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Hablan los mejores de la EBAU

martes 27 de junio de 2023 - 08:13 GMT+0000

A pesar de haber tocado la excelencia con los dedos de las manos al lograr las mejores notas de la convocatoria de junio la Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) en la provincia de Santa Cruz de Tenerife (en su fase general), Amelia González Carballo, Sergio Domínguez Mangas, Gabriel Negrín Santos, Daniel Rodríguez Gallar y Siria María González Vicente acaban de vivir un momento no exento de nervios y estrés, y decisivo en sus vidas, que marcará el rumbo de su futuro profesional y personal.

Con los 10 puntos de Amelia, el 9,97 de Sergio y los tres 9,95 de Gabriel, Siria y Daniel, los cinco han conseguido las mejores notas entre los 4.733 estudiantes presentados a la prueba general en la Universidad de La Laguna, una cifra que alcanza casi el 2% de los 250.000 estudiantes de segundo de Bachillerato en España que acaban de hacer los exámenes de la antigua y temida Selectividad.

Ahora, tras esas ‘notazas’, el triunfo recién acariciado y la merecida recompensa al tremendo y continuado esfuerzo realizado a lo largo del pasado curso, toca el turno a las matriculaciones en los grados que han elegido, y a las que se incorporan cuando acabe el verano. Un verano en el que sus planes más ambiciosos pasan por divertirse con los amigos, estar con la familia y exprimir al máximo el tiempo de ocio que les queda antes de convertirse en universitarios.

Hasta que llegue ese momento, una de las cosas que va a tener ocupada a Amelia González, alumna del Colegio Hispano Británico, es un curso de iniciación al italiano, una lengua que siempre ha querido aprender, y un reto en el que dará lo mejor de sí misma, tal y como ya hizo para lograr la calificación de 13,8 (sobre 14) que le permitirá cursar los estudios del Grado en Medicina en la Universidad de La Laguna.

Fue el año pasado cuando esta tinerfeña, que siempre ha sido “de esas niñas” que antes de que empezaran las clases se miraba los libros y el temario completo de cada asignatura, comprobó que a lo que quería dedicarse en realidad era a la medicina, una vocación en la que se reafirmó al realizar un voluntariado acompañando a personas convalecientes en el Hospital San Juan de Dios. Eso la cambió y le abrió los ojos a una profesión a la que quiere entregarse de lleno.

Amelia González

Amelia, la voluntaria con alma de médica

Toda una experiencia a la que sumó el hecho de poder estar un día en un quirófano con un cirujano del Hospital Universitario Hospitén Rambla, un premio conseguido en un concurso de talentos que ha sido un sueño hecho realidad. “Si fuera por mí, me dedicaría toda mi vida a estudiarlo todo, todo, pero lo que más se acerca a mis intereses y a mi forma de ser es la medicina porque me encanta estudiar el cuerpo humano y entender cómo encajan las piezas, además del trato con los demás y el hecho de tener que actualizarme constantemente”.

Siempre ha sido una estudiante responsable, una chica aplicada a la que le gusta mucho estudiar y de la que sus padres y su familia se sienten muy orgullosos, pero no por las increíbles notas que ha conseguido, sino por todo el esfuerzo y trabajo constante que hay detrás, porque a pesar de ser una persona con altas capacidades, Amelia no quiere dejar pasar la ocasión para decir que tiene que estudiar, como todo el mundo. “Por mucho que uno tenga altas capacidades si no se estudia todo el día y se le dedica esfuerzo, no sirve de nada. Incluso a veces peco de ‘sobre estudiar’, aunque es verdad que si quisiera podría estudiar menos y sacar resultados favorables”.

Pero es algo que no hace. A Amelia le encanta estudiar desde que estaba en su colegio de la localidad de San Andrés, en Santa Cruz de Tenerife. Y le siguió encantando cuando comenzó sus estudios en el Hispano Británico, un centro “familiar, agradable y cercano” en el que se ha sentido como en casa todos estos años, y en el que ha recibido clases de profesores tan queridos para ella como Fabio, Rubén o Eva. “Ellos siempre me han impulsado y favorecido para que yo participara y mejorara en clase”.

