunta, existe una idea de que los mexicanos son muy corteses, hospitalarios, que dan muchas vueltas para decir algo, “que tenemos el barroco metido en las venas”. Unas características que surgen influenciadas por el cambio de dinastía de Austrias a Borbones. Los Austrias habían mantenido un sistema de separación de pueblos mediante el que comunidades indias y españolas, mantuvieron sus propias normas, costumbres y administraciones, lo que permitió, explica Concepción Company, perpetuar unas lenguas indígenas muy vivas. “Tenemos en estos momentos, dentro de México, 68 familias lingüísticas con más de 300 variantes de lenguas”, destaca.
Pero cuando llegan los Borbones se dan cuenta de que es necesario imponer ciertas normas centralizadoras con el objetivo de controlar mejor la recaudación de tributos y determinadas industrias, como la minería, que habían sido gestionadas por pueblos criollos. “Las reformas borbónicas fueron un hecho histórico que podrían considerarse el germen de la identidad actual del español de México, ya que los criollos reciben y, de alguna forma acatan, las normas centralistas, mostrándose serviciales, pero no las cumplen, sino que comienzan a tomar conciencia del poder que tienen, afianzándose su identidad lingüística”, señala. Es entonces, según explica Concepción Company, cuando comienzan a aparecer mexicanismos como los diminutivos o mecanismos como la atenuación.
El género neutro, un acto político
La filóloga Concepción Company sale al paso de otros temas de actualidad como el lenguaje inclusivo y el uso del género neutro, más concretamente de la utilización de la terminación ‘-e’ en palabras como ‘todes’, en lugar de todos y todas, por ejemplo, una cuestión que ha desatado polémica entre los expertos en lingüística. Y es que, desde determinados ámbitos, la variación morfológica y sintáctica del español ha intentado dar cabida a otras identidades de género intentando que ese uso se popularice.
“Es un tema delicado”, asegura, y es que, aunque Concepción Company se declara feminista, considera que el uso de la ‘-e’ como género neutro tiene un recorrido bastante corto en la lengua. “Se trata de un cambio que no viene de abajo, de los mercados y de la calle, sino que viene impuesto por las clases políticas y que, personalmente, lo he llegado a considerar una cortina de humo”, explica.
Estos cambios, según Company, no suelen calar en el habla y la escritura a largo plazo. “Vemos discursos en los que se comienza saludando a «todes les compañeres» y se termina diciendo que esperan, por ejemplo, «el apoyo de todos»”, indica la lingüista. Afirma que esto evidencia que es un uso forzado, que no se mantiene en los discursos y que, más allá de contextos de manifestación y de grupos de protesta, parece que no ha calado en la lengua cotidiana.
Y es que, cuando Concepción Company habla del lenguaje inclusivo como una “cortina de humo”, se refiere a que en México existen unas cifras diarias de feminicidios alarmantes. “El esfuerzo hay que ponerlo en la verdadera inclusión, en políticas que frenen estos hechos espeluznantes”, destaca.
En este sentido, Company entiende que hay que poner el esfuerzo en que deje de ser noticia que una mujer llegue a ciertos puestos. “No quiero que me incluyas por ser mujer, lo que quiero es que no me excluyas por serlo”, defiende la lingüista.
En este punto, pone el ejemplo de que en el mundo académico es muy usual que sus colegas de género masculino sean reconocidos directamente por su nombre y apellido, mientras que a las mujeres de su ámbito les precede su género. “Cuando yo entré al Colegio Nacional recuerdo que en todas las noticias que surgieron solo destacaban que yo era una mujer y recuerdo enviar varias cartas a los medios de comunicación que se hicieron eco para protestar”, explica.
Según explica, la situación mejoró un poco tras sus protestas, ya que “las siguientes mujeres que entraron a formar parte del Colegio Nacional no fueron presentadas únicamente como mujeres, sino que se puso en valor su carrera profesional y logros en el ámbito de la investigación. “Se trata, sin duda, de una cuestión en la que la sociedad tiene aún, y aunque parezca difícil de creer en pleno siglo XXI, mucho que recorrer”, insiste.
Lazos reforzados por Campus América
Las Islas Canarias han servido, históricamente, como eslabón de unión entre España e Hispanoamérica, una conexión que se ve reforzada por encuentros como Campus América y que Concepción Company tilda de acierto. “Yo creo que es un modo de mostrar a una isla, como Tenerife, que se abre al mundo para reforzar la vinculación con Hispanoamérica y que nos hace repensar otras maneras de transmitir quiénes somos, en un mundo mucho más abierto y globalizado”.
En esta línea, Company destaca que, aunque siempre han existido esas vinculaciones entre ambos territorios, Campus América es, en cierto modo, una vía para consolidar esos lazos y hacerlos explícitos. “Trabajar en esas uniones desde diferentes ámbitos y, de alguna forma, oficializar los lazos que unen a Hispanoamérica con Canarias me parece un total acierto”, asegura.
Concepción Company estudió la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas y la maestría y el doctorado en Letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es autora de diez libros y editora de 27 ejemplares, así como de más de cien artículos especializados y capítulos de libro. Asimismo, ha protagonizado múltiples ponencias en congresos.
Company es investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas y profesora de la Facultad de Filosofía y Letras, directora adjunta de la Academia Mexicana de la Lengua y miembro de su Comisión de Lexicografía. Asimismo, es miembro del Sistema Nacional de Investigadores en su nivel más alto, así como de los consejos editoriales del Journal of Historical Linguistics, Revista de Filología Española, Nueva Revista de Filología Hispánica, Revista de Historia de la Lengua Española, Transactions of the Philological Society y Boletín de Filología, entre otras.
En 1992 recibió el Premio Universidad Nacional para Jóvenes Académicos, mientras que en 1995 obtuvo el Premio Nacional de Lingüística Wigberto Jiménez Moreno y en 2012 le fue otorgado el Premio Universidad Nacional en Investigación en Humanidades.
Por otro lado, en 2015 fue nombrada vicepresidenta de la Asociación Internacional de Historia de la Lengua Española y en 2016, investigadora emérita de la UNAM, además de ingresar en El Colegio Nacional. Asimismo, en 2018 le fue otorgada la medalla al mérito de la Universidad Veracruzana.
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