La Sección de Ingeniería Agraria de la Universidad de La Laguna ha acogido esta semana la presentación de un estudio donde se analiza la huella hídrica y de carbono generada en las Islas Canarias. El volumen explica las necesidades de agua de los principales cultivos de las islas, lo que permite planificar medidas de ahorro. Está escrito por los investigadores de la ULL Noelia Cruz y Juan Carlos Santamarta y por Carlos Álvarez, del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA).
Definida como la cantidad de agua necesaria para la producción de alimentos y la elaboración de los productos o servicios que requieren de un proceso industrial, para abordar su cálculo se consideran tres dimensiones: la huella hídrica azul, la huella hídrica verde y la huella hídrica gris.
En el caso de la agricultura, esta medida permite conocer cómo se está regando en una parcela determinada y, por tanto, favorece la adopción de medidas de ahorro de agua a partir del conocimiento de las necesidades de agua de un cultivo y la forma de riego empleada. En Canarias, el concepto es especialmente importante ya que aproximadamente el 80% de la demanda hídrica del archipiélago es del sector agrícola.
Noelia Cruz, coautora del libro, analiza en el estudio las demandas hídricas de los principales cultivos de Canarias. En el caso del aguacate, un producto agrícola en auge muy demandado en el mercado nacional e internacional, consume entre 6.000 y 9.000 m3/ha y año.
La papa, fundamental en la gastronomía canaria, tiene unos requerimientos hídricos de 6.000–6.500 m3/ha y ciclo. La piña tropical, producida principalmente en la isla de El Hierro, requiere anualmente de 7.500 m3/ha. Por su parte, el plátano, que tradicionalmente ha sido el producto agrícola más identificativo de Canarias, puede llegar a necesitar hasta 15.000 m3/ha al año.
Por todo lo mencionado anteriormente, un conocimiento pormenorizado de las necesidades hídricas de los cultivos y de las técnicas de riego empleadas a través de la huella hídrica, permiten optimizar los recursos hídricos destinados a la agricultura y, por lo tanto, tomar medidas de ahorro de agua en este sector, que es lo que plantea el libro presentado.
El acto de presentación estuvo dirigido por Juan Carlos Santamarta, director científico del proyecto, citó las singularidades de los recursos hídricos de Canarias y su relación con la agricultura. Afirmó el investigador que las aguas subterráneas a día de hoy son muy importantes en la actividad agrícola y que se debe mejorar la eficiencia en el transporte y su uso debido a las pérdidas. Indicó también que la agricultura de las islas debe competir con otras regiones con unos costes del agua mucho más económicos y con otras condiciones y limitaciones. Concluyó su exposición manifestando que, en un futuro, se tendrá que cerrar el ciclo integral del agua en el archipiélago, al tiempo de que hay que aumentar la presencia de las energías renovables en la desalinización de agua procedente del mar, matizó.
Maite Aldaya, una de las pioneras en España de la huella hídrica e investigadora en el Instituto de Innovación y Sostenibilidad en la Cadena Agroalimentaria de la Universidad Pública de Navarra, indicó que la agricultura en el mundo consume más del 70% de los recursos hídricos.
En general, los productos cárnicos gastan mayores volúmenes de agua. Y, sin embargo, no tienen por qué tener mayor impacto. En muchos casos, la producción animal, como la ternera, se cría de manera extensiva basada en los recursos hídricos verdes, es decir, se alimenta de pastos de zonas con abundante precipitación y sin producir grandes impactos en la zona, explicó la experta. Finalizó su intervención indicando que la huella hídrica depende en gran medida del clima, suelo, características del cultivo, prácticas agrícolas y tecnología.
El proyecto IHEC está financiado por la Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias.