El gerente de la Universidad de La Laguna, Juan Manuel Plasencia, presentó ante el Claustro de la Universidad de La Laguna en su sesión de hoy, 11 de mayo, la liquidación presupuestaria del ejercicio 2021. Recordó que es obligación de la institución presentar estas cuentas ante la Dirección General de Universidades antes del 30 de junio, por lo que se está desarrollado el proceso con los plazos previstos. El resumen global de las cuentas arrojó 11.896.337 de superávit, que garantizan que ingresos y gastos se compensan y no haya que abordar planes de ajuste. Señaló, eso sí, que al igual que ocurriera con el ejercicio 2020, las cuentas de 2021 están determinadas por ciertas medidas adoptadas a causa de la pandemia.
El crédito inicial era de 161.566.000 euros, lo que suponía un crecimiento de 5 millones con respecto al año anterior. A eso hay que añadir una serie de modificaciones presupuestarias realizadas a lo largo del año y que en 2021 han supuesto un auténtico récord, pues ascendieron a unos 71 millones de euros, 20 millones más que en 2020. “Esto habla bien de la capacidad de captación de diferentes fuentes de financiación más allá del presupuesto ordinario”, reflexionó el gerente. De este modo, la institución contó con una cifra presupuestaria final de 232.858.000 de euros, 26 millones más que el año anterior.
El gerente recordó que la parte principal del presupuesto debe ejecutarse antes del 31 de diciembre de cada año, de tal modo que aquellos fondos que no se ejecuten, no podrá ser utilizados, Y otra parte proviene de la financiación afectada, es decir, aquella que procede de fuentes externas como pueden ser proyectos de investigación y subvenciones, que en muchos casos suelen ser plurianuales, por lo que parte de ese dinero acaba incorporada a los presupuestos de años posteriores.
La ejecución presupuestaria ha sido de 14 millones más que en el ejercicio anterior, y supone un grado de cumplimiento del 93%, lo cual fue un indicador, en opinión de Plasencia, de una mejora en la agilidad y gestión económica de la institución.
También destacó un crecimiento en el apartado de pagos, que atribuyó gal programa de incentivos a la ejecución presupuestaria en todos los centros de gasto. Explicó que hace unos años gran parte de los gastos se concentraban entre septiembre y diciembre, lo cual suponía una sobrecarga de trabaja para tramitar esos pagos, causando los consiguientes retrasos. Gracias al sistema de incentivos, se ha conseguido que los pagos se hayan realizado de manera más repartida a lo largo del ejercicio, de modo que de los 169 millones de euros a abonar, se ha logrado el pago de un 93,43%, lo cual supone un crecimiento del 7,76% en la capacidad de pagos.
Como se señaló anteriormente, la recaudación neta ha sido de 11.896.337 y el remanente de tesorería no afectada queda en 26 millones de euros, una cuantía en los bancos que podrán ser utilizados en caso de que el Gobierno estatal mantenga la suspensión de las reglas fiscales en 2023, como ha sucedido los dos últimos años como efecto de la pandemia.
Intervenciones
Solamente hubo dos intervenciones por parte de los grupos claustrales. Libertad Estudiantil alabó que se dedicara una partida en las cuentas anuales para los presupuestos participativos. Mostró su apoyo para que en las negociaciones con el ejecutivo regional, las universidades públicas puedan lograr un marco de financiación estable que permita acometer reformas y construir una Facultad de Medicina “en condiciones”. También recordó que el gobierno autonómico no ha cumplido su promesa de dedicar un 5% delPIB a Educación, y solicitó que el Aulario General de Guajara pase a ser denominado “César Manrique”.
Por su parte, Red de Participación Universitaria hizo un repaso detallado por los diferentes capítulos del presupuesto liquidado para concluir que, si bien la salud económico-financiera de la institución pare ser buena, a su juicio hay motivos de preocupación porque el crecimiento solamente se ha logrado gracias a los remanentes de tesorería y otras aportaciones presupuestarias, lo cual en opinión del grupo es una debilidad que impide fijar unos objetivos más a largo plazo. También solicitó una mayor eficiencia en la gestión.