De madre economista y padre auditor de cuentas, Amelia será la primera que esquive los números para convertirse médica en la familia, pero hasta que llegue ese momento e ingrese en el Grado en Medicina en la Universidad de La Laguna, tiene todo el verano por delante para disfrutar de la playa en San Andrés, estar con sus abuelos, salir de fiesta, ir a conciertos y retomar su rutina deportiva, en la que el boxeo ocupa una parte importante. “Entreno, pero no llego al combate físico; me gusta mucho porque implica coordinación y concentración, y te evade totalmente”.

Sergio, el chico de ciencias

Como su compañera de cole (Amelia), Sergio Domínguez Mangas supo desde cuarto curso de la ESO que lo suyo era la medicina cuando sintió la “fascinante” llamada del cuerpo humano, una

Sergio Domínguez

máquina perfecta de la que “quería saber todo”, su funcionamiento, sus engranajes, y cómo entenderlo para ayudar a mejorar la vida de las personas, un hecho que relegó su predilección por llegar a ser bombero o dedicarse a la aeronáutica.

Una vez tuvo clara su vocación, desplegó su máximo potencial como estudiante en el Colegio Hispano Británico, su cole de toda la vida, donde siempre se había sentido a gusto. “Al decidirme, me empecé a informar, y al ver que las notas de corte eran tan altas necesité dar lo mejor de mí, pero hasta mitad de segundo de Bachillerato no fue un objetivo en firme; hasta entonces, me esforzaba, estudiaba y sacaba buenas notas, pero sin centrarme en la EBAU”.

Aunque no hay asignatura que se le ponga por delante con la que esté a disgusto, confiesa sentirse bastante más cómodo con las de ciencias, sobre todo con la Química y Biología, en las que sacó un 10, como en todas las demás. Por eso sabe que va a estar bien en Medicina. “Supongo que al principio será duro, los primeros años son un cribado para ver quién quiere estudiar, pero espero que me guste. Sé que me gusta y confió en encontrarme bien estudiando”.

Y es que su próximo ingreso en este grado no hace más que perpetuar la tradición familiar. Sergio tiene un hermano y una hermana enfermeros, su padre es médico y su madre, también enfermera. Todos trabajan en el Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria, por lo que, contarles que quería dedicarse a la rama sanitaria, como ellos, se convirtió en la mejor noticia que podía darles, y toda una realidad una vez alcanzó la nota (13,88) que necesitaba para hacerlo.

“No me cogió de sorpresa. Me esperaba las pruebas así, estaban al nivel de los años anteriores. En los demás exámenes tampoco me encontré muchos sobresaltos”, algo normal cuando se está acostumbrado a mantener una rutina y una disciplina inquebrantable de estudio, a organizarse de tal manera que no se perdonaba dedicarle al menos tres horas diarias para llevar al día las asignaturas, con la excepción de los viernes, siempre libres de estudio.

Sergio no solo ha sido constante en el estudio, también lo es en sus aficiones, como la música, la lectura, o la natación, que tuvo que aparcar en segundo de Bachillerato para centrarse en sus estudios, pero que piensa retomar, sí o sí, el año que viene. “No creo que vuelva a la competición como antes, pero sí que me gustaría retomar los entrenamientos”.

Gabriel, el amante de la física

Gabriel Negrín

También el próximo año (2023/24) Gabriel Negrín Santos, alumno del IES Luis Diego Cuscoy, ingresará en la Universidad de La Laguna, pero no en Medicina. Él lo hará en el Grado en Física. Su 13,8 es más que suficiente si se tiene en cuenta que la nota de corte en el grado que ha elegido se sitúa en el 11,7. “Las ciencias y las matemáticas me han gustado desde primero de primaria, no así la Física, aunque tuve claro que quería hacer el grado hace ya varios años”.

