La Universidad de La Laguna ha celebrado como todos los años el Día Internacional de las Mujeres, y lo ha hecho agasajando la trayectoria académica de tres investigadoras: Ana Viña, propuesta por el Instituto de Estudios Medievales y Renacentistas; Elizabeth Córdoba, promovida por el Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias; y Plácida Rodríguez, avalada por el Instituto de Materiales y Nanotecnología.
La jornada, en la que participó el Instituto Canario de Igualdad a través de su directora, Kika Fumero, fue evidentemente un acto reivindicativo, porque si bien todas las ponentes reconocieron los avances en los últimos 50 años, también consideraron que quedan muchos derechos por consolidar, especialmente en todo lo relativo a la conciliación y al techo de cristal. De hecho, Fumero recalcó que las prestaciones de maternidad y las excedencias de cuidados siguen recayendo mayoritariamente en las mujeres. Por eso apuntó que hoy debe ser un día reivindicativo, pero con perspectiva histórica “para recordar a las que se han quedado en el camino”. Si bien el avance en derechos en las últimas décadas ha sido más que notable, hay cosas que no están consolidadas. “La discriminación hacia mujeres y niñas es un problema global”, sostuvo.
En pleno siglo XXI, “todavía hay quien teme a la palabra feminismo”, señaló la rectora, Rosa Aguilar, “y casi tenemos que utilizarla pidiendo excusas, cuando es, de hecho, la clave para lograr este cambio de paradigma sociocultural que nos permita lograr una sociedad más justa, en la que las personas sean reconocidas por sus méritos objetivos, no por su sexo”.
Aguilar añadió que este tipo de actos sirven para obtener cierta perspectiva sobre los avances que se están experimentando en materia de igualdad. “Como docentes, pero también como profesionales, investigadoras, madres, hermanas, compañeras, amigas o cualquier otro rol que asumamos en esta sociedad, debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para visibilizar la lucha por la igualdad femenina, para hacerla cotidiana, expandirla, ganar adhesiones y, de manera imparable, ir cimentando ese futuro en igualdad al que todas aspiramos”.
Por su parte, la directora del Instituto de Estudios de las Mujeres, Carina González, sostuvo que el 8M seguirá celebrándose mientras persista la violencia contra las mujeres, “para convertirnos en mujeres de pleno derecho, algo que todavía no hemos logrado”, dijo. “El feminismo es un movimiento pacifista y muchas mujeres se han dejado al vida por hacerlo valer”. Se está haciendo un esfuerzo en investigación feminista, al tiempo que sostuvo que el feminismo es “diverso, plural y es nuestro camino”.
Ángela Torbay, directora de la Unidad de Igualdad de Género, recordó que, como todas las mujeres de su época, nació en una familia patriarcal, y al llegar a la universidad se dio cuenta que las cerrazones que había vivido eran comunes a todas sus compañeras. Empezó así a construirse como mujer en una colectividad. En la universidad fue por tanto consciente de que casi de forma espontánea aspiraba a la igualdad, con lo que quiso demostrar que los sesgos de género permanecen de forma consciente y otras desapercibidos.
Educación e igualdad
Torbay prosiguió en el uso de la palabra para presentar el II Plan de Igualdad de la Universidad de La Laguna, un instrumento ya disponible en la web del centro académico y que servirá para atajar los problemas que han sido detectados en su diagnóstico previo.
Seguidamente, Esperanza Ceballos, profesora del Departamento de Didáctica e Investigación Educativa, disertó acerca de la igualdad en educación, en la que denunció que todavía hoy en lenguaje de la administración sigue siendo sexista. Para la ponente, no existe igualdad en el ámbito educativo, destacando que el porcentaje de profesoras va disminuyendo a medida que se avanza en los niveles educativos, para demostrar, dijo, que el modelo patriarcal sigue existiendo a medida que crece la especialización.
