La Universidad de La Laguna es parte activa de un proyecto de investigación liderado por la Universidad de Virginia Tech (Virginia, EEUU) consistente en evaluar los cambios que se producen en los diferentes microorganismos presentes en las masas de aire originadas en el desierto del Sáhara que, tras sobrevolar las Islas Canarias, alcanzan el continente americano, un fenómeno que se produce, principalmente, en la costa este de EEUU.
El análisis de las bacterias y otros microorganismos presentes en las nubes de polvo que forman la calima permitirá desarrollar modelos físicos que pronostiquen el transporte de polvo a gran escala. Ese es el foco principal del proyecto denominado Microbial Biodiversity in Trans-Atlantic Dust Plumes (MITAD), financiado íntegramente por la NASA con 1,1 millones de dólares, y en el que colabora activamente la doctora de la Universidad de La Laguna Cristina González Martín.
La investigadora del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, dependiente de la ULL, se ocupa de evaluar los cambios en la composición microbiana de esas columnas de polvo junto al experto en Patología Vegetal y profesor de la Facultad de Botánica y Ciencias Ambientales de la Universidad de Virginia Tech, David G. Schmale.
“Nuestra parte del trabajo de investigación consiste en aportar las muestras que cogemos en Tenerife, al ser un punto de paso de esas masas de aire africano, que posteriormente analizamos junto a las recogidas por el profesor Schmale a lo largo del océano Atlántico, para ver cómo va variando su composición durante el trayecto y ayudar así en la creación de modelos de transporte que el investigador principal del proyecto, Hosein Foroutan, desarrolla junto a su equipo en EEUU”, aclara la experta.
En este aspecto, hay que señalar el cambio que se produce en esas masas de aire durante el tiempo que tardan en llegar a EEUU, explica David Schmale. “Los microorganismos son diferentes en el trayecto, cambian en los cuatro o siete días que suelen emplear en alcanzar las costas americanas, ya que depende de si suben muy alto o no y de los movimientos en el trayecto. Mientras nosotros nos centramos en la parte biológica (varían los ecosistemas y se alteran los microambientes), los físicos bareman otros parámetros, como el espesor óptico, el grosor de la capa o el movimiento de esos microorganismos dentro de los flujos de aire que hay en el Atlántico”.
Ambos investigadores señalan que a pesar de que en la actualidad existen sistemas de aviso capaces de pronosticar la presencia de la calima, es posible perfeccionarlos aún más hasta lograr saber, por ejemplo, si la irrupción masiva de polvo sahariano, un fenómeno meteorológico cada vez más intenso, afectará a una isla u otra. De esta forma, es posible advertir a la población para que tome las precauciones y medidas necesarias con las que evitar los efectos nocivos causados por las partículas de polvo en suspensión.
Recogida de muestras
Aunque el proyecto se inició hace dos años, los retrasos originados debido a la pandemia de la COVID-19 han impedido, hasta ahora, compartir las muestras comprometidas previamente y las nuevas autorizadas por la NASA. El motivo de la reciente visita de David Schmale a la Universidad de La Laguna ha sido precisamente la recogida y traslado a EEUU de las muestras tomadas en los dos puntos establecidos en Tenerife: La Laguna, concretamente la azotea del edificio del Instituto de Enfermedades Tropicales, e Izaña.
Las tomas de ambos puntos de muestreo, que se analizarán en EEUU, contienen partículas de diferentes tamaños debido a que las mayores, al pesar más, se depositan antes que las más pequeñas, capaces de mantenerse en suspensión durante más tiempo. “De hecho ‒explican Schmale y González‒ el tamaño de las partículas que llegan a Tenerife es mayor que el de las que llegan a EEUU, porque al irse depositando, las que alcanzan las costas americanas son siempre más pequeñas”.
Las nubes del polvo sahariano actúan también en Europa, pero lo hacen en menor medida que en EEUU, donde afecta especialmente a su costa este durante los meses de junio, julio y agosto. “El origen del polvo es el desierto del Sáhara, y el primer receptor es Tenerife, pero el gran receptor es EEUU”, puntualiza Schmale, investigador con una dilatada trayectoria en el desarrollo de tecnología puntera en el muestreo de los estudios de dispersión de microorganismos y pionero en el uso de drones en la Aerobiología, aspecto que abordó en su ponencia «Drone-ing for pathogens, pollen and weather», ofrecida en la isla, y organizada por la Escuela de Doctorado y Estudios de Posgrado.
Pese a que el proyecto MITAD se encuentra aún en su fase inicial debido a los retrasos provocados por la pandemia, y su finalización no está prevista antes de dos años, las universidades de La Laguna y Virginia Tech ‒que ya habían colaborado en un proyecto previo‒ tienen previsto continuar cooperando y desarrollar futuros estudios que den continuidad a su línea de investigación.
*El proyecto Microbial Biodiversity in Trans-Atlantic Dust Plumes (MITAD) está íntegramente financiado por la NASA y liderado por la Universidad de Virginia Tech.