Los profesores Lidia Santana, Luis García y Zuleica Ruiz, docentes del Departamento de Didáctica e Investigación Educativa de la Universidad de La Laguna, han elaborado para la Agencia Canaria de Calidad Universitaria y Evaluación Educativa (ACCUEE) un informe sobre la acción orientadora que se desarrolla en la educación secundaria de Canarias. Se trata de un documento que identifica el alcance y las limitaciones de los profesionales de la orientación, expone las dificultades en su ejercicio laboral y plantea retos de mejora.
La educación secundaria constituye un punto de inflexión en la configuración de las trayectorias académico-profesionales en la etapa de la adolescencia, aseguran los autores. “El alumnado se ve inmerso en procesos de cambio que requieren la búsqueda de respuestas, la exploración de diversas formas de afrontar situaciones conflictivas y la definición de roles en el grupo de iguales, en la familia o en el mismo centro educativo”. A esta situación se le une la necesidad de tomar decisiones en torno al ámbito académico, principalmente al final de la ESO, que marcarán su futuro laboral y que supone un reto para el estudiantado.
Partiendo de estas premisas, los investigadores sitúan a los departamentos de orientación en la educación secundaria justo como un elemento clave para garantizar un desarrollo integral del alumnado. “No obstante, el cúmulo de tareas producen un atasco, haciendo que los profesionales de la orientación tengan que multiplicarse para solucionar problemas de naturaleza diversa y asesorar a diferentes agentes educativos”.
Los autores del trabajo se preguntan si los departamentos de orientación cuentan con las condiciones necesarias para desempeñar sus funciones. Por eso, el objetivo general del proyecto es identificar su alcance y las limitaciones de las líneas de trabajo en centros de educación secundaria de Canarias como paso previo a plantear posibles soluciones a las carencias de la acción orientadora.
Para abordar los objetivos del proyecto, se ha llevado a cabo un estudio de carácter exploratorio en el que se ha recogido información de índole cuantitativa y cualitativa. Así, el informe aborda el contexto en el que se desenvuelve la educación secundaria como vía del aprendizaje para la vida, los problemas a la hora de comprometer al alumnado en su proceso de aprendizaje y las funciones de los departamentos de orientación en la educación secundaria obligatoria y postobligatoria.
También aborda los objetivos y la metodología empleada en la recogida de información, al tiempo que se presentan los resultados del análisis documental relativo a las características de los centros de educación secundaria de Canarias, las enseñanzas que ofertan, el riesgo de pobreza/exclusión social de la zona en la que se ubican o el alumnado matriculado, entre otros asuntos.
El estudio recoge también recoge los resultados de los grupos de discusión, centrándonos concretamente en las debilidades y fortalezas, así como las propuestas de mejora desde la perspectiva de los orientadores y orientadoras. Finalmente se plantean los retos de los Departamentos de Orientación en la etapa de secundaria.
De todo este trabajo se desprende que estos profesionales atienden en su mayoría a un elevado número de alumnado, superando con creces la ratio 250 estudiantes por orientador. También se deduce que la escasa oferta de familias y títulos profesionales en la mayoría de los centros contribuye a condicionar las decisiones del alumnado al finalizar la ESO.
“En la gran mayoría de los municipios canarios un tercio de la población menor de 18 años está en riesgo de exclusión. Estos jóvenes se enfrentan a barreras sociales y estructurales que condicionan su desarrollo personal, académico y laboral”, explican los investigadores. Además, existe una brecha de género en la decisión académica del alumnado de ESO, que se observa en la matrícula del alumnado en las distintas modalidades de Bachillerato, en las familias profesionales y en las carreras universitarias.
Finalmente, el informe recoge algunos de los retos que han de enfrentar los departamentos de orientación en este contexto, como aumentar la oferta de cursos formativos para el profesorado tutor relacionados con la acción tutorial, la gestión y resolución de conflictos en el aula y el centro o la toma de decisiones académicas y profesionales del alumnado.
Incrementar la visibilidad y variedad de la oferta de FP, recibir más apoyo y feedback positivo de la Administración o incorporar otros perfiles profesionales para que puedan desarrollar con solvencia las funciones con el profesorado, el alumnado y las familias son otros retos mencionados en el documento, así como simplificar las tareas burocráticas, estandarizar la elaboración de informes psicopedagógicos y desarrollar un modelo de orientación más enfocado a las respuestas educativas que al diagnóstico.