En la ULL, pese a que haya un 50% de profesorado femenino, existe una clara infrarrepresentación en cargos directivos. En la nómina de doctores Honoris Causa el peso mayoritario recae en los hombres, añadió. Hay factores que condicionan la carrera académica de las mujeres, que dificultan su despegue académico, sobre las que recae mayoritariamente los cuidados familiares y del hogar. Además, está el techo de cristal, considerado por Ceballos como una barrera invisible pero real, que se manifiesta en la constitución de redes profesionales donde prima el orden androcéntrico.
Nuestro lenguaje puede ayudar a modificar la cultura, hacia una mucho más igualitaria. La experta consideró que hay que nombrar a las académicas por su nombre completo, para evitar estereotipos de género, es necesario que las mujeres participen de forma igualitaria en la toma de decisiones, que las investigadoras no tengan que elegir entre carrera investigadora y familia, y que las políticas de mecenazgo se renueven para romper techos de cristal. A pesar de la lucha feminista y de los planes educativos, la igualdad en educación, concluyó Ceballos, es todavía una ficción.
Las premiadas
Plácida Rodríguez, experta en altas presiones, participó en la fundación del Instituto de Materiales y Nanotecnología. Investigadora reconocida, con más de 20 proyectos nacionales e internacionales y acciones integradas con varios países, forma parte de varias asociaciones científicas europeas, y en su carrera científica ha promovido y visualizado el papel de la mujer en la ciencia. La premiada fue presentada por el subdirector del instituto, Gonzalo García.
La investigadora señaló que sin un entorno personal adecuado el esfuerzo y el trabajo desempeñados resultan baldíos, y por eso agradeció a la Universidad de La Laguna y a su familia el apoyo
recibido. Recordó a sus padres, que le permitieron estudiar aquello que le apasionaba, cuando había muy pocas mujeres dedicadas en aquel entonces a la física.
Beatriz Hernández, subdirectora del Instituto de Estudios Medievales y Renacentistas, fue la encargada de presentar a Ana Viña. Destacó de ella sus comienzos como investigadora sobre la
Andalucía bajomedieval, para después empezar a analizar la documentación insular. Contribuyó a abrir la senda de la catalogación de la archivística palmera, abundando además en aspectos específicos de la historia de Canarias desde la precolonización hasta el siglo XVI, analizando el proceso colonización, la historia de las mentalidades, la conquista, el reparto de tierras, los utensilios agrícolas o la industria del azúcar.
“Debemos revertir a la sociedad la formación que nos ha dado en nuestro ámbito de conocimiento”, sostuvo Viña. La labor del historiador o historiadora debe ser un compromiso unificado, de equipo, señaló. “Un premio como este es una muestra de que un trabajo constante y pausado tiene su reconocimiento”.
Por último, Jacob Lorenzo-Morales, director del Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, presentó a Elizabeth Córdoba. Formada en Argentina y con estancias posteriores en varios centros internacionales, se unió a la Universidad de La Laguna a través de un contrato posdoctoral. Dirige varios proyectos nacionales e internacionales, y se ha centrado en el estudio genético del cáncer de pulmón, entre otras materias. En el laboratorio de la ULL lidera el laboratorio de biomarcadores y ha tenido un papel fundamental en el programa de cribado de la
Covid-19 en la Universidad de La Laguna.
“Este reconocimiento llega en un momento clave, después de dos años muy duros de trabajo”, afirmó la premiada, “lo que nos da más fuerzas para seguir avanzando”. Y agregó: “Debemos motivar a los jóvenes para que luchen por lo que crean, sobre todo a las mujeres, porque es mucho lo que hay que sacrificar, negociar y equilibrar sus vidas para sentirse plenos en lo laboral y en lo personal”. El acto se cerró con la lectura del Manifiesto del 8 M, a manos de Matilde Díaz, subdirectora de la Unidad de Igualdad de Género, texto consensuado con la Conferencia de Universidades españolas y la red de unidades de igualdad de las universidades.