La trayectoria de Gabriel es muy distinta a la de Amelia y Sergio. No le iba del todo bien en el primer curso de la ESO, ni en segundo, ni siquiera en tercero. Hasta ese momento no puede decirse que estudiara demasiado, pero la pandemia lo cambió todo, y cuando se inició el cuarto curso comenzó a esforzarse mucho más, a superarse cada día, sacar mejores notas. Y eso le gustó.

“Reconozco que en tercero de la ESO no tuve buenas notas, y eso que las clases online no eran tan exigentes como las presenciales, algo que me ayudó a saber que tenía que currármelo bastante más de lo que había hecho hasta entonces”. Ese cambio drástico en la forma de tomarse los estudios es lo que ha hecho posible que alcanzase un 10 en Bachillerato y que su nota en la prueba general de la EBAU sea un flamante 9,95.

Que saliera más que airoso de la EBAU no significa que considere que la prueba a la que tuvo que enfrentarse hace unos días fuese fácil, de hecho, todo lo contrario. “Comparada con las de otros años estuvo más complicada, sobre todo la prueba de Física y la de Matemáticas, que estuvo muy difícil. Yo saqué un 9,4 de puntuación y reconozco que fue la peor que me salió”.

A pesar de su inclinación por esta rama de la ciencia, lo de la Física, a Gabriel, no le viene de familia. Su madre trabaja en la administración pública (Ayuntamiento de Arona) y su padre en el sector de la hostelería, en el sur de la isla. Las notas de su hijo han sido toda una sorpresa y un orgullo. “Ellos están muy contentos porque no se lo esperaban, y tampoco que haya elegido Física, ya que nadie en mi familia ha optado por esta carrera; yo soy el primero”.

A la pregunta de cómo va a pasar el verano, Gabriel responde que “tranquilo”, jugando a videojuegos con amigos, preparándose las pruebas para el nivel C1 de inglés y buscando una residencia universitaria donde alojarse en su primer curso en la Universidad de La Laguna. Al vivir en el sur de Tenerife, la opción más sensata es estar lo más cerca posible de su facultad para centrarse en sus estudios. Y eso es lo que va a hacer.

Daniel, el actor que quiere ser abogado

Con la nota específica que obtuvo (13,85 sobre 14) Daniel Rodríguez, estudiante del IES Tegueste, podría entrar en los grados más exigentes, reservados solo a los mejores, como él. Y no es que

Daniel Rodríguez

Derecho, el grado que ha elegido, no sea una carrera exigente, aunque su nota de corte sea un 6,6. Pero este chico, al que se le dan tan bien tanto las ciencias como las humanidades, quiere probar suerte y descubrir por sí mismo cómo es eso de estudiar leyes, y si no le gusta o no le va bien, ya habrá tiempo de cambiar.

“Aunque me encantan la Física y las Matemáticas voy a hacer Derecho en la Universidad de La Laguna. El año pasado fundé la asociación de estudiantes en mi instituto y eso me dio la oportunidad de meterme en el mundo de la burocracia, del papeleo. Me he tenido que ver muchas leyes y decretos, y me he dado cuenta de que me gusta. No sé si me arrepentiré, pero me gustaría probar”, dice este hijo de físicos (su madre es astrofísica y su padre profesor de Matemáticas) y sobrino de una profesora de Matemáticas de la Universidad de La Laguna.

De hecho, su idea siempre fue dedicarse a la física porque le cautiva investigar cómo funciona el universo, pero también le apasionan las Matemáticas, la asignatura que mejor se le da, y sin necesidad de mucho esfuerzo. “A mí siempre me ha ido bien. Acabé la ESO con una de las mejores medias de mi promoción del instituto y en primaria también me fue bastante bien. La verdad es que nunca he necesitado estudiar tanto, ni tan disciplinadamente, y tampoco mucho tiempo”.

