Tras el cese de la emisión de magma y el enfriamiento de las coladas tras la reciente erupción volcánica en La Palma, la vida ha surgido rápidamente en los ambientes intermareales y sublitorales de los deltas lávicos. Investigadores del grupo Botánica Marina (BotMar) de la Universidad de La Laguna desplazados a la isla han constatado el proceso de fundación de un nuevo ecosistema y han realizado los primeros muestreos de un estudio a largo plazo.
La evolución de las comunidades marinas está siendo rápida, tanto que hay claras diferencias en el delta lávico. Las coladas situadas al norte y que son apenas unas semanas más antiguas que las situadas al sur, presentan una mayor riqueza y abundancia de los diferentes grupos de organismos marinos, macroalgas, invertebrados y peces. Bajo las lavas quedaron sepultadas poblaciones dominadas por macroalgas, entre ellas algunas de especies tan valiosas como Gelidium arbuscula, una macroalga roja amenazada y protegida, cuyas poblaciones descubrieron los investigadores en la ya desaparecida playa de Los Guirres el mes de junio pasado. Sin embargo, no todo es negativo, ya que los nuevos fondos rocosos y hábitats intermareales presentan una mayor complejidad ambiental, lo cual en un futuro favorecerá el incremento de la biodiversidad en esta zona de la isla.
Además, las investigaciones apuntan a una diferente evolución de las distintas comunidades de organismos, reflejo de su particular capacidad de dispersión, estrategia de reproducción y ciclo de vida de las especies. Los peces, por ejemplo, ya son abundantes en los deltas, con la rápida llegada de adultos de otras zonas próximas no impactadas por el volcán. En el caso de los invertebrados, el proceso de colonización se percibe más lento ya que la colonización será fundamentalmente vía aporte larvario. De hecho, en el intermareal de los deltas no se observó ninguna especie de macroinvertebrado. En el sublitoral solo unas pocas especies se han establecido hasta el momento, siendo la más abundante la araña (Percon gibbesi). Solo adultos de especies como el pulpo (Octopus vulgaris) o el choco (Sepia officinalis) han colonizado los arrecifes submarinos.
Pero, sin duda, los cambios más notables han tenido lugar en las comunidades de macroalgas. De momento, una comunidad de especies primocolonizadoras se ha establecido tanto en el intermareal como en el sublitoral. Se trata de organismos “especializados” en ocupar rápidamente los sustratos libres, especies de larga dispersión de sus propágulos y capaces de generar varias generaciones en un corto espacio de tiempo. Tras estas especies, lo esperado es que vayan llegando a la zona propágulos de especies más tardías que poco a poco irán constituyendo las comunidades finales en la sucesión, probablemente similares a las que ahora existen en otras localidades rocosas de la isla.
Los investigadores están muy interesados en conocer estos procesos fundacionales de las comunidades de macroalgas, tanto en términos de diversidad y estructura de las comunidades como en la estructura genética de las poblaciones, para lo que se ha diseñado un programa periódico de muestreos en la zona. Los investigadores no encontraron anomalías de temperatura y pH del agua en las localidades estudiadas, pero si observaron que buena parte del frente de los deltas lávicos está aún constituido por material rocoso poco consistente, vulnerable a los procesos de erosión marina, por lo que es previsible una remodelación de estos ambientes rocosos en los próximos años.
Importante para el desarrollo de esta actividad ha sido, y será, la colaboración prestada por dos instituciones: la Fundación Reserva Mundial de la Biosfera La Palma ha cedido bases de datos sobre la biodiversidad y estructura de las comunidades marinas de la zona previos a la erupción del volcán, datos clave para poder valorar con precisión el verdadero impacto de la erupción del volcán en estos ambientes marinos y la trayectoria futura de las comunidades. Por otro lado, la PLOCAN (Plataforma Oceánica de Canarias) está prestando servicio logístico y operativo para el desarrollo de las actividades de investigación de este grupo. Según los investigadores del grupo BotMar, este tipo de estudios son fundamentales para generar información y datos que apoyen la toma de decisiones y gestión de los recursos afectados por el volcán.