Hay que decir que Daniel es una de esas personas que sale más que airosa de todo lo que emprende: practica el judo desde que tenía cinco años, toca el piano también desde hace mucho tiempo y se dedica al teatro, otra de sus aficiones más queridas a las que no quiere renunciar por nada del mundo. “Actúo desde que era pequeño. Voy a clases de teatro en la Escuela de Actores de Canarias, donde hemos estado ensayando la obra Canción de cuna, de María Lejárraga” que representaron el pasado viernes en la sede tinerfeña del centro.

Con tantas aficiones, además del estudio, el tiempo del que no dispone en invierno lo quiere aprovechar este verano, pero no de una forma demasiado organizada, sino según vayan surgiendo los planes. Lo que sí es seguro es que además del pasarlo en Tegueste con sus amigos y seguir practicando sus aficiones, Daniel se irá de vacaciones con sus padres y su hermana pequeña a Les Cases Noves del Cal Pardo, el pueblo de su madre, un encantador núcleo rural, a 90 kilómetros de Barcelona, donde sus abuelos lo esperan con los brazos abiertos para darle la enhorabuena por su triunfo.

Siria González

Siria, la futura estadista

Los abuelos maternos de Siria María González Vicente −alumna del Colegio Luther King San Miguel− naturales de Zamora, son los que van tener que esperar un poco más para felicitar en persona a su nieta, ya que su 9,95 obtenido en la fase general de la EBAU le va a permitir ingresar en el Doble Grado Economía- Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid, motivo por el que quiere disfrutar del verano junto a su madre y su padre antes de marcharse a la capital de España para convertirse en universitaria.

Con su 13,82, para Siria no ha sido un problema conseguir plaza en esta carrera de cinco años en la que la nota de corte de la universidad madrileña se sitúa en un 13,10. “De momento estoy con la preinscripción, pero tenía claro que quería hacer esta combinación de grados porque me apasionan la historia, la política y las relaciones con otros países, y me gustaría mucho trabajar para el Estado, prepararme unas oposiciones con las que poder acceder a algún organismo público, como las instituciones de la Unión Europea”.

Y preparada para ser constante, disciplinada y alcanzar su meta sí que está. Desde muy pequeña ha sido su madre la encargada de instruirla para adquirir una disciplina de estudio, y por eso para ella ser persistente con sus hábitos a la hora de estudiar siempre ha sido algo de lo más normal. “No veo el estudio como algo pesado, me gusta estudiar y por eso no me molesta tanto. Además, en Secundaria fue a mejor porque me gustaba realmente lo que estudiaba”.

Pese a su buen ritmo y mejores notas, Siria acabó cuarto de la ESO un tanto indecisa y su madre, coordinadora de recursos humanos en una empresa hotelera, fue quien la ayudó y orientó hasta decidirse. “No me veía trabajando de científica o de ingeniera y por eso tiré por Ciencias Sociales”, una decisión que no le ha ido nada mal, y de la que se congratula no solo su familia, sino sus profesores del Luther, el cole en el que ha pasado toda su vida.

Allí, en este centro educativo situado en el sur de Tenerife, se interesaba por todo, desde los idiomas hasta las matemáticas, a las que consiguió amar gracias a Jorge, el ‘profe’ que logró que la asignatura que no era su fuerte le llegara a encantar, o a una de sus profesoras de lengua en la ESO, gracias a la que venció su timidez y adquirió la confianza necesaria para escribir la historia de una niña en medio de la Guerra Civil española.

“Si no hubiese sido por ellos no estaría en el Bachillerato de Ciencias Sociales”, dice Siria al tiempo que cuenta sus planes para el verano y comenta entusiasmada que uno de sus objetivos, además de dar lo mejor de sí misma en primero de carrera, es ir al Festival de Eurovisión 2024 con su madre. “Es cierto que estamos pensando en ir, nos encanta y apasiona Eurovisión”. Desde siempre ha aprendido que “para hacer algo bien hay que tener tiempo, no ir corriendo, y contar con una buena planificación”, la misma capacidad planificadora que la ha aupado junto a los mejores de la EBAU y la misma que, casi con total seguridad, la llevará rumbo a la cita eurovisiva de Suecia.

Gabinete de Comunicación


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